Radicalmente Diferente
Por: Rolando J. Vivas
Habíamos contratado a muchas personas para aquella pequeña empresa de apenas 150 empleados, sin embargo, pocos habían permanecido más de 6 meses, la rotación era muy alta, la moral de los empleados era baja, ya que veían ir y venir empleados constantemente, y el costo de reclutar, contra la corta permanecía de los empleados se estaba volviendo un problema fuerte en lo financiero, cuando revisé los perfiles de lo que se estaba pidiendo en cada una de las vacantes, me percaté que casi todos tenían requisitos muy especializados para el puesto, prácticamente se requería un experto con muchos años de experiencia y con estudios de posgrado de ser preferible, la empresa era pequeña y el sueldo de cada vacante no correspondía al nivel de especialización que solicitaba la vacante, anteriormente en algunas empresas, me había sorprendido que solicitarán ingenieros para un puesto de operario en almacén, pero así estaba especificada la descripción del puesto, en otra empresa, el gerente de recursos humanos había sido muy sincero conmigo: “Dirección me pide ingenieros para el almacén, pero el tabulador de sueldos no me permite pagarlos, así que contrato lo que puedo pagar, y no ingenieros”.
La primera vez que contraté gente, hace ya más de 20 años, los primeros dos empleados que contraté, se fueron en menos de un mes, sentí que era pésimo en esto, pero el tiempo y la experiencia te van enseñando, en mi experiencia contratando gente para aquella pequeña empresa, me di cuenta de que se podía encontrar y atraer gente con el perfil solicitado, pero por lo general eran candidatos que veían la vacante como algo temporal a muy corto plazo, ya que el sueldo no le resultaba atractivo, tomaba el puesto por el momento, seguía buscando empleo acorde al sueldo que deseaba y en unos meses nos presentaba la renuncia, otras veces tomaban el puesto y el rendimiento era muy malo, ya que el sueldo no era un motivador suficiente, varias veces incluso, al momento de la firma del contrato, el candidato se negaba y rechazaba el empleo ahí mismo alegando que lo había pensado mejor, lo cual además de la perdida de dinero que se había invertido en el reclutamiento, implicaba una pérdida de tiempo y de otros candidatos que pudieran acepar el puesto.
Lo más grave, resultaba ser cuando ingresaba al puesto y no rendían, era gente muy preparada, pero no encontraban el nivel de cultura empresarial al que estaban acostumbrados, los procesos de inducción y capacitación eran insuficientes, las descripciones de puestos y definición de responsabilidades no eran claras, al final la persona terminaba los tres meses de prueba que acordábamos, sin adaptarse o desarrollarse al puesto y éramos nosotros mismos los que teníamos que rechazar al candidato, algo se estaba haciendo mal, y el efecto estaba causando merma en la moral y en el clima laboral de la empresa, “vienen muchos y nadie se queda”, ¿Qué pasa con la empresa?
Se usa mucho esa frase de “No esperes resultados diferentes haciendo las cosas de la misma manera”, pero muy pocos la aplican en realidad, muchos prefieren seguir haciendo las cosas igual meramente por comodidad, otros ni siquiera alcanzan a percibir que lo que están haciendo no funciona, buscan culpables, los candidatos, el mercado laboral, las universidades, “los millenials”, etcétera, decidí hacer las cosas realmente diferentes, e incluso, hacerlo de manera contraria a como era el proceso de la empresa en aquel entonces, claro que encontré una resistencia brutal por parte de la dirección, “¿Cómo vas a contratar alguien con tan poca experiencia?”, “¿Cómo que lo vas a capacitar todo un mes sin pedirle resultados?”, “¿Cómo que lo vas a tener aprendiendo nada más el primer mes?”, Sólo recuerdo una empresa, hace más de 20 años, en la que entré a trabajar, me enviaron a una especie de escuela, con aulas, pizarrón y bancos, y me enseñaron de forma muy paciente a usar los módulos del sistema para el puesto al que iba, incluso te ponían exámenes prácticos, en todas las demás empresas que estuve, literalmente te “arrojaban al ruedo, sin decir agua va”, “Ahí está tu escritorio y tu computadora y ponte a trabajar, queremos resultados en una semana”, y claro, algunos aprendimos rápido y nos adaptamos, muchos no, recuerdo mi llegada a una empresa líder a nivel nacional, “Aquí están las llaves de tu oficina”, esa fue mi “inducción y capacitación”.
Bajé los requisitos de contratación, asumí el riesgo, di mayor importancia a la actitud del candidato y en su capacidad de adaptación, en las entrevistas les presentaba escenarios complejos y observaba quien, a pesar de sus limitantes mostraba ganas y deseos de hacer las cosas y sobreponerse a los retos, denotaban una confianza singular en poder aprender y resolverlas cosas, como se suele decir “tenían ganas”, sobre todo gente muy convencida que decía las palabras mágicas, “yo puedo hacerlo”, era gente que por sus perfiles, tenían poca experiencia, sus estudios eran básicos, además, no habían tenido sueldos muy altos, por lo que el sueldo ofrecido por la empresa, resultaba realmente atractivo y al contratarlos se convertía en uno de los grandes motivantes, de ésta forma, haciendo las cosas diferentes, empezábamos a obtener resultados realmente diferentes.
Lo siguiente fue el proceso de inducción y capacitación, que considero clave para que el nuevo empleado se integre y se sienta con herramientas suficientes para su función específica, que conociera el sistema que usamos, los procesos, su rol diario, sus indicadores, y sobre todo qué domine esas variables antes de siquiera pensar en empezarle a asignar actividades y pedirle resultados, me enfoque a darles todo un mes de capacitación, a que aprendieran bien cada uno de los módulos del sistema que usarían, que practicaran una y otra vez, hasta que los dominaran, después los acercaba con uno de los ejecutivos del departamento y les pedía estuvieran un tiempo con ellos, solamente observando, días después que empezarán a apoyar a esas personas con algunas capturas en sistema, y prácticamente al mes, la persona ya estaba lista para asumir plenamente su responsabilidad de una forma ordenada y exitosa, los resultados eran asombrosos, la sensibilidad y paciencia que habíamos aplicado al proceso empezó a rendir frutos.
Puedo comentar que vi pasar a muchos buenos candidatos y renunciar o no ser aceptados tras sus tres meses de prueba, sin embargo, después de los cambios realizados, los candidatos llegaban motivados por un suelo que para ellos era mejor, llegaban bien capacitados, y ya deseosos por empezar a ejecutar sus actividades, deseosos de hacer una larga carrera en la empresa, tiempo después, por casualidad leería en Internet sobre el sistema educativo en Japón, ciudad a la vanguardia en esos temas, a los niños japoneses no se les realizaba ningún examen hasta llegar a 4to grado, la razón era que la meta de los primeros años de enseñanza es establecer métodos de estudio, crear hábitos y formar carácter, ya después se podía evaluar, de ésta forma, los japoneses se enfocaban primero en los hábitos y en el carácter y después en los conocimientos, algo no muy diferente de lo que estábamos haciendo ahora para encontrar mejores empleados.