Por: Rolando J. Vivas

Recuerdo haberlo mencionado en alguna ocasión anterior. Reed Hastings el CEO de Netflix afirma que su competencia no es Amazon, HBO o Disney. Hastings señala categóricamente que su principal competidor es el sueño. La fantasía de Hastings es que los suscriptores de Netflix se vuelvan adictos a su contenido de forma que postergue cada vez más su hora de dormir. Suena fascinante y aterrador a la vez, algo que sólo una especie de súper villano emergido de la mente de M. Night Shyamalan, pudo haber concebido (¿Quizá se pudiera llamara Dr. Sleep como la novela de Stephen King?), capaz de “secuestrar” la capacidad de dormir de los seres humanos. Hastings seguramente festeja cada vez que uno de sus suscriptores realiza un maratón de su serie favorita hasta el amanecer, ya que en ese momento Hastings realmente está derrotando a su odiado enemigo, el sueño. Lo confieso, algunas veces he sido víctima de la “maldad” de Hastings, sobre todo cuando veía The Walking Dead. Hace años me sucedía también con la televisión abierta cuando pasaban varios capítulos de Law & Order: SVU.

Cuando era muy niño rara vez permanecía despierto más allá de las 9 o 10 de la noche. Aunque para lograr dormirme atacaba antes a mi padre con un sin fin de preguntas de todo tipo. La noche era para dormir y nada más, cuando la luz natural se iba, esa era la señal para parar casi todas las actividades. Mis padres eran estrictos con los horarios aún en fin de semana. Hoy en día, cuando están de vacaciones, mis hijas permanecen en ocasiones despiertas, viendo Netflix o jugando algún juegos de video hasta casi amanecer. En mi infancia no había muchas opciones para desvelarse de esa forma. La televisión para niños se terminaba como a eso de las 8 de la noche. Las transmisiones de televisión se terminaban como a las 12, más allá de eso sólo había estática.

En mi adolescencia, tuve un radio y lo dejaba encendido todo la noche. Había locutores hasta cierta horario y después todo era programación grabada previamente. Por lo regular repetían la misma barra de canciones toda la noche, por lo que no era nada divertido. Sabía que algunas personas que se hacían llamar radio aficionados se comunicaban entre ellos con equipos de onda corta durante las noches. Sin duda era algo muy parecido a lo que vendría después con el internet. A los millenials que nacieron de la mano de la tecnología, les ha tocado dormir menos que a los de la Generación X, y éstos a su vez menos que los Baby Boomers.

Ya entrando en la adolescencia solía cerrar la puerta de mi cuarto y ver una barra de películas mexicanas de arte. Esto obviamente a escondidas de mis padres. El cine de arte o clase B obviamente incluía desnudos, así que no tenía permiso para hacerlo. Esto sucedía los domingos, así conocí el cine de Arturo Ripstein, de Rafael Corkidi, de Alejandro Jodorowsky, de Felipe Cazals y de Jaime Humberto Hermosillo, entre otros. Yo mismo empezaba mi propia batalla contra el sueño. La batalla la ganaría yo años más tarde, pero no gracias algún medio electrónico. Sería gracias a reuniones con amigos escuchando música, tomando cerveza en alguna cochera disponible al tiempo que sucedían pláticas que parecían interminables. En alguna ocasión me tocó trabajar por turnos. Me mantenía despierto mientras los demás dormían. Era divertido ver los rostros abrumados de la gente que iba a trabajar el lunes por la mañana mientras yo iba a mi casa a dormir.

Hoy en día, ni siquiera la televisión descansa. Primero fueron los infomerciales y después programas de barra nocturna que empezaron a aparecer y que terminaban ya en la madrugada. Internet llegaría y lo haría más fácil. Contendido disponible las 24 horas los 7 días de la semana, primero a través de las computadoras y después a través de los teléfonos móviles, vaya tremendo golpe al señor sueño. Tuve amigos que dejaron de asistir a la escuela ya que permanecían despiertos toda la noche platicando en salas o chats electrónicos. Hay que considerar que esto fue incluso antes de YouTube, de Facebook o de los contenidos en streaming que prácticamente puedes ver cuando tú quieras, el tiempo que tú quieras. O por lo menos, hasta que no se acabe la temporada.

Cada vez internet y los medios electrónicos le van ganando la batalla al sueño, con tantos contenidos e información ¿Quién podría pensar en dormir? ¿Cómo superar el famoso y temido “FOMO”, o “miedo a perderse algo”? El enorme torrente de información y contendido de nuestros días nos obliga a permanecer despiertos cada vez más tiempo o por lo menos a dormir menos horas que nuestros ancestros. Nuestra generación duerme en promedio 6 horas al día, las anteriores dormían 8, y las anteriores a éstas 10. Ahora incluso salimos menos, hacemos menos ejercicio, hacemos menos el amor con nuestras parejas. Antes la televisión era la enemiga de la intimidad, hoy lo es internet. Y es más  poderoso. Aunque se dice que en Japón el gobierno transmite programación de contenido pornográfico en la televisión abierta por la noche. La intensión es incentivar a las parejas a tener relaciones y concebir hijos. Importante si consideramos que la población en éste país se reduce y envejece a la vez.

Mike Patton, el vocalista de los Faith No More y de Mr. Bungle, señalaba que algunos de sus mejores temas se habían escrito durante experimentos en los que sólo ingería cafeína y evitaba dormir por días. Esta era la manera en la que Patton encontraba sonidos surrealistas y alucinantes letras en el interior de su mente. Patton también admitía que tomaría inspiración de los mensajes que encontraba en galletas de la fortuna y en infomerciales nocturnos de Cienciología. Los experimentos salvajes de Patton se pondrían de manifiesto en el espectacular disco Angel Dust de los Faith No More, sin duda uno de los mejores discos de la banda. Aquí cabría señalar que según varios estudios de alteraciones del suelo, los afectados parecieran estar alcoholizados, son proclives a tomar más riesgos innecesarios y son menos creativos. ¿Qué pensará de esto Patton?

No es sorpresa que en el disco haya un tema llamado Caffeine o “cafeína”, y que la mayor parte de los temas que Patton ha compuesto con los Faith No More o con los Mr. Bungle suenen como si fueran obra de un sujeto con los nervios de punta, cercano a colapsar o estallar. Por simple curiosidad vi recientemente la película Awake en Netflix, por cierto. La película presenta una suerte de evento, aparentemente natural en la que súbitamente se produce un apagón a nivel mundial por efecto de cambios en el sol, de ésta forma, los humanos perdemos la habilidad  de dormir y nos vemos obligados a permanecer despiertos, esto debido a una afectación de nuestros ritmos circadianos. Los accidentes no se hacen esperar, la perdida de la memoria, la perdida del pensamiento crítico, el mal humor, la falta de concentración. Todo ello empieza a escalar de forma catastrófica al tiempo que algunos comienzan a sufrir alucinaciones y el tema comienza a ponerse realmente intenso. En 30 días máximo se espera el fin de la raza humana a menos que se encuentre una cura, y sin poder dormir, los accidentes ocurren con mayor frecuencia. El desenlace resulta bastante flojo, pero el ejercicio de lo que podría pasar a la humanidad si cada vez dormimos menos no es tan disparatado, tal vez ya lo estamos viviendo.

De niño tenía cierta resistencia a dormir, tenía la sensación de que perdía el tiempo. De adolescente ni se diga, me encantaba permanecer toda la noche despierto. Hoy en día me sigue sucediendo igual. Sigo robando horas al sueño, no para caer en las redes de Hastings, sino para leer o escribir. El mundo poco a poco se va volviendo 24/7. Cada vez hay más vida nocturna, más negocios abiertos. Pareciera que la actividad humana ya no para por completo durante las noches. Podríamos hablar del capitalismo, del consumismo, de nuestra obsesión por la productividad. De como profesiones afines al mundo de la tecnología, a la mercadotecnia y a la manufactura llevan a cabo la misma lucha que Hastings. Recuerdo que Donald Trump presumía de sólo dormir 3 horas diarias. Quizá por eso su mal humor y su falta de pensamiento crítico. Quizá por eso tanto problema con Trump. Quizá.

En los 70s, una pastilla anticonceptiva representó una suerte de liberación para las mujeres. ¿Será que una pastilla que venza al sueño podría ser una suerte de liberación para el acelerado hombre moderno? Poder permanecer despierto de forma permanente, para crear, para aprender, para trabajar, para hacer ejercicio, para ser más productivos. Considerando que pasamos actualmente casi una tercera parte de nuestra vida dormidos, dejar de dormir sería una verdadera revolución para el ser humano. Los avances en los mundos de la tecnología, de la medicina, del comercio y de la economía experimentarían un avance inimaginable. No es sorpresa que ya se esté buscando desarrollar la manera de eliminar el sueño para siempre.

El ejército de los EEUU ha desarrollado varios tipos de drogas estimulantes buscando reducir la dependencia humana natural hacia el sueño. Hormonas, sustancias sintéticas y tratamientos estimulación eléctrica en el cerebro, una de ellas a logrado mantener a los soldados despiertos por 40 horas ininterrumpidas. Después de las 40 horas, un individuo supuestamente puede dormir 8 horas y nuevamente permanecer despierto otras 40 horas, todo esto sin ser afectado en sus funciones orgánicas y con la capacidad de poder maniobrar naves y vehículos. Pareciera que ese enemigo de muchos, y concepto malentendido por muchos otros, el sueño, no pasa por buenos momentos. El hombre parece dispuesto a eliminar su necesidad de dormir y de permanecer despierto la mayor cantidad de tiempo posible. ¿Se convertirá esto a futuro en una suerte de rasgo evolutivo en la que cada vez dormirnos menos? ¿Cómo se podría ver afectado nuestro cerebro y nuestro organismo ante tal condición? Ya vamos en ese camino,  y pareciera que la afectación  se manifiesta en muchos sentidos, falta de atención, perdida de memoria y malhumor.

Algunos estudiosos del sueño hablan de que la falta de éste es un factor determinante en el desarrollo de obesidad y de males cardíacos, dos de los principales asesinos de nuestra época. Otros piensan que el hombre poco a poco está evolucionado hacia otras dinámicas físicas que tal vez implique dormir menos o dormir en ciclos intermitentes sin ver afectadas nuestras facultades intelectuales o físicas. Recuerdo una película clásica de los 80s, Pesadilla en la Calle del Infierno dirigida por Wes Craven. En ella Freddy Krueger amenazaba a un grupo de adolescentes, cazándolos en sus sueños. La manera de evitar ser asesinado por Krueger era mantenerse despierto. ¿Quién pensaría que hoy en día Reed Hastings sería un aliado contra Freddy Krueger? ¿Tal vez yo en éstos momentos para algunos sea un aliado de Hastings contra Freddy Krueger? ¿O tal vez uno más que lucha contra el sueño de los que leen esto por la noche? Pienso que Hastings estaría más feliz si mis lectores en éstos momentos estuvieran viendo Netflix en lugar de practicar la lectura. Tal vez el sueño no es el único enemigo de Hastings. Los libros que me encantan también luchan contra Hastings y contra el sueño, por lo menos contra mis ganas de dormir.






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