
Una Posible Demostración de Fuerza Contra el Kremlin
Por: Rolando J. Vivas
El gran mérito del activista ruso Alexei Navalny es que se ha mantenido por años como la “gran piedra en el zapato” para el neo zar ruso Vladímir Putin y su avance hacia la consolidación de una dictadura, opositores al gobierno de Putin han ido y venido, algunos han huido a otros países tras el duro acoso, otros han muerto en extrañas circunstancias aún no aclaradas, una cosa es cierta, oponerse al autoritarismo de la administración Putin es casi una condena de muerte, algo para no tomarse a la ligera, sin embargo Navalny se ha mantenido firme año tras año, en las calles y en Internet, convirtiéndose en el principal rival del “putinismo” y en su principal denunciante en casos de abuso de autoridad y corrupción.
Hoy Navalny se encuentra en estado de coma en un hospital en Alemania, hace un par de semanas, Navalny se encontraba en una la región de Siberia, apoyando a la oposición local, que ha dado ya fuertes golpes electorales al oficialismo, durante su vuelo de regreso a Moscú, Navalny experimentó fuertes dolores estomacales, derivados de haber ingerido un té durante su estancia en el aeropuerto antes de subir al avión, luego de una maniobra de emergencia, el avión regresó al lugar de despegue y Navalny fue rápidamente bajado del avión, y trasladado en ambulancia para ser ingresado a un hospital acompañado de sus colaboradores.
El envenenamiento es una vieja tradición rusa, podemos rastrearla hasta la época de los zares y la historia de cómo trataron de deshacerse de Rasputín, es una práctica oscura pero parte de la cultura autoritaria en éste país, perfeccionada hasta nuestros tiempos con sustancias más sofisticadas como agentes radiactivos u otros que atacan el sistema nervioso, administrado en todo tipo de maneras ingeniosas como la inyección, el contacto y obviamente mediante bebidas, por lo que la sospecha de juego sucio ante el malestar poco común de Navalny no se hizo esperar, de inmediato los colaboradores de Navalny buscaron la manera de sacarlo del país, los doctores rusos se negaron, alegando la gravedad del estado del activista, aunque finalmente éste pudo ser llevado a un hospital en Alemania, en dónde continúa en coma, aunque mejorando.
Angela Merkel, canciller alemana y una de las figuras referentes de la Unión Europea más importantes, conoce perfectamente lo que implica tratar con los rusos, para quienes la fuerza es el principal elemento para manifestarse, Merkel es probablemente la líder europea con mayor experiencia en éstos asuntos, ya que tanto Rusia como Alemania son socios en muchos proyectos en la región, principalmente en lo que corresponde a energía, Merkel y Putin son socios, más no cómplices, así lo ha demostrado la canciller, quien ha hecho un enérgico llamado a esclarecer el caso Navalny que apunta claramente a un envenenamiento intencional con el fin de acabar con la vida del opositor.
Para Merkel, éste es un llamado a la transparencia y a la confianza hacia su complicado socio, antes de lanzar acusaciones sin fundamento, es un llamado al gobierno ruso para aclarar el desagradable evento y establecer, si está a favor de la verdad y el juego limpio, de investigar y remitir a la justicia a quien resulte responsable, esto con el fin de no quebrantar la labor de líderes como Merkel, que buscan establecer lazos de confianza con la Rusia de Putin, los cuales se han ido desquebrajando en las últimas semanas, luego de los resultados electorales en Bielorrusia, la protesta social, el encarcelamiento de presos políticos y el apoyo abierto de Putin hacia el líder dictatorial de Bielorrusia, Alexander Lukashenko.
Los elementos de la investigación arrojan que Navalny fue envenenado y establecen una clara relación con el también envenenamiento de una familia de desertores rusos en el Reino Unido, víctimas del agente nervioso conocido como Novichok hace dos años, y de no obtenerse una clara respuesta y señales de cooperación por parte de Moscú, una nueva serie de sanciones comerciales podrían establecerse por parte de la Unión Europea contra Rusia, a forma de muro que empieza a tomar altura entre éstos dos bloques, algo que de forma natural podría mover a la Unión Europea, nuevamente hacia la esfera de influencia de los EEUU, a pesar el insufrible Donald Trump.
La respuesta contundente por parte de la Unión Europea en caso de no tener la cooperación del Kremlin, podría traducirse en la cancelación definitiva de los acuerdos de compra de gas a Rusia mediante el gasoducto Nord Stream 2, con el que se pretendía duplicar el abastecimiento de gas ruso a Europa, sin duda la cancelación de la compra sería un golpe duro para la economía rusa dependiente principalmente de la venta de sus recursos energéticos, una medida de fuerza extrema por parte de Alemania, que tal vez sería el único tipo de sanciones que el régimen autoritario de Moscú parecería entender, irónicamente, ésta sería una situación que pondría en un predicamento a Donald Trump, presidente de los EEUU, ya que a pesar de su innegable afinidad con Putin, le presenta la oportunidad a los EEUU de posicionarse como fuertes proveedores de gas para la UE.