Por: Rolando J. Vivas

Hace unos 10 años sufrí una caída accidental en casa se mi padre, corrí descalzo de un cuarto a otro y resbalé, fue la primera vez, o tal vez la única vez en mi vida que recuerdo haberme dado un golpe tan fuerte, las rodillas, la cadera, la espalda y un brazo me dolían horrible, me quedé en el piso un tiempo. Algún ocasión alguien me dijo que al caer, lo primero era sentir el cuerpo, si algo dolía demasiado o si algo se había quebrado. Luego de unos minutos me di cuenta que sólo había sido el golpe y que no había nada roto. Me levanté adolorido como nunca, y eso que suelo salir molido del gimnasio o suelo quedar adolorido al día siguiente de un buen entrenamiento. Esa vez no era así, suelo hablar de un “buen dolor” y un “mal dolor”, éste era un mal dolor, pero nada de consecuencias afortunadamente. Lloré un poco, si, porqué fue la primera vez en que me sentí vulnerable en mi vida adulta.

Lo que quedó en mi mente después de esa situación, fue una sensación de que ya no tenía 20 años, de hecho ya no los tenía, pero hasta entonces no me sentía de las de 25 años tal vez. A partir de ese evento no me quedó otra que aceptar la realidad, ya estaba llegando a mi cuarta década. Deje de correr como loco en el parque, me olvidé de los deportes extremos y me olvidé de cargar pesos extremos en el gimnasio. No que de súbito hubiese envejecido. Pero si obtuve una nueva consciencia de que, aunque me sintiera joven aún,  ya no lo era del todo. La verdad es que cuando hago algo que me gusta de verdad, rejuvenezco un poco,  cuándo escucho música nueva, cuando escribo, cuando juego con mis hijas, cuando hago el amor, cuando toco mi guitarra eléctrica, cuando resuelvo algún problema del trabajo cuando estoy descansado y hago un entrenamiento fenomenal en el gimnasio. La juventud no emana sólo de nuestro físico. Mentalmente podemos encontrar un oasis de juventud.

En el 2019, Martin Scorsese, el legendario director de cine sorprendió a muchos con The Irishman, filme presentado a través de la plataforma Netflix y protagonizada por Robert De Niro y Al Pacino. Además de la extraordinaria historia y actuaciones, The Irishman se caracterizaba por los efectos digitales utilizados por la cinta, usando los avances de la tecnología llamada Deepfake que lograba rejuvenecer en apariencia a los actores. Hasta ese momento era común que actores jóvenes usaran maquillaje y prótesis para verse más viejos, pero ahora, gracias a la tecnología digital, era posible ver a un Robert De Niro más joven en apariencia, aunque los movimientos de su cuerpo delataban un poco su edad. Muchas apps surgieron en aquél entonces que podían hacernos ver más viejos o más jóvenes gracias a la nueva tecnología.

Ahora Paul McCartney, el ex Beatle, aparece en un video de Beck, luciendo, gracias a la tecnología, tal y como lucía hace 50 años en su época con los Beatles. Ver el video y ver a McCartney en vivo y a todo color, como en su época con los 4 fabulosos, resulta casi milagroso, da un gusto que, aunque sea mediante la tecnología podamos “ver a Paul” como en sus años de gloria junto al legendario cuarteto de Liverpool. Aunque bueno, la final sabemos que no es Paul sino Beck con una “máscara”, “the walrus was Paul”, y Paul era Beck. Sin duda la tecnología nos está presentando opciones cada vez más llamativas que aunque no son una realidad, juegan con nuestras emociones y nos hacen anhelar esa juventud o inquietar a muchos por el futuro que le espera a nuestros rostros y cuerpos. No faltará quien a toda costa busque aferrarse a su juventud mediante medios quirúrgicos, a veces con resultados trágicos, o por lo menos terroríficos.

Old, del director M. Night Shyamalan, famoso por su película El Sexto Sentido, aborda precisamente éste tema del envejecimiento desde un contexto de película de terror surrealista. Un grupo de personas acuden a una playa solitaria y enigmática y súbitamente comienzan a envejecer años en apenas unas horas. Los individuos no pueden escapar de la playa, los adultos que llegaron, tal vez no pasaran de la noche y los niños repentinamente ya son adultos y tal vez sólo lleguen al día siguiente. Así, Shyamalan crea una inquietante alegoría sobre la vida, el envejecimiento y la velocidad con que todo pasa hoy en día. El tiempo es relativo, para un niño una hora pasa lentamente ya que es una fracción importante de su vida, para un adulto una hora o a veces hasta un día pasa a la velocidad de la luz, ya que la fracción de tiempo ya es sólo una mínima parte de nuestra vida. El avance del tiempo no se detiene y cada vez pareciera que se acelera.

Ahora sabemos que eñ economista Paul Malthus se equivocó, la humanidad ya no seguirá creciendo de manera exponencial e incontenible y los recursos no serán puestos en riesgo por éste motivo. Por primera vez en décadas, la población se reduce y las tasa de natalidad bajan cada vez más. La edad de la población va en aumento y pareciera que vamos camino a convertirnos en un mundo de viejos. Esa tecnología que hoy tenemos, sera la encargada en un futuro de cuidarnos, de proveernos y de mantenernos vivos. Aunque hoy en día la tecnología parece cosa de niños y jóvenes, en el futuro será la herramienta que nos permita trabajar desde casa, ser atendidos y monitoreados de nuestra salud a distancia y cada minutos, además de permitirnos abstenernos de víveres y otros bienes a domicilio o de movernos de un lado a otro, a pesar de que seamos individuos de muy avanzada edad.

La tecnología al final servirá más a los viejos que a los jóvenes, habrán más viejos que jóvenes y los viejos vivirán mucho más que antes, conviviendo con la ciencia y la tecnología enfocada a dar más años de vida y más calidad de vida a la vejez. Al final parece que la tecnología servirá para tener una mejor vejez y será mejor amiga de lo que creemos, de los viejos que poblaremos en su mayoría al mundo del futuro. ¿Alguien vio la serie rusa Better than Us? En ésta serie robots humanoides son los asistentes personales de los adultos mayores, cuidándolos y protegiéndolos. Esto en Japón ya es una realidad. En poco tiempo esto podría pasar en todo el mundo. La tecnología puede ser nuestra mejor servidumbre o nuestro pero amo, depende de nosotros. Tal vez podamos sentirnos orgullosos en algunos años de cambiar radicalmente el rol de los viejos. Porque ahora nos tocará serlo.

Pienso que es normal tener un poco de miedo a envejecer, es una aventura distinta a crecer y volverse adulto. Ser viejo ahora es mucho mejor que ser viejo hace décadas. Mi padre decía que antes a los 40 era difícil encontrar un empleo. Pareciera que ya no es así. Pareciera que los 40s hora fueran los nuevos 30s y los 50s son los nuevos 40s. Los años finales ya no parecen ser tan difíciles como lo eran antes. Mi abuelo falleció ya pasado los 80s y era un hombre bastante fuerte y conservaba su extraordinario y agudo sentido del humor. Veo personajes de 60 o 70 años con unos físicos envidiables y  bien cuidados. Ojalá podamos tener cada vez una vejez más digna activa y productiva. Nada sería mejor que eso. Hoy en día veo a gente como Bob Mould que hacía discos increíbles con los Husker Du en los 80s y resulta que Mould hace música más feroz e interesante a sus 60 años que cuando tenía 20. Lou Reed uno de mis músicos favoritos grabó un disco con Metallica a los 70 años, James Hetfield, por cierto, tiene casi 60 años. ¿No es fabuloso ser viejo hoy en día?

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