
Las Mujeres e Internet Contra Lukashenko
Por: Rolando J. Vivas
Lukashenko no quería ser presidente de Bielorrusia, Lukashenko apoyaba fuertemente la conservación de la Unión Soviética, y fue el único diputado por Bielorrusia en votar en el Soviet Supremo, contra la disolución de la extinta URSS; lograda la independencia en 1991, Lukashenko pasaría de ser director de una granja colectiva, a candidato a la presidencia del país en 1994, ganando las elecciones, bastante reñidas en aquel entonces y que Lukashenko ganó, explotando una retórica populista y nostálgica que se oponía a occidente y que prometía recuperar para Bielorrusia parte de la “vieja gloria imperial soviética”, con Lukashenko en el poder, se inició un viaje de regreso al pasado para Bielorrusia, se fortaleció la centralización de la economía y el país se convirtió en un gran aliado de la Rusia de Putin, con Lukashenko prácticamente alienándose a las instrucciones provenientes del Kremlin por los siguientes 26 años, convirtiendo a Bielorrusia en una dictadura y Lukashenko asumiendo el rol de “el último dictador europeo”, claro, Lukashenko nunca admitiría su rol de dictador, convocaría elecciones controladas y vigiladas por el estado, en las que si un opositor representaba una amenaza seria, era encarcelado e imposibilitado por ley para participar en los comicios, los que se llevaban a cabo con candidatos poco conocidos o afines a Lukashenko, lo que permitió al dictador ganar con porcentajes supriores al 80% de los votos.
Lukashenko pudo mantener su poder de forma estable mientras se alineó a la Rusia resplandeciente de la época de los BRICS, en que el auge de consumo de materias primas por parte de China, y el alza en los precios del petróleo y otros minerales, le permitieron beneficiarse de su relación parasitaria con Rusia, los problemas vivieron con la ralentización de China, caídas de precio en el petróleo y las sanciones comerciales europeas impuestas a las políticas expansionistas de Putin, lo que empezó a estancar la economía Bielorrusa y a despertar la molestia en la sociedad, que comenzó a ver a Lukashenko como un obstáculo para el desarrollo económico y a la Rusia de Putin como una amenaza a las pocas libertades civiles aún existentes, al igual que en Rusia, sería la pandemia del Covid, la que desnudaría aún más las deficiencias del estado Bielorruso, que ignoraría la crisis sanitaria primero, y después al reaccionar tarde se vería rebasado, y detonaría aún más descontento social, y alentaría a la gente a salir a las calles a protestar de forma cada vez más recurrente y cuantiosa, sería Internet, una de las herramientas usadas por la oposición, con un Sergei Tikhanovsky, Youtuber que usaría las redes sociales para publicar entrevistas a los ciudadanos y denunciar la inconformidad de la sociedad Bielorrusa con el régimen, Tikhanovsky se convertiría en una popular figura, alentado por el pueblo para contender en los comicios y rápidamente arrestado por el estado durante una protesta.
El gesto autoritario de Lukashenko en contra de Tikhanovsky tendría un curioso revés, con el Youtuber incapacitado por ley para contender, y siendo sustituido por la esposa de éste, Svetlana Tikhanovskaya, una maestra de 37 años, quien sería vista por la sociedad civil como una bienvenida ruptura contra la política tradicional (encabezada por Lukashenko y su desprecio por las mujeres dentro de la política nacional) y muy apoyada al registrarse como candidato independiente a la presidencia, tanto que otras fracciones de la oposición rápidamente se sumarían a su campaña, convirtiéndose en una colosal contendiente y amenaza para Lukashenko, quien no dudó en usar el poder del estado para intentar arrestar a Svetlana, para aparecer desafiante el día de las elecciones en las casillas de votación, prometiendo que una vez obtenida la victoria liberaría a los presos políticos.
Tras las elecciones efectuadas el 9 de agosto, Lukashenko se declaró ganador de inmediato, con un, en sus palabras, “abrumador” triunfo con más del 80% de los votos (la que parece la cifra favorita de Lukashenko), lo que rápidamente protestas en las calles de Minsk, capital de Bielorrusia, con arrestos de casi 6,000 ciudadanos por parte de las autoridades, que se suman a los casi 100 activistas políticos arrestados en lo que va del año, lo que ha ensombrecido las elecciones y reafirmado el estatus de Bielorrusia como un régimen autoritario y antidemocrático, que reprime fuertemente la disidencia y que “escenifica” elecciones totalmente controladas por el estado, que convierte en blancos de amenazas a los candidatos que cuentan con apoyo popular, como Svetlana Tikhanovskaya, que dejaría el país tras las elecciones, luego de ser buscada por las autoridades para detenerla además de ser amenazada de perder a sus hijos para ser puestos en un orfanato de estado.
Internet y las mujeres han conseguido revitalizar a la oposición en Bielorrusia, convirtiéndose en una amenaza para el régimen totalitario, al grado de que varias plataformas digitales como Twitter han sido bloqueadas en el país, al tiempo que Lukahsenko advierte que “no es el momento para una mujer en la presidencia”, aunque parece que el tiempo para que Lukashenko sea depuesto y deje de ser “el último dictador europeo”, se está acercando, y el tiempo avanza sin dar tregua al tiempo que varias naciones europeas preparan sanciones para castigar las opacas elecciones en Bielorrusia, y otros dictadores como Nicolás Maduro en Venezuela, aplauden el triunfo de Alexander Lukashenko.