El Insoportable Peso de Ser Nicolas Cage
Por: Rolando J. Vivas
En ocasiones llegué a poner Metallica o Slayer, incluso Napalm Death, y la gente lejos de molestarse, se reía un poco, paraban un momento para tratar de encontrarle sentido a la música, e incluso, se mostraban simpáticos haciendo un poco de “headbanging”, como diciendo si intensamente al pasar, mucha gente aunque no le agrade el heavy metal, se emociona o se pone a “tono” en los gimnasios, no es muy extraño, pero encontré realmente curioso que cuando ponía free jazz, la música de Ornette Coleman, Albert Ayler, Eric Dolphy o John Coltrane, la gente se incomodaba, se molestaba e incluso se ponían agresivos, y en cierta forma lo entiendo, incluso el heavy metal más extremo tiene cierta lógica, algo seguro, algo con lo que la gente se puede relacionar, el free jazz es como el fuego, energía pura, no la puedes contender o atrapar o darle la forma que tú quieres, de ahí que resulte extraordinaria la afirmación del legendario director de cine David Lynch, sobre el actor Nicolas Cage (a quien dirigió en Wild At Heart), en el que lo describe como “el jazzista libre de los actores”, basta con ver una de las recientes películas de Cage, bajo las órdenes del osado y brillante (y oscuro) director Larry Charles, llamada Army of One, en la que Cage se “desborda” en la pantalla como un hombre que sufre alucinaciones y habla con Dios Interpretado por Russell Brand (!!!), el cual le da la indicación de ir a la región montañosa de Pakistán y capturar a Osama Bin Laden, claro, podría resultar para muchos de entrada una propuesta estúpida, la realidad, es que la historia es verídica, y a actuación, para muchos posiblemente exagerada, de Cage, es memorable en todo momento, sin caer el intento barato de crear un personaje entrañable.
Nicolas Cage posee un premio Oscar por su interpretación de un alcohólico en Leaving Las Vegas, no precisamente su mejor actuación, pero si esa en la que se busca crear un personaje que “conecte” con el público, también posee películas extravagantes como Vampire´s Kiss, que son necesario verlas para creerlas, o fallidos filmes con grandes directores como Snake Eyes con Brian de Palma, Bringing Out the Dead con Martin Scorcese, Adaptation con Spike Jonze, Bad Liutenant con el extraordinario Werner Herzog o Mandy con Panos Cosmatos, todas ellas con actuaciones sobresalientes, casi legendarias, que serían la envidia de todo actor de respeto, aunque de resultados pobres en taquilla, a eso tendríamos que sumarle toda una larga serie de películas realmente mediocres (además de cuestionables películas de acción, eso sí, muy taquilleras y populares) mediante las cuales Cage ha hecho una fortuna que le ha permitido darse todo tipo de lujos y caer en todo tipo de excesos, como la compra de cientos de comics valuados en miles de dólares y la compra de casas supuestamente embrujadas, películas que en las redes sociales se han agrupado incluso como todo un género, “Películas Nicolas Cage”, aburridas, predecibles, sombrías y de bajo presupuesto.
Poseedor de curiosas obsesiones, como la ya mencionada compra de supuestas casas embrujadas por todos los EEUU, actividad que en ocasiones lo ha llevado a la quiebra, además de los matrimonios exprés (su récord personal, el anulado en sólo 4 días), con duración de un par de días, Cage ha llevado continuamente su carrera precisamente hacia una de éstas obsesiones, los comics, no es secreto que su nombre artístico (su apellido), lo tomara del personaje de Marvel, Luke Cage, alias Power Man, para evitar que lo relacionen con su famoso tío, el director Francis Ford Coppola, tampoco que en algún momento fue dueño del famoso número 1 de Action Comics (de 1939), comic con el debut de Superman, a quien siempre quiso interpretar en las pantallas pero no pudo, tal vez la razón, como consuelo, de llamar a uno de sus hijos Kal-El, el nombre “kriptoniano” de nacimiento de Superman, su intensa participación al prestar su voz personajes de comics para la televisión e incluso el lanzamiento de comics junto a uno de sus hijos, ¡Ah! y claro, su papel como Johnny Blaze en la serie de películas del personaje Ghost Rider, uno más salido de la Marvel.
Cage es poseedor de un estilo propio, innovador y sumamente creativo e incluso osado de actuar (con obvia influencia del llamado “Método”, pero llevado al extremo, eso sí), opacado tal vez por su afinidad prolífica a filmar películas de forma compulsiva, muchas de ellas insulsas, odiado por muchos, pero respetado por grandes directores y actores, como el ya mencionado Lynch, Sean Penn o Werner Herzog (mi favorito), quienes ponen sin dudar el nombre de Cage como el del gran heredero al título de “mejor actor de todos los tiempos”, junto a Marlon Brando, esto al grado de que su vida personal se convierte tal vez, en uno de sus roles más extravagantes, mucho más que sus roles en pantalla, mostrándose listo para estrenar The Unbearable Weight of Massive Talent, una película en la cual Cage interpretará a “Nicolas Cage tratando de conseguir un rol protagónico en una película del director Quentin Tarantino”, por lo que el actor pondrá nuevamente en práctica su estilo poco convencional, disruptivo e incluso experimental de actuar una vez más, gustando a unos y haciéndose odiar por muchos otros que no lo entenderán, para mí, Cage es Free Jazz puro en la pantalla.