Por: Rolando J. Vivas

38 años después, los Melvins siguen siendo una de las bandas más vitales e influyentes de la escena de rock duro de los EEUU, no es sorpresa que la banda sea alabada por personajes como Kurt Cobain, Chris Cornell, Mike Patton, Phil Anselmo, Lee Dorrian o Dave Lombardo, y es que muchos coinciden en que el grupo, es definitivamente, una de las bandas de rock más importantes de los últimos 30 años, y la fórmula para ésta propuesta músical tan consistente, inspiradora y resiliente, es una muy sencilla, hacer lo que más te gusta, disfrutarlo en cada momento y que te importe un carajo lo que piensen los demás, así empezaron los Melvins en el 83, en un garaje e inspirados por los alucinantes Flipper, los brutales Black Flag y los monumentales Black Sabbath, de ésta forma, los Melvins amaban el punk rock, el heavy metal más lento y denso, además de las demostraciones artísticas bizarras de personajes como Frank Zappa, el Capitán Beefheart o los legendarios Residents.

Disco número 24, titulado Working With God, y los Melvins de inmediato nos arrancan una carcajada con el tema I Fuck Around, que no es otra cosa que una versión muy particular y corrosiva del I Get Around de los Beach Boys no apta para seres sin humor, que deja claro que los primeros en pasarse un rato fenomenal con ésta música son los mismos músicos, con Buzz Osborne en la guitarra y voz, el extraordinario baterista Dale Crover, en éste disco ejecutando el bajo de una forma brutal (así es, hablamos de realmente de una banda iconoclasta) y Mike Dillard, amigo de la infancia de éstos dos, baterista original de la banda (que sería reemplazado precisamente, por Crover), de ahí que la banda haya denominado Melvins 1983 a ésta encarnación o formación, prácticamente los mismos cuates de hace casi 40 años, en un deshinibido “jam” en su garaje, disfrutando como nadie de lo que sólo ellos saben hacer.

Para Negative No No, la banda ya está en territorio familiar, con brutales guitarras, infernales vocales, ritmos pulverizantes y bajos rabiosos, precisamente lo que ha hecho de la banda un grupo tan reconocido por artistas de mundos tan diversos como el rock alternativo, el grunge, la música stoner, el llamado sludge, el vanguardista ambient metal, el famoso groove metal, y el pasajero nu metal, para Bouncing Rick, la banda pisa duro el acelerador del heavy metal más estridente aderezado con sus respectivas dosis de noise rock, con Osborne escupiendo letras llenas de veneno, mientras sus guitarras expulsan aterradoras descargas de electricidad, con un Dillard poderoso en la batería, jugando perversamente con los tiempos mientras Crover agita las cuerdas de su bajo como si fueran un látigo en plena sesión de tortura, aquí la banda demostrando porqué son una banda única, capaz de crear musica como nadie y con un monumental sentido del humor.

Para Caddy Daddy, la banda retoma su obsesión por los ritmos lentos y tortuosos, su gusto genuino por la música sucia y oscura de los Black Sabbath con inesperados toques góticos, con un Osborne en su elemento como uno de los vocalistas más amenazantes del género, una muestra de la fuente de inspiración suprema para bandas como los Soundgarden y los Alice in Chains, que matarían seguramente por sonora así, y después continuando con temas aún más demenciales como Brian, the Horse-Faced Goon, que remite perfectamente a su degenerado sentido del humor que encaja perfecto con el legado de Zappa o el ya mencionado Cápitan Beefheart, ésto junto a esos inmortales riffs de guitarra que han convertido a la banda en una sensación de la música subterránea, así es, los Prong no eran tan originales después de todo, y Crover deja claro que es tan bueno en el bajo, como en la batería, basta escucharlo avanzado furioso en el punk rock de Boy Mike,  que remite al sonido que Kurt Cobain imitaba durante su adolescencia adorando a los Melvins.

1 Fuck You es una deliciosa pieza de rock clásico que nos permite confirmar una vez más la grandiosa naturaleza de ésta banda y sus conexión en plan de broma con grupos clásicos como los Kiss, que seguramente podrían ejecutar un tema así, si tuvieran los pantalones suficientes, con una melodía perfecta para la banda de Paul y Gene, con un Crover imitando perfectamente la líneas de bajo de Simmons y un Buzz con esas guitarras a la Paul Stanley y ese sólo de guitarra en el que no deja duda de la referencia a Space Ace, mientras que The Great Good Place es puro Melvins, con Dillard brillante en el instrumento, demostrando porqué después de casi 3 décadas, Buzz y Crover lo seguían esperando para retornar a la banda, y para la gente que extrañaba la batería de Crover, ésta no vuelve, pero Crover suena realmente brutal aporreando esas cuatro cuerdas en Hot Fish.

Una fórmula que sigue funcionando y sigue sorprendiendo después de 4 décadas, sin duda los Melvins han dejando bien claro la enorme pasión que imprimen en su música tan peculiar, esa fortaleza y sabiduría para salir siempre adelante a pesar de los cambios en los gustos musicales, las tendencias y las modas, sin perder su única meta de vista, hacer la música que les gusta y que disfrutan y aprovechando todas las oportunidades para seguir adelante haciendo discos tan extraordinarios como éste.






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