El Sublime y Desconocido Arte de Delegar

Por: Rolando J. Vivas

Pocos conocen realmente la diferencia entre delegar y remitir, y si consideramos que muchos tenemos ocasionalmente gente a nuestro cargo, conocer la diferencia es fundamental, delegar implica que estamos asignando una responsabilidad nueva a uno de nuestros colaboradores, una vez que le hayamos explicado bien en que consiste y nos aseguramos que la persona está bien informada y capacitada para realizarla, y a su vez implica que estaremos al pendiente supervisando tal responsabilidad para su buena ejecución y resultado, remitir implica que un requerimiento que nos han realizado erróneamente, la re asignamos de la forma adecuada a la persona que le corresponde resolverlo, de ésta forma, como líder de un equipo, yo remito un requerimiento que me han hecho, a la persona de mi equipo (o de otro equipo) encargada de ejecutarlo, asegurándome de informar a quien me hace el requerimiento y a quien se lo estoy rea asignando, de forma adecuada, delegar no es deshacerme de mi responsabilidad, es compartirla y apoyarme en alguien más para realizarla, asegurándome de que la persona pueda hacerlo igual o mejor que yo, remitir no es decir “esto no me corresponde y ya”, remitir implica asegurarme que la persona que hizo el requerimiento y a quien le corresponde realmente estén informadas de esto.

Remitir es meramente un tema de aclarar, informar y reasignar, delegar es algo totalmente distinto, implica no evadir la responsabilidad y confiar en alguien de nuestro equipo para apoyarnos con la tarea, para esto requerimos como líderes, encontrar a la persona indicada, informarlo a detalle de la tarea y del resultado esperado, además de capacitar de forma óptima a la persona para llevar a cabo la tarea, esto permite al líder del equipo resolver más requerimientos apoyándose en su equipo, y a su vez permite  los miembros del equipo adquirir mayor responsabilidad, adquirir nuevas habilidades y la oportunidad de seguir creciendo profesionalmente, un líder sabe desapegarse de la operación adquiriendo una mejor visión, a la vez que sabe empoderar a la gente para que ellos mismos puedan adquirir nuevas responsabilidades, tomar decisiones y lograr crecer profesionalmente, la diferencia con un gerente obsesionado con el control, que no sabe delegar, que no permite a su gente crecer y que termina perdido en los detales y la inacción, además de destruir la iniciativa de su equipo y la oportunidad de ayudarlos a madurar.

La confianza es la antítesis de “gerenciar”, “microgerenciar” y “nanogerenciar”, y permite el empoderamiento, crecimiento y madurez de los equipos, además de que consigue un mayor involucramiento por parte de éstos y la posibilidad de un líder de equipo de asumir mayores responsabilidades y ejercer mayor influencia dentro de la organización, resulta sorprendente escuchar a un personaje como Elon Musk, fundador y director de empresas como PayPal, Tesla, SpaceX y Neuralink (y a tercer persona más rica del mundo), algunas de las empresas más innovadoras y disruptivas de nuestros tiempos, admitiendo su incapacidad para delegar, cayendo en los peores vicios del “nanogerente” que lejos de habilitar a su equipo, los hace un lado inmiscuyéndose de forma obsesiva hasta el último detalle de la operación.

A pesar del éxito descomunal de las empresas de Musk, es importante señalar el fallo de Musk que podría afectar el futuro de sus empresas, no podemos negar las exitosas suscepciones en empresas como Apple, Microsft y Google, en los que los mandos superiores han pasado de una persona a otra permitiendo la trascendencia y supervivencia de éstas cerrando y abriendo ciclos, mientras que en Tesla o SpaceX, es difícil ver más allá de Musk, ¿Podrían las empresas continuar más allá de Elon?, ¿O la perpetua insatisfacción de Musk (la trampa del perfeccionismo) podría atentar contra el futuro de la empresa? Adicional a esto cabe considerar que Tesla cuenta con una monstruosa rotación del 44% anual, una importante fuga de talentos, lo que implica la poca permanencia de sus empleados, los cuales dejan la empresa quejándose de la negativa de Musk a delegar responsabilidades y la falta de libertad para tomar decisiones, algo que definitivamente atenta contra la posibilidad de trascendencia de éstas empresas (y como poco a poco se va sabiendo, también contra la salud física y emocional de Musk).

Esto no sólo lo vemos en empresas, también en gobierno, en dónde políticos celosos del poder y obsesionados con el control, crean un ambiente de desconfianza, que nulifica la iniciativa de sus colaboradores, ralentizan las operaciones, cancelan la posibilidad de retener el talento y terminan rodeados por meros personajes ejecutores, inseguros realmente de lo que tienen que hacer, sin control sobre sus propias funciones, lo que realmente aporta poco para la productividad de la organización, transformando a dicho gobierno en una organización lenta, altamente frágil, y de poca capacidad adaptativa, en la que al momento de fallar la cabeza, todo se viene abajo.

Advertisement