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Robert Wyatt, Rock Bottom, 1974

Por: Rolando J. Vivas

Hay un término inglés conocido como “rock bottom”, el cual podríamos traducir como “fondo rocoso” se utiliza para la dramática expresión “tocar fondo”, en inglés se dice “to hit rock bottom”, en aquel momento, “rock bottom” debió ser una expresión que simbolizaba en más de un sentido el estado en que se hallaba el músico inglés Robert Wyatt en el año de 1974.

Wyatt había sido un niño prodigio, rodeado por un ambiente centrado en las artes, que había permitido a Wyatt dominar varios instrumentos y convertirse en un vocalista extraordinario, para los 60s, Wyatt ya era reconocido en la famosa escena musical de Canterbury, era baterista y vocalista en la excelente banda de rock progresivo Soft Machine, con quienes había hecho giras junto a Jimi Hendrix, había creado otra banda llamada Matching Mole, mucho más orientada al jazz, y había ya grabado un disco solista, para el cual Wyatt se encontraba buscando músicos para formar su banda de acompañamiento e iniciar giras.

Durante una alocada fiesta (con todo los excesos de drogas y alcohol de los 60s), Wyatt, intoxicado cayó por una ventana desde un cuarto piso, el resultado había sido la parálisis total de la cintura hacia abajo, Wyatt había “tocado fondo” (o había golpeado el fondo rocoso, literalmente), la parte baja de su cuerpo era una “roca inerte, y aunque sus amigos, incluidos músicos de Pink Floyd y The Who, habían apoyado recabando fondos para sus tratamientos, mediante conciertos a beneficio, parecía que todo estaba acabado en la carrera de la joven gran promesa musical.

Wyatt más tarde afirmaría que aunque parapléjico, su vida se había salvado gracias al accidente, había tocado fondo y había decidido así superar el alcoholismo que le costaría la vida a muchos de sus amigos, como Keith Moon de los Who, Wyatt estaba convencido que su alcoholismo previo al accidente lo hubiera llevado a la muerte pronto, de ésta forma, destruido en más de un sentido, Wyatt no vio más dirección hacia dónde ir, más que ascendente, y se concentró, aún en el hospital, en la forma en la que podría retomar su carrera, como reinventarse como músico y cuál sería la dirección musical que tomaría para un posible nuevo disco solista.

Apoyado por Nick Mason (resulta increíble que Mason produciría éste Rock Bottom en el 74, y 3 años después produciría el Music For Pleasure de los pioneros del punk The Damned, luego de que Syd Barrett no aceptara la tarea) de los Pink Floyd en la producción, Wyatt abordaría su segundo disco solista, que más parecería un despegue real de su carrera, atrás quedaría la destreza de Wyatt en la batería, imposibilitado de regresar a tocarla, Wyatt se enfocaría en sus demás talentos, el vocal y el instrumental, adoptando a los teclados como su nuevo instrumento de acompañamiento, desarrollando un sonido completamente innovador y derrochando creatividad al por mayor..

Rock Bottom es un disco increíble para la época, Art Rock en su máxima expresión, brutalmente personal e innovador, gracias a las colaboraciones de gente cercana a Wyatt, el guitarrista Mike Oldfield, el saxofonista Gary Windo, totalmente increíble en varios temas, los músicos Ivory Cutler, Fred Frith y Hugh Hopper, el disco parecería algo así como una película de David Lynch convertida en sonido puro, con partes oníricas, en ocasiones tremendamente abstractas, conjugando el dolor personal de Wyatt por su accidente, con pensamientos sobre el amor, en referencia a su matrimonio con la pintora Alfreda Benge, con quien se casaría el día de la publicación del disco.

A pesar de lo extraña que resultaría la nueva música de Wyatt, Rock Bottom sería bien recibido por el público, convirtiéndose en uno de los discos definitivos del rock progresivo de los 70s, y una clara base para los experimentos sonoros de notorios grupos “alternativos” de los 90s, no es muy difícil identificar la influencia de Wyatt en discos como el Kid A de los Radiohead, tanto en los arreglos vocales de Thom Yorke, como en la música de la banda en general.

Rock Bottom fue un disco que escuché mucho durante mi adolescencia, en la época en que escuchaba mucho a los Pink Floyd y a los Genesis, me encantaba escuchar a bandas como los Gong y los Soft Machine, y eso obviamente me llevó a Wyatt, cuyos discos posteriores serían auténticas joyas, no sé si de rock progresivo, o ya como parte de un género en sí mismo, en el que Wyatt convertiría su voz en un instrumento fenomenal, y sus discos en un universo propio, en el que cuando nos asomábamos éramos absorbidos sin remedio, para experimentar una sensibilidad muy peculiar, parte nostálgica, parte en sueño, pero increíblemente creativa e innovadora, invitada precisamente luego de tocar fondo.

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