David Bowie: Cambios, Renovarse o Morir

Por: Rolando J. Vivas

“Aquel que desea éxito constante, debe cambiar su conducta de acuerdo a los tiempos”

Nicolas Maquiavelo

El 10 de Enero se cumplieron 5 años de la muerte del músico y actor David Bowie, uno de los grandes iconos musicales del siglo 20, cinco años, “Five Years”, como dice una de sus canciones, han pasado desde que éste gran visionario y creativo dejó éste planeta, es curioso, que así, cómo nos adentramos en el segundo año de la pandemia que ha puesto al mundo de cabeza, éste inicio de año nos recuerde los cinco años de la partida de un personaje cuya capacidad de reinventarse, resulta digna de sorpresa y admiración, de dar un repaso con el fin de entender la imperiosa necesidad de cambiar para no volvernos obsoletos, de hacer de la reinvención un arte personal, en una época en que el mundo parece llenarse de miedo al cambio, el recuerdo de Bowie, como uno de los grandes abanderados del cambio constante, es sin duda algo que no podemos dejar pasar sin recordar y analizar, hoy, que nuestros trabajos se van transformando, que las empresas van cambiando y que resulta imperativo el no quedarnos estáticos, el estar abiertos al cambio, a aprender y desaprender de manera ágil, a no tener miedo al fracaso o a intentar cosas nuevas.

Imposible pasar por alto al Bowie vanguardista, capaz de adelantarse a las olas o las tenencias, con ese increíble instinto que le indicaba lo que el futuro nos traería, a ese Bowie que escuchaba a los Velvet Underground y a los Stooges, cuando nadie en los EEUU o en el Reino Unido gustaban de esos grupos, y que se convertirían no sólo en la base de la revolución del glam rock (junto a una peligrosa inclinación hacia la sexualidad ambigua, que también lo pondría a la vanguardia de la moda) que iniciaría Bowie, y que más tarde serían los cimientos del llamado punk rock, para después en la cima del éxito, acabar con su famoso personaje de Ziggy Stardust para irse a los EEUU y experimentar primero con la música conceptual como Aladdin Sane y Diamond Dog y después con la música soul y el rhythm and blues, creando al célebre Thin White Duke, y después pasear por Rusia y auto exiliarse en Berlín, Alemania, con el fin de adentrarse en la música experimental electrónica, llamadas krautrock, y reunirse con Brian Eno y Robert Fripp, y regalarnos tres espectaculares discos que redefinirán las historia de la música pop en los 70s, todo un temerario vocalista que se atrevería a incluir temas instrumentales en su disco Low, además de poner un especial énfasis en las percusiones.

Lo de Bowie era reinventarse y atreverse a empezar de cero una vez que llegaba a la cima, eso le permitiría repetir su vigencia durante los 80s, y los 90s, algo que músicos como los Rolling Stones, o los ex Beatles, no tendrían la capacidad de hacer, ya que carecían del talento e instinto de Bowie para dejar atrás la seguridad y abrazar el riesgo de una forma tan inspiradora, en lo personal puedo decir, pensando un poco en la naturaleza de Bowie, y bajo el contexto de la pandemia, mis antiguas ideas sobre la permanencia, quedaron muy atrás, y es que me consideraba un poco a la antigua respecto a mis ideas en el trabajo, la idea de permanecer, y perdurar en un trabajo de forma definitiva, que heredé de mi padre, fue una idea que dejé atrás en el 2020, difícilmente podría decir que permanezco estático en ésta idea, y que me queda claro que los trabajos ya no son para siempre y que en ocasiones hay que asumir riesgos y abrazar la incomodidad, ya que sólo así crecemos y nos volvemos mejores de lo que solíamos ser.

Todavía en sus últimos momentos de vida, Bowie prefirió esconder el hecho de que sus días estaban contados y se metió de forma frenética al estudio para crear el que sería su último disco, el Blackstar que se publicaría apenas unos días antes de su muerte, cuando mi esposa me dijo una noche ya tarde que Bowie había muerto, quedé tan sorprendido, “Pero si acaba de sacar un disco nuevo”, “Ay Bowie, ya lo sabías, de eso se trataba todo”, por eso la prisa de editar una obra más, de dejar un testamento musical del Ziggy Stardust (polvo de estrella) al Bowie Blackstar (estrella negra), con un disco que nuevamente abandonaba la zona de confort del músico y lo sumergía en el mundo de los sonidos electrónicos, de la producción al estilo hip hop, el ecléctico sonido de St Vincent, y de los toques de free jazz, de ahí la clave de su longevidad y vigencia a pesar del paso de los años, Bowie sabía de lo efímero que es el éxito, y tal vez su persona fue clave para la filosofía de alguien como Jeff Bezos, considerando que ambos pensaban en el largo plazo, no en la satisfacción del momento, por eso vivían perpetuamente en el día número 1, sin miedo a volver a empezar e iniciar algo nuevo y con el valor suficiente para mantenerse experimentando e forma constante, esas son las lecciones de Bezos, pero también lo fueron de Bowie mucho antes.

Advertisement