Por: Rolando J. Vivas

Después de regalarnos el majestuoso Idiot Prayer el año pasado, en lo que parecían los momentos más desoladores de la pandemia, Nick Cave opta por poco a poco ir reestableciendo su vida social, prueba de ello es su más reciente obra musical titulada Carnage, en la que Cave ya no aparece solo, y ahora se hace acompañar por Warren Ellis, reencontrado acompañante musical de varios proyectos de Cave, el resultado no es precisamente algo que pudiéramos esperar de los Bad Seeds o de los Grinderman, pero si pudiéramos hablar de una mezcla de los primeros, y de su memorable aventura en solitario en el Alexandra Palace.

Si bien Idiot Prayer parecía el recibimiento al desolador futuro que nos esperaba con la pandemia, Carnage parece ser el recuento de los daños y una esperanzadora visión del futuro, en la que Cave ya no suena abatido entre las sombras, sino fortalecido cada vez más cerca de la luz, reafirmando que tal vez ningún otro artista estuvo tan preparado para afrontar la crisis mundial de la que aún no salimos, empezando con una extraordinaria Hand of God, en la que Ellis (multi instrumentalista, ejecutando más de 10 instrumentos en éste disco) se encarga de proporcionar el minimalista fondo que podría recordar a la legendaria banda de Nueva York, los Suicide, viniendo de alguien a quien le encanta atreverse y ser radicalmente creativo, la pieza resulta una pieza definitivamente audaz y diferente.

Old Time es otra pieza interesante siguiendo la línea minimalista, aunque con Ellis y el baterista Thomas Wydler asumiendo papeles relativamente predominantes, mientras Cave avanza con sus reflexiones de dolor y perdida, que en medio de la pandemia, encuentran un poderoso contexto, acudiendo a figuras como John Cale, en piezas como la que da título al disco, en la cuál resulta fácil conocer las bases sobre las que Cave ha cimentado tan admirable carrera.

Piezas como White Elephant parecen pertenecer a otra dimensión, o por lo menos a otra época, con los radiantes sintetizadores de Ellis y esos coros reconfortantes con la influencia gospel que en ocasiones Cave suele referenciar en sus reflexiones sobre la salvación, aquí logrando un efecto simplemente esperanzador, continuando con Albuquerque que no deja de recordarme un tema del estupendo Magic and Loss de Lou Reed, disco que bien podría haber encontrado su lugar también durante ésta pandemia.

Carnage es el perfecto pretexto para que, de la mano de Ellis, Cave pueda transitar de hacer música rock, a simplemente hacer música, como lo hicieron antes ídolos suyos como la gran Nina Simone o Leonard Cohen, y en éste punto, Cave ya busca ese nivel de trascendencia, y en medio de la gran tragedia mundial, parece estar alcanzándolo, Carnage es uno de sus discos más sólidos hasta el momento, pero eso ya no resulta una sorpresa, la sorpresa sería para cualquiera, la dimensión en la que el genio de Cave se encuentra ahora, más allá de casi todo, convertido en el mejor cronista del traumático para muchos, pasaje de la historia que aún estamos viviendo.

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