Por: Rolando J. Vivas

Hace más de 20 años que empecé a hacer ejercicio en el gimnasio y a convertirme en un apasionado del levantamiento de pesas, uno pensaría que es un deporte sencillo, rutinario y hasta aburrido, en el que cada día vas y haces lo mismo, pero no es así, además del trabajo físico, está el trabajo mental, que implica analizar todos los días lo que funciona en específico para nuestro cuerpo, no todos los ejercicios funcionan para todos y no todos reaccionamos igual a los diferentes estímulos, por lo que estar en el gimnasio se vuelve una constante búsqueda de qué es lo que mejor nos funciona y a qué estímulos respondemos mejor, también, obviamente es un juego, en el cuál siempre estamos buscando como salir de la zona de confort, confundir al músculo, sorprenderlo, llevarlo al límite, esa es la única manera de que éste reaccione de manera continúa, y definitivamente lo más atractivo de levantar peso, es la posibilidad de competir cada día con uno mismo, de avanzar poco a poco de manera consistente y de volvernos mejores cada día, qué hora cosa más noble que empeñarnos en cada vez ser mejores.

La analogía con el trabajo se volvió muy clara para mí, ya que el trabajo resulta algo muy parecido a la disciplina practicada en el gimnasio, quienes disfrutan más su trabajo, son quienes en parte lo ven como una escuela, que les permite instalarse en un proceso de aprendizaje continuo, sin duda el trabajo, hablando profesionalmente, ha sido mi mejor escuela y dónde he aprendido todo lo que sé, ha sido también un viaje muy largo y cada día laborando se ha convertido en un sendero de aprendizaje muy valioso, que también nos da la oportunidad de jugar un poco, a veces es como el ajedrez, en donde tienes que planear bien tu estrategia y anticipar los movimientos de los demás, y a veces es cómo el póker, en donde aunque no tengas una buena mano, no debes darte por vencido, confiar en ti y seguir adelante, por supuesto, convertirnos a nosotros mismos en nuestra principal competencia, lograr ese nivel de satisfacción en el que sabemos que cada día somos capaces de hacer mejor las cosas, de avanzar, y con el paso del tiempo, convertirnos en una mucho mejor versión de nosotros mismos.

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