
Por: Rolando J. Vivas
Nuevo León, el estado en qué nací, cuenta con 51 municipios, cuando nos enseñaba ésto en la primaria, la maestra nos lanzó un reto que parecía imposible, preguntando quién era capaz de mencionar de memoria los 51 municipios al día siguiente, me fui a mi casa con esa tarea, durante mi niñez puedo decir que gocé de una estupenda memoria, pero el reto de recordar aquellos 51 estados me parecía una labor titánica, mi técnica básicamente fue leerlos una y otra vez, y confiar en que los datos se pegaran a mi mente, un compañero de nombre César, alzó la mano y se ofreció a ser el primero en realizar aquel reto, yo dudaba de poder hacerlo y opté por no tomar la iniciativa y esperar, pero el hecho de que César pudiera mencionar casi todos los municipios, fallando solo por 3, era algo que para mí resultaba un reto mayor a vencer, así que alcé la mano y me ofrecí como segundo voluntario, la maestra le pidió a César, que con libreta en mano, revisara si yo podía mencionar de memoria aquel número de municipios, parecería que la misma maestra dudara que yo fuese capaz, y al terminar, la maestra le preguntó a César que cómo lo había hecho yo, recuerdo perfectamente la cara de César, quien abrumado, confirmó que yo había mencionado todos y cada uno de los 51 municipios sin un sólo error, ya nadie más se ofreció a cumplir el reto, así que, puedo presumir de haber sido el ganador.

Mi memoria hoy en día ya no es tan buena como solía serlo, no por lo menos como si fuese un “don divino” recibido por mera gracia, aún puedo recitar completa la letra de Bring the Noise de los Public Enemy, algo que suele impresionar a muchos cuando lo hago, pero hay muchas letras de bastantes canciones mucho más sencillas que ya he olvidado, lo cual asocio más a mí naturaleza un tanto distraída, que a algún deterioro de mis capacidades mentales, hoy en día, mi memoria es un espacio que trato de no llenar con mucha información innecesaria, y vaya que esto es difícil en épocas en qué la información nos llega de manera constante durante todo el día y en volúmenes inmensos, por otro lado, las lecciones del gimnasio no se olvidan, y la principal es la que nos dice que un músculo en oriente lugar, tiene memoria, y músculo que no trabajamos, se atrofia y desaparece, así es cómo también fortalecemos la voluntad, la disciplina, la tenacidad y la paciencia, ejercitándolas a diario y no dejándolas olvidadas.

Hoy en día, ejercitar la memoria es una tarea complicada, me declaro culpable de usar mi teléfono para guardar notas, listas de cosas que debo comprar o ideas que me vienen a la mente de forma repentina, excepto cuando me estoy bañando, obviamente, recuerdo que de niño me sabía los números de teléfono de mis amigos de memoria, hoy, hacer eso, pienso que me resultaría muy difícil, pero no sería imposible, si recordamos esa técnica de memoria conocida como el “palacio de la mente”, técnica griega y romana, también llamada “método de loci” (loci, latín de lugares) de visualización que ayuda a nuestra mente a guardar mejor los recuerdos, cuando era más joven y quería recordar algo, solía cerrar los ojos, concentrarme en imaginar que iba a buscar algo en un inmenso archivo dentro de mi cabeza, y después, de alguna forma lo que quería recordar llegaba a mi en unos segundos, y es que la imaginación y la creatividad van de la mano con la memoria, y precisamente, esa es la base de como funciona el palacio de la memoria, la principal técnica usada en éstos días para retener información.

Vi en un capítulo de Sherlock, como el investigador inglés de enfrentaba a un villano que se dedicaba a chantajear a personajes públicos, usando información que tenía “almacenada” de ellos, cuando Sherlock negocía con él cierta información, le pide a cambio le permita conocer su “fortaleza” dónde guarda toda esa información, que para sorpresa de Holmes, resulta ser que el chantajista tiene todo “guardado” en el “palacio” de su mente, por lo que sumamente intrigado, me vi en la tarea de investigar sobre el tema, si, ya saben que me gusta ser parte Sherlock Holmes y parte Sigmund Freud, así que me di a la tarea de leer Moonwalking with Einstein de Joshua Foer (un campeón de esos brutales torneos de memorización), y de conocer la forma en la que se usaba el “palacio de la mente”, para tener una mayor capacidad de retención de información.

Elegí primero una pequeña lista de animales para entender y aprender a realizar éste ejercicio, la lista es la siguiente: perro, gato, lobo, conejo, tigre, ratón, mono y pájaro, los anoté en una hoja de papel y después elegí “mi palacio”, que puede ser una casa que conozcamos bien (la casa de mis abuelos, por ejemplo, que tenía muchas habitaciones), un escuela (mi primaria sería perfecta) o nuestra oficina, y fui asignando en orden a cada una de las palabras en cada una de las habitaciones, creando fuertes imágenes de la palabra y el lugar (aquí lo más importante, entre más creativas sean las imágenes, mejor la retención), así, vi al perro, cuidando feroz la cochera de la casa, al gato en la recepción, recibiéndome al llegar, al lobo en la cocina, aullando junto a una tetera, mientras un conejo brinca, subiendo los escalones que dan al segundo piso, ahí, tengo un gimnasio, allí imaginé a tigre animándome cuando hago ejercicio y al ratón en la recámara, junto a la computadora portátil de mi esposa (un ratón=mouse, mouse de la computadora), mientras en los otros cuartos, unos monos brincaban en las camas de mis hijas (a mis hijas les suelo decir cariñosamente “changuitas”), mientras un pájaro nos observaba desde el techo.

Después de ese ejercicio, pensar en el perro, el gato, el lobo, el conejo, el tigre, el ratón, el mono y el pájaro, es cosa fácil, y aunque sencillo el truco, lo importante aquí es la receta, y qué, con práctica podemos escalarla cada vez más, hasta desarrollar una memoria prodigiosa, de la mano, claro, de nuestra imaginación, creando así un músculo poderoso y bien acondicionado que nos permita combatir, la pérdida de la memoria, tan recurrente en nuestros tiempos y que pareciera ser un deleite para los malos políticos, quienes son los más felices cuando olvidamos las fechorías que han hecho en el pasado.