
Por: Rolando J. Vivas
No sé si realmente los Motley Crue hayan sido la banda más “infame” de la historia el rock n roll. Posiblemente haya más infames, pero menos famosas. Su historia tiene más escándalos que la de los Sex Pistols del estrafalario Malcolm McLaren, o la de los Rolling Stones con Brian Jones y Keith Richards juntos. Muertes de amigos por conducir en estado de ebriedad, destrucción de hoteles, arrestos, peleas violentas, sexo con groupies y estrellas del porno, escándalos en la vía pública, sobredosis de drogas y alcohol siempre en exceso. Tal vez Charles Bukowski, Hunter S. Thompson o William S. Burroughs debieron ser parte de ésta banda. La historia de la banda es una de constantes excesos, frustración y auto sabotaje. A su vez tiene sus lecciones importantes. La historia de la banda, es en definitiva, la del rock de los 80s, más conocida por la imagen que por la música. Más inclinada hacia el ridículo y lo grotesco, que a la sublime inspiración musical. Chicos más preocupados por el maquillaje y los tacones altos, que por la calidad de sus composiciones. Lo que en algún momento implicaría la brutal caída y desaparición del género, casi como la extinción de los dinosaurios.
No asombra del todo que Neil Strauss, el genial escritor de The Game, sea quien haya sido coautor precisamente de The Dirt en sus inicios como escritor. Llama la atención que en español al libro le dieran el curioso nombre de “Los Trapos Sucios”. The Dirt es una autobiografía de la banda, con Strauss como el director de orquesta o el director del manicomio, que consigue hacer hablar a éstos personajes. Años más tarde, Strauss escribiría el clásico The Game acerca de la subcultura de los expertos en seducción en Los Ángeles. Con The Dirt, Strauss ya se empezaba a adentrar en el lado más oscuro de ésta ciudad. Las andanzas de los Motley Crue en la escena del Sunset Strip son precisamente eso, la inmersión de una pandilla de rufianes en la escena del rock que resurgía en los 80s. Bandas como Van Halen, Scorpions, Ozzy Osbourne y los Motley Crue traían de vuelta al rock pesado que muchos daban ya por muerto a finales de los 70s. Strauss se encargaría de recolectar toda esa “suciedad” en las historia de los MC y convertirlo en un documento tan adictivo como las abundantes drogas en el relato. En verdad, leerlo fue sólo cuestión de un par de días.
Strauss tendría años más tarde su propio “paseo por el lado salvaje”, documentando de cerca y posteriormente volviéndose parte de esa escena de “maestros de la seducción” a lo largo de dos años. Los estragos de aquella aventura tendrían un gran impacto en la vida de Strauss y en su familia. No cabe duda que las palabras de Friedrich Nietzsche son muy ciertas, “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempos un abismo, éste mira dentro de ti”. Strauss terminaría adicto al sexo e ingresaría después a una clínica de rehabilitación. Gajes del oficio. The Game o El Método se convertiría en un fenómeno de ventas y en un libro sumamente reconocido. Strauss una vez rehabilitado, se convertiría en un popular escritor sobre la cultura popular. The Game se convertiría en una referencia obligada si quieres saber más sobre la persuasión, la influencia y la conducta humana. Más adelante Strauss destacaría con su libro “La Verdad: Un Libro Incómodo sobre las Relaciones”.
No diría que The Dirt es precisamente una joya de la literatura. Leer las historias de éste grupo a través de la pluma de Strauss es un placer culposo que crece página tras página. Strauss consigue sacar todo tipo de delirantes historias de la memoria de la banda. Las muy diferentes infancias y juventudes de cada uno de los miembros. La familia rota de Nikki Sixx, un chico de pueblo y su visión de convertirse en una gran estrella de rock a pesar de no saber distinguir una guitarra de un bajo. El introvertido Mick Mars, que nombraría a la banda, ayudaría a Sixx a convertirse en un mejor compositor y su sabia aprobación de Vince Neil para ser cantante de la banda. Neil y su difícil niñez en la pobreza, su escape mediante la música y su obsesión por el sexo. Por último Tommy Lee, quien tendría quizá la niñez más normal, apoyado por sus tolerantes padres para desarrollar si talento musical. En los inicios, a pesar de su temprana edad, Lee sería el mejor músico de la banda.
Los Motley Crue tendrían bastantes discos mediocres. Saldrían a flote gracias un buen disco y un puñado de buenas canciones. El clásico Shout at the Devil, habría que decirlo, no ha envejecido bien, y sus demás discos eran en extremo inconsistentes. El Too Fast for Love, Theater of Pain y el Girls, Girls, Girls, salvados apenas por un par de canciones. La reputación de la banda forjada más en el escándalo que en la calidad de sus composiciones. Dr. Feelgood sería la gran y única joya musical que la banda sería capaz de producir de la mano del muy exigente productor Bob Rock, mostrando por primera vez una madurez y una disciplina que los llevaría directo a la cima de su carrera. La transformación de la banda catapultó también la carrera de Bob Rock, que terminaría produciendo a Metallica y tocando el bajo con ellos. Seguramente los músicos de Metallica pensaron que si Bob Rock era capaz de hacer tal “milagro” con los Motley Crue, el resultado del “método Rock” resultaría maravilloso con ellos. Basta escuchar el llamado “Black Album” para dar un veredicto.
Dr. Feelgood sorprendería a más de uno. Gracias a la exigencia de Bob Rock, la banda crearía un disco sobresaliente. Sería el mejor disco de la banda en sus, hasta entonces, 10 años de carrera. El disco le daría a la banda un nuevo contrato millonario con su disquera. Aparentemente un brillante futuro se asomaba para la banda, pero era el final de los 80s, y los tiempos y gustos musicales del público empezaban a cambiar. La era del final de la imagen empezaba a llegar. Vendrían problemas internos de la banda y problemas con sus representa. Más drama y escándalo en una “novela” ya de por sí bastante dramática y complicada. La intervención de los abogados de la banda para tratar de rescatar su “mina de oro”, y la ruptura de algo al interior de la banda que ya nunca se repararía. Varios tropiezos musicales, un disco sin Vince Neil, que sería un rotundo fracaso. La banda se alejaría de Bob Rock buscando regresar a sus raíces, un disco sin Tommy Lee, New Tattoo, muy prometedor, que se convertiría en el digno sucesor del Dr. Feelgood.
Imprevisibles, casi a 20 años del Dr. Feelgood, MC produciría su último gran disco, imposible descartar a la banda y pensar que todo se había acabado. Llegaría el sorprendente Saints of Los Angeles. La banda inesperadamente encontraría inspiración precisamente en el libro de Strauss, así crearía cada uno de los temas inspirados en las historias de cada uno, incluidas en The Dirt. Un formula exitosa, concebida en el momento justo. Seria así que la banda retomaría sus raíces, actualizaría su sonido de forma espectacular, algo que parecía complicado. Saints of Los Angeles sería el genial “canto de cisne” de los MC.
Surgiría entonces un inesperado momento de lucidez, impulsado por su nuevo representante Allan Kovac, traído a la familia para salvar lo que quedaba de la marca Motley Crue y asegurar un futuro a ésta. La banda decidiría poner fin a su carrera musical en conjunto, de una forma que muestra una madurez inédita. Los Motley Crue se negaban, a ser un objeto de la nostalgia, se despedían de los escenarios y se alejaron de vehículos de explotación como la película y musical Rock of Ages, que celebraba los 80s. Se firmó un contrato que aseguraba el fin de la banda. La historia sería contada sólo a su manera. No habrían lastimosas e interminables giras del adiós, ni de un sólo miembro explotando el nombre del grupo de forma desvergonzada.
Y aquí es dónde surge la gran lección otorgada por la banda. Suelo decirle a mis hijas que siempre hay un aprendizaje aún en donde parece no haberlo. Ese es precisamente uno de los propositicos de la vida, aprender a encontrar esas lecciones e sabiduría, en donde sea. La carrera de los Motley Crue parecería ser todo menos algo ejemplar, pero la manera en que la banda decidió terminar su carrera, guiados por Kovac es toda una clase de negocios. La banda protegería su marca a la manera de grandes grupos como Led Zeppelin. Se asegurarían ellos mismos de contar de forma exclusiva su historia, de forma espectacular y sin esconder detalles. La película The Dirt se convertiría en un éxito en Netflix y pondría a la banda de nuevo en la mente del público, detonando nuevamente la venta del libro de Strauss y de los discos de la banda. Todo ésto sin predecibles giras del “recuerdo”. Así la salvaje banda mostraba una sabiduría recién adquirida, además de su total interés en proteger su legado y asegurar su futuro como los grandes. Había vida para los integrantes de la banda, más allá de Motley Crue. Si la película The Dirt es buena, hay que leer el libro, que es tremendo.
Uf, larguisima lectura pero muy buena toda
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una bola de drogadictos sin remedio
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la mejor banda de toda la historia del rock n roll
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vatos lokos forever
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recuerdo que eran muy famosos y aparecían en todas las revistas de rock, todos llenos de tatuajes y como que muy locos, pero me gustaba más Guns
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nadie lo creería, pero hicieron lo que muchos como guns o poison no supieron hacer, parar cuando debieron y no andar causando lástima
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mil veces mejores que los guns
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la película estaba buena, el libro no lo he leído
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Neil Strauss el del método y Motley Crüe, bonita combinación
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a mi siempre me parecieron un muy bueno, muy pesado
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los mejores siempre
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que inteligentes, siguen con el negocio sin hacer ridiculos como los rolling stones
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la mejor banda del planeta
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si, dr feelgood es uno de los mejores discos de rock que he escuchado
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tendré que buscar el libro
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ese es el problema de siempre con los músicos, artistas y deportistas, nunca saben retirarse a tiempo
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