
Chipote Chillón y Bailar con la Más Fea
Por: Rolando J. Vivas
Se dicen muchas cosas sobre el avance del nuevo coronavirus, mucha información, datos importantes, muchos rumores y mentiras, el criterio en la manera en el cómo nos manejamos ante el enorme flujo de información es en extremo relevante hoy en día, las estrategias que varios países han tomado, algunos basados en datos, tecnología y disciplina, otros envueltos en la confusión, la ignorancia y la superstición, de ahí la gran variedad de resultados, unos muy buenos y otros terribles, lo cual resta impacto a las acciones globales para buscar la mejor solución con el fin de controlar la pandemia.
Los expertos en el tema, los que mejor han podido ayudar a sacar adelante a sus países durante ésta situación hacen especial énfasis en la puesta en práctica de la estrategia conocida como “el martillo y la danza”, tal y como la bautizó Tomás Pueyo (considerado como uno de los principales teóricos de la lucha contra el nuevo coronavirus), la idea, como el nombre lo describe, es dar un fuerte y duro (y breve) golpe de martillo a la curva de contagios desde un inicio, aquí hablamos de un estricto aislamiento, un confinamiento obligado sin excepciones, tentativamente de dos semanas, esto con el fin de romper la inercia y desacelerar la propagación en los inicios de la pandemia, quizá el período de mayor incertidumbre; El siguiente paso es denominado, la danza, que conlleva actividades posteriores al “martillazo”, en dónde medidas como la aplicación de pruebas, detección de fuentes potenciales de contagio y de sus contactos cercanos, reactivación sólo de actividades esenciales, posterior desconfinamiento gradual con especial atención al distanciamiento social y a los espacios públicos cerrados con mayor posible concentración de gente.
En México, la realidad es que el gobierno federal no tuvo la capacidad de coordinar de manera adecuada la respuesta, empezó tarde la reacción, la incapacidad política de lograr acuerdos entre el gobierno federal y los estados se puso de manifiesto, y la gran extensión territorial en nuestro país causó una asincronía tremenda (algo que obviamente no se vio en Europa por la dimensión territorial de los países) que al día de hoy nos sigue pesando, dejándonos en un perpetuo estado de confusión y alerta, no tuvimos ese golpe de martillo, sino una versión repleta de fallas y pésimas ejecuciones sin disciplina, la danza será sólo salir a las calles en el peor momento y esperar que nada pase, porque no se instruyó a la gente para tener la disciplina y el cuidado para afrontar el desconfinamiento, así nos quedamos, más que con un martillo, con un “chipote chillón” cómo el del Chapulín Colorado, superhéroe satírico repleto de defectos y cuyo triunfo depende más del azar, mientras que para la danza, continuando dentro del universo de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, podríamos hablar más de una “chiripiorca”, o lo que equivaldría prácticamente a que nos tocará “bailar con la más fea”, es así como se vislumbra hoy en día el panorama y cómo una cadena de desaciertos, falta de rigor, falta de recopilación y uso de datos, y un desdén hacia la ciencia y la tecnología nos mantienen en un muy largo estado de emergencia, sin una salida real a vista próxima y con la posibilidad de que la primer ola se junte con una posible segunda, lo cual resultaría más trágico aún, y con mayores consecuencias profundas para la economía, la cual tendría un plazo de recuperación más largo.