
Data Driven, Hechos y Datos Para Mejor Toma de Decisiones
Por: Rolando J. Vivas
El martes por la mañana mi esposa me comentó que había sentido algunas molestias físicas como dolor de cuerpo y temperatura alta, lo primero que le pedí fue que estuviera al pendiente de su temperatura y la monitoreara constantemente durante el día, los contagio de COVID han aumentado considerablemente estos días, y ante el repunte es mejor prevenir para detectar cualquier cosa lo antes posible, ese mismo día, me había hecho yo una prueba de COVID también, y durante el día fuimos observando el progreso del malestar físico de mi esposa, la temperatura siguió aumentando y también el dolor, le sugerí acudiera con el médico para revisarse, optó por esperar, pero para la tarde noche, la temperatura ya había subido demasiado y entonces acordamos acudiera al médico, y aunque me pidió estuviera tranquilo y siguiera con mis labores, empecé a considerar moverme rápido para estar con ella, por motivos de trabajo, en ese momento no me hallaba en la ciudad, y me encontré con dos opciones, esperar a ver qué me decía mi esposa después de la consulta, o salir a carretera y viajar sin espérame al diagnóstico, opté por lo segundo, entre más temprano me moviera en la carretera, era más seguro, esperar a más tarde implicaba un mayor riesgo, permanecer fuera de la ciudad, implicaba dejar a mi esposa sola en la noche, sin saber bien aún las dimensiones del mal que la aquejaba, entre más oscureciera más complicada sería la movilidad.
La decisión fue la correcta, el médico sólo recetó ibuprofeno para el dolor, y no descartó posible contagio de COVID, le pidió a mi esposa se hiciera la prueba, afortunadamente para ese entonces yo ya estaba a unos minutos de la ciudad, y había agendado ya una cita para que ella se pudiera realizar la prueba al día siguiente, otra vez, ganamos tiempo gracias a la decisión correcta, permanecí con mi esposa esa noche, aunque con el cubre bocas, guantes y a distancia, durante éstos meses, he escuchado mucho sobre medicamentos para tratar el COVID, el más mencionado la Ivermectina, me han dicho varias personas que lo tomaron tras los primeros malestares (dolores de cabeza principalmente) y tuvieron mejoría, aunque nadie de ellos me mencionó una prueba que confirmará el contagio por COVID, ¿Cómo podrían afirmar haberse curado de COVID, sin una prueba de por medio que confirmara el contagio? ¿Cómo avalar el funcionamiento efectivo de un medicamento no aprobado propiamente para la enfermedad, sin un diagnóstico?
Decidimos esperar, al mismo tiempo sus malestares disminuían, y el resultado de la prueba llegó al día siguiente, fue negativo, me pongo a pensar, y confirmo, no esperar y moverme rápido para estar con mi esposa fue lo mejor y lo más seguro, esperar el diagnóstico de la prueba, sin auto recetarse medicamentos a pesar de los síntomas que parecían indicar COVID, fue lo mejor, sin una prueba, y tomando Ivermectina sin haber sido recetada, probablemente nos hubiera hecho parte de la ignorancia y desinformación en la que muchos se encuentran, hubiéramos caído en el engaño de pensar que la Ivermectina curó a mi esposa de COVID, y seríamos parte de la enorme desinformación que impera.
No hay decisiones perfectas, entre más aceptemos ese hecho, mejor nos sentiremos decidiendo, claro, hay unas mejores que otras, y sólo con el tiempo nos damos cuenta que esa decisión imperfecta, fue la mejor, el tiempo termina funcionando como el mejor juez, en ésta ocasión, accionamos y no nos quedamos parados con la información que teníamos, evaluamos riesgos y optamos por lo más seguro, no esperar para viajar más tarde por la carretera, y esperar un resultado para no hacer conjeturas, todo el tiempo estamos sujetos a la toma de decisiones, desde que despertamos, hasta que nos vamos a dormir, por lo que tenemos que aprender a tomar decisiones, a no quedarnos paralizados, eso es lo peor, el mayor riesgo que podemos correr, es quedarnos inmóviles e indecisos, y también, a no tomar decisiones importantes sin información, en un mundo cada vez más caótico, entre mejor podamos soportar nuestras decisiones con hechos y datos, mejores resultados tendremos, el “creo que”, y el “siento que”, son peligrosos, tenemos que analizar bien los datos que tenemos y los escenarios posibles que se puedan presentar, hacernos las preguntas correctas, esto no solo nos sucede en el día a día en nuestras vidas en casa, también en el trabajo, por ello la importancia de cada vez más basar nuestras decisiones en hechos y datos.
Aún siento algo de pena por aquel gerente de ventas angustiado, que en cada sugerencia comenzaba con “yo siento que”, sin respaldar su “sentir” con hechos y datos, y siento más pena por el director que le tomaba aquél sentir como algo válido, como si fuera un hecho irrefutable, así se tomaba las decisiones en aquel lugar, no me extraña que se dieran tantos tropiezos y se cometieran tantos errores, y que avanzar se convirtiera en una misión imposible, y esto no sólo sucede en niveles medios, también en altos niveles, no faltarán grandes economistas o mandatarios cuyas decisiones tenga su origen en el sentir, o peor aún, que se nieguen a tomar una postura o tomar una decisión, en lugar de pensar, sus intenciones pueden ser buenas, extraordinarias, aun así, los resultados pueden ser terribles y devastadores para muchos si sólo nos basamos en el “sentir”, sin hechos y datos.