Por: Rolando J. Vivas

“Lo más doloroso es perderte a ti mismo en el proceso de amar demasiado a alguien más, mientras olvidas que tú también eres alguien muy especial”
Ernest Hemingway
Tenía unos seis años cuando mi madre fue a visitar a una vecina a una cuadra de la casa, era una familia de cuatro hijos y los cuatro (una de ellas estaba conmigo en la escuela) permanecían hipnotizados a la televisión que se hallaba en la sala de aquella casa. A inicios de los 80s, las videocaseteras aparecieron en México y la oportunidad de ver películas en casa era toda una novedad. Mi madre, luego de terminar la visita, me permitió quedarme ahí para ver la película completa, ya que definitivamente me había quedado enganchado con la cinta. La trama tenía un protagonista que sentía una enorme atracción hacia una chica. Dejaba el lugar en dónde se hallaba para irla a buscar a su ciudad en un día especial. Se enteraba de dónde estudiaba, de dónde trabajaba y de dónde vivía, podríamos pensar que era un chico tímido ya que seguía a aquella chica a la distancia, desapareciendo de inmediato cuando parecía que su presencia estaba por ser detectada. El protagonista libraba casi cualquier obstáculo para estar cerca de la chica, incluso enfrentando a las amigas de ella. No, no hablo sobre una de esas clásicas películas románticas de los 80s, y el día especial no era San Valentín (Aunque de ser así se puedo llamar My Bloody Valentine, como la clásica película de horror, o la extraordinaria banda inglesa de shoegaze), sino del clásico del llamado cine “slasher”, Halloween, esa película independiente y de bajo presupuesto que pondría de moda las cintas de terror. En esa ocasión recuerdo que vimos Halloween, la clásica primer cinta dirigida por el genial John Carpenter, y después la secuela, que según recuerdo, mantenía el espíritu de la original, aunque Carpenter ya no la dirigía (para la tercer cinta, Halloween ya se había descarrilado bastante). Aún recuerdo esas escenas en las que Michael Myers (Nacido un 19 de Octubre y usando una máscara de látex del Capitán Kirk, pintada de blanco) aparecía a la distancia observando a Laurie Strode (el personaje de la bellísima Jamie Lee Curtis), lo cual me parecía más aterrador que las escenas de asesinatos (en las que en realidad no aparecía tanta sangre). Cuando terminamos de ver ambas películas y tuve que regresar a casa, confieso que estaba aterrado, volteaba a todos lados y caminar esa cuadra hasta mi casa me pareció haber durado horas. Creo que la música magistralmente creada por el mismo Carpenter (inspirada seguramente en el minimalismo frenético de Philip Glass), se quedó en mi mente por semanas mientras caminaba de la escuela a la casa. Carpenter había creado el nuevo gótico americano que iba más allá de las granjas o de las carreteras abandonadas, era un nuevo gótico que se situaba en las calles de la ciudad.
Halloween es una de mis fechas favoritas del año, conocí a muchos muy buenos amigos en esas fechas durante las fiestas que se hacían. El ingenio que muchos ponen en sus disfraces me sigue pareciendo fabuloso. Hay ese toque de rebeldía en cuanto al Halloween, si consideramos que es una tradición estadounidense que está muy arraigada en México y que muchos “nacionalistas” no han podido erradicar, incluso más que el Día de los Muertos que muchos han tratado de “resucitar”. Ya debiésemos empezara pensar seriamente en cómo amalgamar ambas festividades y crear algo verdaderamente original, de varios días y bastante divertido y audaz. Para mi Halloween es algo más. Es vencer tus propios miedos, enfrentarlos, armarte de valor. Atreverte, eso significa Halloween para mí, vencer tus demonios, vencer al miedo y caminar entre ellos, caminar esa cuadra de noche aunque estés aterrado. Dar ese último estirón para recuperar tu bolsa de dulces cuando los bravucones del barrio tratan de quitártela, y después correr a toda velocidad hasta la casa. Halloween es caminar por las calles en la noche de la mano de mis hijas y después ver su cara de felicidad luego de recibir muchos dulces, o ahora que están más grandes, verlas repartir dulces desde la cochera de la casa. Halloween es definitivamente una de las mejores noches del año. Fecha para celebrar escuchando a los Misfits, al Halloween de las legendarias Shaggs o simplemente poner a todo volumen el Psycho Killer de los Talking Heads, sin olvidar las películas y el personaje de Michael Myers que me siguen fascinando.
El 31 de Octubre ya está cerca y apuesto a que hoy en día hay muchos modernos “Michael Myers” que no requieren caminar a distancia para seguir a “esas personas especiales en ese día especial”, sino que ahora usan las redes sociales para averiguar todo sobre su objeto de obsesión. Si consideramos que con el nombre hoy en día es bastante fácil enterarte de detalles personales de casi quien tú quieras. Seguramente Mark Zuckerberg es el mayor acosador de todos, prácticamente sabe lo que hacen millones de personas en éste planeta casi a toda hora, tú se lo haces saber voluntariamente, aunque no lo sepas. Una mirada a la serie You de Netflix para darse cuenta del enredo romántico/acosador que toca al espectador decidir qué es realmente el personaje protagonista llamado Joe, un romántico sin remedio, un aterrador acosador, un ser con un complejo obsesivo desbordado o un psicópata. Apuesto a que en nuestros turbulentos días, más de una chica tendrá problemas para poder encontrar las diferencias entre un atormentado enamorado y un acosador peligroso. De hecho, si vemos muchas de las comedias románticas de años recientes, establecer la diferencia o el límite entre ambos, resultará realmente complicado. Recuerdo un capítulo de la fabulosa serie Seinfeld, en el cual, Jerry se sentía atraído por una chica que había conocido de forma casual en una fiesta. Careciendo de toda información sobre la chica, excepto el lugar en dónde ella trabaja, Jerry es atormentado por la forma de cómo volverse a encontrar con ella. Finalmente, logra conocer su nombre (Vanessa) y decide seguir el consejo de su papá, irse a plantar al lugar donde ella trabaja a la hora de la comida. Para llevar a cabo éste plan, Jerry se pone de acuerdo con su amigo George y ambos inventan una historia del porqué se encuentran en aquél lugar, en aquella hora. La situación, obviamente resulta excesivamente graciosa, algunos incluso podrían sentir ternura por la situación por la que pasa el personaje de Jerry Seinfeld, aunque en la realidad y si uno analiza fríamente la situación, detectará uno que se trata de un caso de acoso. Así es amigos, esas veces que dieron vueltas en el auto frente a la casa de la chica que les gustaba, que llamaron a su teléfono análogo (antes de los identificadores de llamadas) y colgaron, y esas veces que planearon encuentros casuales con la chica de sus sueños, si, pudieron parecer unos románticos perdidos…o unos acosadores obsesivos.
Supongo que mi primer caso de acoso ocurrió en cuarto de primaria, en que me gustaba mucho una chica, recuerdo ir casi todos los días a casa de un amigo que vivía enfrente de su casa, la idea no era tanto convivir con mi amigo, sino estar en la cochera de su casa esperando a que la chica apareciera por alguna razón. Los tres estábamos en la escuela y solía en ocasiones seguirla por el patio de la escuela a la hora del recreo. Por una razón u otra nunca coincidimos en el mismo salón hasta que una tormenta cayó en la ciudad y nos juntaron a todos los alumnos del mismo grado en un salón para esperar a que nuestros padres llegaran por nosotros y nos llevaran a casa. Yo había quedado sentado justo detrás de ella. A pesar de los nervios, estaba seguro que esa era mi oportunidad de hablarle. Y justo cuando se presentó el momento, mi madre apareció en la puerta del salón para llevarme a casa. Ese fue mi primer fracaso como acosador. El segundo supongo que fue muchos años más tarde, cuando había reunido dinero en secreto para comprar un automóvil y poder ver a mi novia que vivía en otra ciudad. Cuando por fin conseguí comprar el auto, ella terminó con la relación. Por meses manejé hasta su colonia y pasaba por su casa una y otra vez, la llamaba para saludarla, pero no le decía que estaba ahí. Otra vez, mi patetismo podría causar ternura a algunos, pero parecería más un acto de acoso obsesivo. Recuerdo a un amigo que constantemente me decía sobre una chica “ella será mía”, definitivamente me parecía una estupidez pensar así, sobre todo que en aquél entonces éramos bastante jóvenes, después supe él solía manejar por las noches a casa de la chica y se estacionaba en un lote baldío detrás de la casa, desde dónde se podía observar el cuarto de la chica y allí permanecía por horas. La chica solía ignorarlo gran parte del tiempo. Si mal no recuerdo, años más tarde la chica se casó con alguien más, las cosas no funcionaron y se divorció, y ¿Adivinen quién estaba ahí para casarse con la chica? Si, mi amigo. ¿Adivinen que canción bailaron durante la boda?
“Cada aliento que tomes /cada movimiento que hagas /cada atadura que rompas, cada paso que des /te estaré vigilando.
Todos y cada uno de los días /y cada palabra que digas /cada juego que juegues, cada noche que te quedes /te estaré vigilando.
Oh, ¿no puedes ver/ que tú me perteneces? /cómo duele mi pobre corazón/ con cada paso que das.
Cada movimiento que hagas /y cada promesa que rompas / cada sonrisa que finjas, cada parte que reclames /te estaré vigilando.
Desde que te has marchado estoy perdido sin un rastro /sueño por la noche y solo veo tu rostro /busco alrededor, pero eres tú lo que no puedo reemplazar /me siento tan frío y anhelo tu abrazo”
Si, en español suena horrenda y aterradora, pero apuesto a que muchos cantamos Every Breath You Take de The Police sin darnos cuenta que es una letra bastante oscura de acoso, buena suerte para la chica que se casó con mi amigo. Aunque quien cantaba esa canción era Sting o Gordon M. Sumner, no me resulta muy difícil imaginar a Michael Myers tarareando la canción mientras camina tras Laurie Strode(Perfect Day de Lou Reed también le podria ir de maravilla) o a Joe Goldberg, protagonista de You, escuchando la canción mientras revisa el Facebook o el Instagram de la aspirante a escritora y objeto de su deseo Guinevere Beck. Tal vez incluso Jerry Seinfeld podría haber cantado ésta canción mientras esperaba a Vanessa en el lobby del edificio en que trabajaba. No sería muy difícil imaginar a Adam Sandler cantándola a Drew Barrymore en alguna de sus comedias románticas. Pienso que por lo menos Sting tuvo buen gusto al llevar a cabo éste tema de acoso de forma tan sutil. Hoy en día en las letras de casi cualquier tema de reggaetón nos encontraremos con explicitas afirmaciones de acoso sexual.
Apuesto a que muy pocos recordarán la película Boxing Helena, hecha a inicios de los 90s. No, no se trata de una trama similar a la Million Dollar Baby de Clint Eastwood (¿Tomaría el nombre de la canción Billion Dollar Babies, el clásico de Alice Cooper?), Boxing Helena, dirigida por Jennifer Lynch (si, la hija del extraordinario David Lynch), que trataba sobre la obsesión enfermiza de un cirujano por una hermosa mujer, luego de que ésta lo rechaza, el cirujano se obsesiona aún más con ella y aprovecha cuando la mujer sufre un atropello, para llevarla a su casa y amputarle las piernas con el fin de que no pueda escapar. Finalmente cuando la mujer trata de ahorcar al cirujano, éste decide amputarle ambos brazos convirtiéndola en una “Venus de Milo” viviente (A Jennifer Lynch le obsesionaría la Venus, a quién muchos consideraban una obra de una mujer hermosa, mientras ella la consideraba una mujer “rota”). La película no alcanzó el estatus de las míticas películas de David Lynch, aunque bien pudo haber sido una cinta de Pedro Almodóvar al estilo de la estremecedora La Piel Que Habito. Apuesto a que Almodóvar y Jennifer Lynch pudieron ser bastante buenos amigos, con gustos muy similares. Jennifer Lynch alcanzaría la fama más adelante con cintas menos surrealistas y dirigiendo capítulos de exitosas series como The Walking Dead, American Horror Story, Elementary, Once Upon A Time, Jessica Jones y Daredevil (algunas de ellas fabulosas). Pero quédense tranquilos, al final de Boxing Helena nos enteramos que todo había sido un sueño y que Helena conservaba sus extremidades. Hasta los extraordinarios Misfits hicieron una canción llamada Helena en referencia a la película.
Es posible que la delgada línea que divide al amor intenso de la obsesión sea un tanto difícil de identificar, de acuerdo a los expertos, la segunda tiene que ver con un exceso considerable en el intentar agradar a la persona u objeto de obsesión, al grado que se deja de pensar en uno mismo, de manera dañina, para pensar en y por la otra persona, a diferencia del amor, es posible que uno de los involucrados trate de llevar las cosas a un paso por demás acelerado, quitando cada vez más espacio a la otra persona, incluso al grado de desplazarlo, y aquí es dónde se presenta la parte más peligrosa de la obsesión, cuando una persona se pierde a si misma en su obsesión por la otra, y después buscar pensar por la otra persona y desparecerla en ocasiones. Basta recordar a personajes como Mark David Chapman, cuya obsesión, no necesariamente amorosa por John Lennon, los llevó, primero aficionarse y admirar excesivamente a Lennon. Chapman empezó a vestirse como Lennon, a usar lentes, después a tratar de imitarlo, se casó con una japonesa. Finalmente Chapman decidió que él, era Lennon, por lo que había que quitar al verdadero Lennon del camino. Chapman terminó asesinando a John Lennon con una pistola. Tal vez algo similar pudo pasar a la cantante Selena Quintanilla a manos de Yolanda Saldívar, presidenta de su club de fans y quien mataría a Selena de la misma forma que Chapman a Lennon. Tengamos presente que amor es dar espacio, privilegiar y exponenciar la individualidad. La obsesión es quitar espacio, asfixiar y buscar destruir la individualidad. Algunos dirán: “El acoso es cuando dos personas salen a dar un largo paseo romántico, pero sólo uno de los dos lo sabe”.
Dos casos que en su momento llamaron mucho mi atención, el de John Hinckley Jr., quien en el año de 1981 trató de asesinar al presidente Ronald Reagan, Hinckely se había obsesionado con la película Taxi Driver del legendario director Martin Scorsese. De la misma forma, Hinckley había desarrollado una obsesión amorosa por la actriz de la cinta, Jodie Foster. Foster había dejado la actuación por un tiempo para terminar sus estudios. Hinckley la había seguido hasta la universidad en que estudiaba, la seguía por el campus y le dejaba notas con poemas y mensajes en su teléfono. Desesperado ante la falta de atención de Foster, Hinckley elaboró un par de planes relacionados con las armas que había empezado a coleccionar. Planes sobre secuestro de aviones o suicidarse frente a la actriz pasaron por la mente de Hinckley. Finalmente, Hinckley decidió cometer el asesinato de un político, tal y como el personaje de Travis Bickle, interpretado por Robert De Niro en la cinta. El objetivo principal era el de “impresionar” a Foster. Así, Hinckley se dedicó primero a estudiar toda la información disponible sobre el asesinato de John F. Kennedy, para después cometer el atentado el 30 de marzo. Hinckley falló en su intento y fue encarcelado. Para Foster, el impacto de que un sujeto así de desequilibrado hubiese estado tan cerca de ella, provocó un impacto y un trauma que la siguió por años. Hinckley estuvo en prisión y bajo tratamiento psiquiátrico, quedando libre en 2020. Hinckley iniciaría una carrera musical subiendo videos a Youtube y anunciado hace poco la publicación de su primer sencillo.
El segundo caso, el de Ricardo López, un sujeto auto recluido en su hogar y obsesionado con la cantante islandesa Bjork. López poco a poco fue perdiendo el contacto con la realidad al tiempo que su obsesión por la cantante crecía. López cada vez perdía más contacto con el mundo real a medida que su baja auto estima y sobre peso lo hacían alejarse de la gente. López centró su atención en la cantante al punto de escribirle un buen número de cartas y declarar su “amor” por ella. Poco a poco López comenzó a perderse en su fantasía al grado de reaccionar violentamente cuando se enteró de la relación entre la cantante y el músico de color Goldie. Sintiéndose traicionado por la cantante, López decidió “castigarla” por hacerlo “perder el tiempo”. Lo surrealista de la historia de decadencia mental de López comenzaría aquí. Con la grabación de un video en su apartamento que detallaba el plan para “castigar” a la cantante. En el video parecería la conversación de López con si mismo para decidir “el castigo” que infligiría en la vocalista. López armaría un aparato eléctrico para causar daño al ser que en medio de su locura, lo había traicionado. Al final de su video, luego de dejar en el correo un aparato explosivo con la dirección de la cantante, López cortó todo su pelo, y pintó su cara de amarillo y rojo. Acto seguido, al tiempo que se escuchaba una canción de Bjork en el fondo, puso un arma en su boca y disparó. La caída mental de López quedaría grabada hasta el último momento de su vida y se convertiría en un duro golpe para la cantante, quien pediría a la gente no obsesionarse con las celebridades. Irónicamente Bjork había terminado su relación con Goldie unos días antes de la muerte de López. El aparato explosivo fue interceptado antes de llegar a su destino. El video de López formaría primero parte de un documental sobre la obsesión, y después las dos horas completas aparecerían disponibles en Internet.
En algún momento me sucedió con amigos una situación un tanto curiosa. En un caso específico en algún momento una persona con gustos muy diferentes a los míos en cuanto a la música, comenzó a pedirme que le prestara discos, a lo cual con gusto accedí. Súbitamente ésta persona comenzó a entusiasmarse bastante con la música que yo escuchaba. Cambió su manera de vestirse y hasta de peinarse. En aquellos años de secundaria yo estaba sumamente inmerso en el mundo del punk rock y tenía una colección bastante grande de discos. Solía invitar a ésta persona a mi casa para escuchar música. Empecé a notar que me faltaban discos y camisas. Un día que acudí a su casa me encontré esos discos y camisas en un cajón de su habitación. Quedé bastante impactado y opté por alejarme de ésta persona. Mis gustos siguieron evolucionando con el tiempo y ya no estaba tan metido en el punk cuando encontré a ésta persona un par de años más tarde. Ahora el era tenía un grupo de punk rock, de repente ésta persona parecía ofendida de que yo ya no escuchase punk rock y que estuviera escuchando música bastante diferente. Constantemente criticaba mis gustos musicales y trataba de desacreditarme delante de amigos que teníamos en común, claro siempre hablando a mis espaldas. Otras veces me sucedería más adelante. Conocidos que se obsesionaban con ciertas partes de mi estilo de vida, algo más intenso que la simple influencia o la imitación. Conductas que nunca me agradaron y que me han llevado a meter distancia de inmediato cuando las detecto. De inicio siempre nos resulta halagador tener algo de influencia sobre alguien, o despertar admiración, pero no es muy difícil pasar a algo más, por lo que prefiero no prestarme a esos temas. Nunca sabes en realidad si una Annie Wilkes o un Michael Myers se encuentre a la vuelta de la esquina, o a un clic de distancia, al pendiente de cada respiro que tomas.
Extraordinario relato, me sorprende como puedes escribir algo así cada semana, te sigo muy interesada
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Es post más divertido que he leído sobre Halloween y el acoso, y eso bastante raro
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Annie Wilkes, célebre personaje de la mente del genio de genios del horror, Stephen King
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Tres temporadas y You sigue siendo escalofriante y llena de sorpresas
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Halloween y un humor tan negro que en definitiva no voy a volver a ver una comedia romántica con los mismos ojos.
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No sabía que eso le había pasado a pixie Bjork!!!!!!
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Si, la canción de Sting trata sobre un acosador bastante obsesivo y controlador
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jasjasjasjasjasjasjasjasjas ¿Michael Myers y Sting?
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