Por: Rolando J. Vivas

En 1988 aparecía una de las mejores, Mike Clink, productor del monumental disco Appetite for Destruction de los Guns N Roses, seria el productor del disco nuevo de Metallica. Metallica eran los campeones en pleno ascenso del metal underground, luego de su disco de 1986, Master of Puppets. No olvidemos que 1986 había sido el año más glorioso para el Thrash Metal, con discos publicados como el Master of Puppets, el Reign un Blood de los Slayer y el Peace Sells…de los Megadeth. Luego del Master of Puppets, la banda de James Hetfield y Lars Ulrich, ya sin el fallecido bajista Cliff Burton, estaban decididos a crear su disco más ambicioso.

Clink era el productor prodigio que había logrado darle forma a esa volátil mezcla de punk, heavy metal y blues que eran los Guns n Roses, algo que varios productores se habían negado rotundamente a llevar a cabo. Nikki Sixx de los Motley Crue rechazó la oferta en la época en que los Crue se habían vuelto estrellas con el Shout at the Devil. Tanto los Motley Crue, como los Guns N Roses habían sido descubiertos por el mismo hombre, Tom Zutaut. Appetite for Destruction de 1987, sonaba feroz y abrasivo, mostraba a los Guns como una explosiva mezcla de los Aerosmith y los Sex Pistols, con unas guitarras corrosivas y ritmos sumamente intensos y fluidos, que eran la marca personal de Clink, quien antes había trabajado con los increíbles UFO de Michael Schenker en su mítico disco en vivo Strangers in the Night, y con los poderosos Triumph de Rik Emmett, una banda que me gusta mucho escuchar.

Cabe señalar que los Guns n Roses originalmente habían grabado algunos demos con el productor Spencer Proffer, quien había llevado a los Quiet Riot al éxito total con el disco Metal Health a inicios de los 80s. Algunos diría, el primer disco de heavy metal en llegar al número 1 en las listas de popularidad. En algún momento incluso, se había pensado en Paul Stanley de los Kiss para producir el disco, pero la banda no se pudo entender con él, por lo que después de conocer el trabajo de Clink con Triumph y con UFO, una de las bandas favoritas del guitarrista Slash, la decisión había sido tomada ya por la banda.

Metallica buscaba ese sonido explosivo en las guitarras y baterías que Clink sabía dar a sus producciones. Años atrás, habían buscado a Geddy Lee de los Rush para producir el Masters. A Lee no le hacía mucho sentido el heavy metal más allá de Led Zeppelin, Black Sabbath o Blue Cheer, por lo que los planes se fueron a pique. Para el …And Justice for All, Metallica buscaba producir el disco más ambicioso del heavy metal y combinar las enormes pretensiones del Ride the Lightning con la experiencia del Master.

La banda inició los trabajos con Clink, el arranque no fue muy prospero el proyecto, y Clink quedó fuera rápidamente. La banda buscó de nuevo a Flemming Rssmussen, su productor de cabecera e ingeniero de sonido de los discos de los 80s de los Rainbow. Metallica siempre buscó en el danés Rassmussen, ese sonido a metal moderno y pretencioso, esas baterías estilo Bob Rodinelli, que tan bien había capturado Rassmussen. Tal vez, Ulrich se había deslumbrado con esa versión de la Novena de Beethoven que aparecía en el Difficult to Cure. Metallica aspiraba a algo similar, crear música pesada a gran escala, como nadie había hecho antes.

Para Metallica, y en especial para el baterista Lars Ulrich, Rassmussen tenía la clave de cómo pasar del heavy metal clásico de los 70s, al nuevo metal de los 80s, aunque pienso que Martin Birch hubiera sido una mejor elección, considerando su trabajo con Iron Maiden y con los Black Sabbath en su Heaven and Hell. Birch había evolucionado al heavy metal desde sus trabajos con Deep Purple y Rainbow, a los Iron Maiden, y de los Black Sabbath de Ozzy Osbourne, a los BS de Ronnie James Dio. Rassmussen se convertiría también en el productor del disco más popular de los Morbid Angel, el Covenant, que en lo personal, no es uno de favoritos, prefiero el Blessed Are the Sick. También produciría un par de discos para Blind Guardian, una popular banda de Power Metal, con un sonido no muy lejano de Metallica.

…And Justice for All fue un muy buen disco, lo mejor de todo es que sonaba más extraño que el Ride the Lightning y que el Master of Puppets, los ritmos eran alucinantes, con la banda metiendo todos los riffs de guitarra posibles en un tema, con la batería de Ulrich convertida en un instrumento líder como el de Keith Moon con los Who, a eso, hay que agregarle los solos de Kirk Hammett que éste había perfeccionado estudiando con Joe Satriani. Llamaría la atención la ausencia en la mezcla del sonido del bajo del recién llegado Jason Newsted. El misterio de porqué el bajo de Newsted desapareció de la mezcla final, nunca lo sabremos.

El disco se convertiría en un complicado laberinto para la banda y sería muy difícil, al final, para ellos salir de éste. Una vez terminado el disco y la gira, la banda estaba más perdida que nunca a pesar de su inmensa popularidad. Habían llegado al punto más alto hasta entonces para un grupo de Thrash Metal. Tenían que evolucionar de una forma que su sonido se volviera diferente, y Rassmussen obviamente ya no tenía las respuestas. Una vez más, la banda buscaría ayuda externa para redefinir su sonido y hallar una nueva dirección musical. Ideas respecto a quién sería el nuevo productor de la banda comenzaron a emerger.

Recuerdo que muchos se quedaron atónitos, cuando se anunció que Bob Rock, productor del disco más exitoso de Motley Crue, el Dr. Feelgood, seria en nuevo productor de la banda. Muchos empezaron a dar por terminada, por adelantado a la banda y su nuevo disco. Bob Rock prometía dar un nuevo sonido a la banda, y ellos parecían interesados en el cambio. Rock había logrado que una banda no muy espectacular y bastante deficiente
en su ejecución instrumental, como los MC, sonará como un colosal ensamble de destrucción masiva, por lo que Metallica debió imaginar que con Rock sonarían aún más que espectaculares.

El llamado “álbum negro” sería un fenómeno de ventas, sus temas ya no eran parte del género del Thrash Metal. La banda evolucionaba hacia un sonido más simple y más nítido, más “normal”. Pondría a Metallica en una ruta sin retorno hacia el mundo del metal moderno. Puedo imaginar la mala leche recorriendo a Dave Mustaine, acérrimo enemigo de la banda, cuando éste fichó a Mike Clink para producir su disco Rust in Peace. Si Metallica no había sabido aprovechar a Clink, él sí lo haría, y así fue, el disco publicado en 1990, sería el disco definitivo de la banda y uno de los mejores del género. Mustaine y su banda se unirían a bandas como UFO, Triumph y los Guns N Roses, como parte de los privilegiados en trabajar con Clink de forma exitosa.

En uno de esos giros irónicos del destino, después de su brutal éxito con el disco Dr. Feelgood, los Motley Crue optaron por echar fuera a su vocalista clásico Vince Neil. Decidieron grabar un disco de grunge con el vocalista John Corabi y se acercaron una vez más a Bob Rock. El disco es una joya sub valorada, no tan mala como muchos expresan, pero que no suena a Motley Crue. La banda trató de integrar sonidos novedosos inspirados en los Nine Inch Nails, Enuff Znuff, Soundgarden, Pantera y los Smashing Pumpkins. Para esto, definitivamente, Bob Rock no era el productor adecuado.

Los seguidores de la banda no respondieron al disco y el futuro de la banda quedó comprometido, de ser las grandes promesas, ahora su futuro musical estaba en peligro. Un nuevo intento de “regresar”, se llamaría Generation Swine y el resultado sería aún peor, a pesar de contar con Neil de nueva cuenta a bordo. La banda no encontraba la manera de conjugar sus raíces con sonidos contemporáneos, y así evitar el triste desenlace de muchas bandas de los 80s. Así los Motley Crue llamarían a Mike Clink para buscar lograr ese sonido dinámico y cáustico a la vez.

El resultado sería el disco New Tattoo, por fin, un digno sucesor del Dr. Feelgood, aunque fuera de tiempo. La producción de Mike Clink es extraordinaria, la banda suena feroz y compacta, aunque se extraña el hiperactivo trabajo en la batería de Tommy Lee, quien entonces no estaba con el grupo. En New Tattoo la banda suena más enfocada, pero no consigue reproducir el impacto o superar la sofisticación del Dr. Feelgood, tal vez alguien como el productor Terry Date les hubiera resultado una mejor opción que Clink, aunque no me guste admitirlo.

El trabajo de Date con bandas como Soundgarden, Pantera o Buckcherry les hubiera aportado más a los Motley Crue para actualizar su sonido. Tal vez incluso, probar suerte con alguien como Steve Albini, controvertido productor de los Pixies y de Nirvana. Albini sería el productor originario de Chicago, y admirador de los Cheap Trick, que les produciría un buen disco a la banda, revitalizándolos, considerando que tanto Albini, como los Motley comparten ese amor por los Cheap Trick, tal vez algo bueno pudo haber surgido si se hubieran juntado alguna vez.

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