
Jane´s Addiction, Nothing´s Shocking, 1988
Por: Rolando J. Vivas
A finales e los 80s y principios de los 90s, sólo había dos rutas, el hard rock filoso de los Guns n Roses que acababan de editar el mayúsculo Appetite For Destruction (disco a mi punto de vista más revolucionario que el Nevermind de Nirvana), o el delirante, colorido e iconoclasta rock de los Jane´s Addiction, curiosamente ambas bandas procedían de California, y ambas bandas amalgamaban una serie de aparentemente incongruentes influencias, en el caso de los GnR, el punk, el metal y el blues, en el caso de los JA, el metal, el punk, el funk y la psicodelia, por supuesto que los GnR fueron súper famosos y populares en aquella época, los JA no tanto, aunque consiguieron posicionarse a la cabeza de la impresionante escena local de la que formaban parte, junto a bandas como los Red Hot Chilli Peppers, los Fishbone y los Faith No More, los cuales más adelante seguían el sendero iniciado por los JA, con la banda abriendo paso a una escena “alternativa” a lo largo de todo el país, con bandas como Ministry, los Pixies, los Sonic Youth y los Soundgarden, que encontrarían éxito gracias a las andanzas pioneras de los JA.
Los primeros años de la banda les generaría una reputación enorme en los círculos underground gracias a esa extraña mezcla de sonidos que caracterizaba a la banda, el funk de grupos como los Funkadelic, la psicodelia de los Grateful Dead, el punk caótico de los Germs, el heavy metal de los Led Zeppelin, el rock gótico de los The Cure, la música dub de Lee Perry, el prog rock de unos Yes, y los sonidos experimentales post punk de los PIL se convertirían en una explosivo coctel que sería imposible ignorar y que empezaría a tomar forma ya en el estudio cuando la banda empezó a grabar el clásico Nothing´s Shocking, que vería la luz en agosto de 1988.
Resulta llamativo que los JA se encargarían de introducir un elemento de heavy metal a la llamada escena alternativa, a través de los monumentales riffs de guitarra de Dave Navarro, apreciables al inicio de Up The Beach, tema que combinaría la majestuosidad mística de la banda de Plant y Page, junto a los pasajes oscuros de la banda de Robert Smith, introduciendo toda una dinámica innovadora en temas como Ocean Size, en las que es posible apreciar el lado estridente y psicodélico de la guitarra de Navarro y la impresionante técnica en las percusiones de Stephen Perkins, quienes sin duda aportarían fuertemente para la solidez, versatilidad y garra el tema.
El vocalista Perry Farrell poco a poco empezaría situarse como protagonista para el tema Had a Dad, como una especie de cruza entre Robert Plant Jon Anderson de los Yes, mientras que Perkins nuevamente hace uso de su técnica casi tribal en la batería y Navarro revela su esquizoide estilo de guitarra, yendo de riffs de heavy metal a ritmos funks, aderezados con efectos del pedal wah, todo un espectáculo que dotaría al tema de un colorido inusual que inesperadamente empataba con el espíritu revolucionario de la banda, que rompía con todo tipo de moldes musicales de la época.
Perkins y el bajista Eric Avery se encargarían de iniciarnos en el camino oscuro e Ted, Just Admit It…, tema que bien pudiera ser descendiente de las grabaciones post punk de los PIL de John Lydon en los 70s, con elementos resonantes de la música dub, y los efectos sorpresivos de la guitarra de Navarro, mientras que para Standing in the Shower…Thinking, la banda abraza el funk con una devoción digna de los mismísimos Red Hot Chilli Peppers, en un giro radical, para lograr uno de los temas más memorables del disco, en dónde la genialidad en la guitarra de Navarro se pone de manifiesto por completo, al tiempo que Perkins y Avery suenan demoledores.
Temas como Summertime Rolls se encargan de agregar a la ya de por si impresionante mezcla, elementos de rock progresivo, que en ocasiones se entrecruza con la psicodelia, regresando al heavy metal más estridente con Mountain Song, que gracias a la frágil voz de Farrell, y la brutal batería de Perkins, por momentos permiten entrever demasiados elementos de la legendaria banda del “zepelín de plomo”, para nuevamente en Idiot Rules regresar al mundo del desquiciado funk, y después entregarnos una de las primeras verdaderas joyas de la banda en la forma de la legendaria Jane Says, sin duda el tema central del disco, en dónde Farrell alcanza a mostrar parte de la genialidad que le desbordaría más adelante, para cerrar con Pigs in Zen, que definiría de forma absoluta a la banda y pondría de manifiesto a ya bien formada identidad de una de las bandas más bizarras y ambiciosas de su época, a punto de dar el gran salto al estrellato con su siguiente grabación.