Por:Rolando J. Vivas

“Entre el pensamiento y la expresión, yace toda una vida.”

Lou Reed

Los Velvet Underground eran a finales de los 60s la mejor banda de rock el mundo. Dos discos habían cuestionando como nunca la esencia del rock como era conocido hasta entonces. 1969 y los Velvet Underground estaban decididos a no sólo sacudir al mundo del rock n roll, sino a reescribir las reglas. Recuerdo que les platicaba a mis amigos que la banda retaba en cada disco a sus mismos seguidores. En 1968, el White Light/ White Heat seguramente dejó atónitos a los pocos fans del primer disco de la banda de 1967. Seguramente el disco homónimo hizo lo mismo con los fans del segundo disco. La banda enfrentaba a su pasado, poniendo a sus seguidores en situaciones complejas. “¿Quién haría eso para alejar a sus seguidores?” Me preguntó un amigo. “Los VU, Lou Reed, en eso la banda siempre se distinguió, en retar a sus mismos seguidores”. Le respondí. Lejos de complacer siempre a sus fans y quedarse cautivos de las expectativas, los Velvet asumían riesgos a cada paso, en cada canción, en cada disco. En cada tema puedes escuchar a la banda jugándose el todo por el todo. Poniendo en riesgo siempre lo poco o mucho que habían ganado. La intención era introducir en el mundo del rock n roll de la época, la sofisticación del pop del Brill Building, la fiereza del free jazz y la experimentación proveniente del minimalismo.

Luego del primer disco, la banda dejó ir a su icónica cantante Nico. Nico nunca fue realmente miembro de la banda, era un agregado que se había anexado a la banda a petición e insistencia de su productor, el artista pop Andy Warhol. El título del disco lo deja claro al ponerla a aparte. Ya sin Nico, la banda se enfocaba de lleno a llevar su sonido al extremo. La batalla creativa entre Reed y Cale llegaba en ese disco a su punto de máxima tensión, la cuálera fácil de escuchar cada uno de los temas. Para el segundo disco de la banda, ya no había espacio para el ego de ambos músicos. Cale tuvo que salir de la banda. Para Cale quedaba claro que había trascendido más allá del grupo y que los Velvet ya no serían lo mismo sin él. Para Reed, la salida de Cale era algo sin importancia, seguramente Reed pensaba que la banda era él y Cale sobraba. Ambos músicos pondrian de manifiesto, más adelante, su enorme respeto mutuo, pero también la imposibilidad de volver a trabajar juntos por mucho tiempo. Al grupo llegó Doug Yule, un joven multi instrumentalista que se parecía a Reed y que incluso cantaría gran parte de los temas de la banda en vivo cuando Reed se fastidiaba del protagonismo. Reed se había clonado gracias a Yule, y eso sin duda le permitiría relajarse u esconderse un poco más de los reflectores, lo cual sería notorio en los siguientes discos. Curiosamente Yule combinaba el físico y la voz de Reed, con la habilidad instrumental de Cale.

La falta de un título para el disco era una fuerte declaración. Una re definición de la banda. Un nuevo y brutal comienzo. Las canciones del disco una vez más estaban a la altura de los mejores temas escritos por Reed. Cada tema tenía un peso poderoso y propositivo, y el disco, a pesar de su notorio distanciamiento con los anteriores, era un clásico indiscutible. Yule no era un personaje cualquiera, además de seguidor incondicional de Reed, sin duda respetaba y admiraba profundamente a la banda y su legado. Yule sumaba a la banda, aunque contribuía a que el sonido de la banda se transformara. Así, seguramente el tercer disco de la banda incomodó a varios de los viejos seguidores. Sin comprometer sus principios, Reed y compañía nuevamente se adaptaba y evolucionaban de forma notable. La furia y el sonido estridente del disco interior quedaba atrás, no así su audaz deseo de experimentar en todo momento. Por supuesto que Reed, un iconoclasta radical, se negaría por completo a repetir su disco anterior. Mejor molestar a los fans ocasionales que comprometer sus principios. Mejor preferiría mostrarse como un evolucionado y sofisticado compositor antes que repetirse.

Candy Says, tema que abre el disco, debió ser un choque para muchos, al escuchar el legendario tema en voz de Yule y no de Reed. Reed mismo pidió a Yule cantara el tema escrito acerca del legendario personaje de la Factory de Andy Warhol, Candy Darling. A pesar de que Warhol ya nada tenía que ver con los Velvets desde su segundo disco, la influencia de éste permanecería en Reed incluso, al inicio de su carrera solista, al mencionar nuevamente a Candy Darling en la clásica Walk on the Wild Side. El tema es una hermosa composición que destaca una nueva dimensión sonora de la banda, un nuevo lado creativo en el que Reed mostraba tal vez menos diversidad que en su primer disco, obviamente menos ferocidad que en su segundo, pero impulsaba fuertemente su leyenda musical con un disco que sería tan recordado como los demás de la banda, que en ésta ocasión se atrevían a producirse a ellos mismo. What Goes On es un tema hipnótico con un ritmo poderoso, una interpretación vocal por parte de Reed sobresaliente, su clásico “All Right”, una frase comúnmente repetida por Reed, y extraordinarias guitarras que serian una vez más imitados por todos aquellos rebeldes que huían de la música psicodélica, progresiva o del hard rock. Bandas como los Television, los Modern Lovers e incluso los Talking Heads (y más adelante los Yo La Tengo, los The Feelies y los Stereolab) seguramente enloquecieron escuchando efusivamente éste disco y piezas cómo ésta en particular.

Some Kinda Love sería una pieza bastante interesante de rock peculiar, con algo de influencia de jazz en las guitarras a cargo de Reed y de Morrison. Reed integrando libremente parte de sus influencias, el jazz de Ornette Coleman, el rock de Chuck Berry y el sonido jangle de Roger McGuinn, líder de los Byrds, uno de los guitarristas favoritos de Reed en aquellos años. No hace falta mucha imaginación para ver a Reed relajado en éste exquisito “jam” junto a la banda, al tiempo que recita fabulosas letras sobre “todas las clases de amor” y sobre “el pensamiento y la expresión”. Los Misfits, el legendario grupo de Horror Punk, tendrían una década más adelante, una canción curiosamente, con un título muy similar (Some Kinda Hate). Pale Blue Eyes me sigue pareciendo uno de los temas más increíbles de Reed, quien ya había madurado como artista, y se atrevía a abrir su sentimientos de una forma tan directa y arrebatadora. Una balada impensable en el Reed de los primeros dos discos y que denotaba su crecimiento rotundo como compositor, a la vez que comenzaba a notarse que Reed podía funcionar como figura de primer nivel más allá de la banda.

Jesus es otro tema destacable por su inesperada franqueza y obvia desesperación incluida en sus letras. Seguramente muchos pensarían extraño escuchar a Reed cantando y mencionado a Jesus en una de sus composiciones (¿Un judío invocando a Jesus?), aunque hay que recordar que ya Reed lo había invocado en su legendaria Heroin del primer disco. Era obvio que la mente de Reed al momento, a pesar de hallarse más relajado, internamente pasaba por un momento difícil, es posible escuchar cansancio e incertidumbre en algunos de sus temas como éste y otros que incluirá más adelante, incluso en Loaded, el siguiente disco. Un tema que muestra una importante disrupción al ser seguido por la extraordinaria Beginning To See the Light, que continúa registrando los altibajos emocionales de Reed y su aparente iluminaciónespiritual, que a pesar de navegar en medio de una tormenta de emociones, no perdía la capacidad de dar vida a algunos de sus mejores temas. Todo un clásico de los Velvets y en la historia general del rock n roll, con un Lou Reed caso poseído y más expresivo que nunca aquí, acompañado del piano de Yule que sin duda reforzaba el sonido de la banda, volviéndolos más obsesivos y poderoso que nunca.

Im Set Free es otra poderosa invocación que evoca bastante al primer disco de la banda, aunque sumándole las innovaciones desarrolladas luego de un par de discos. Un personaje que se siente liberado hasta cierto punto y difícil saber con certeza si Reed se refiere a si mismo en éste tema. Acompañado por la pulsante batería de Moe Tucker y con un muy emotivo y fabuloso solo de guitarra para lograr uno de los más enigmáticos temas del disco. Reed nuevamente liderando una tormenta desatada de emociones, colocándose como absoluto líder de la banda, evocador, reflexivo, hipnótico y también casi al borde del extasis y del colapso. Me atrevería a decir que temas como Thats the Story of My Life es un claro antecesor al sonido de grupos como los legendarios The Smiths y a los memorables R.E.M., quienes seguramente pusieron bastante atención a lo que Reed revelaba en éste tema.

Pero Reed no se quedaría tranquilo sin jugarse la reputación una vez más y arriesgando todo, incluso incomodado a algunos de los se habían sentido cercanos a éste disco, así  The Murder History se convertían convertía en casi una cinta de terror sonora, incluyendo las voces de los cuatro miembros del grupo en el equivalente sonoro a una casa del terror con voces del más allá provenientes de todas direcciones, con las fantasmales voces de Tucker y de Yule y las obsesivas líneas vocales paralelas de Reed y de Morrison, una auténtica pesadilla musical que debió irritar a muchos, como antes lo había hecho Heroin, European Son, Sister Ray o la Black Angels Death Song. Así, Reed dejaba claro que no iba a hacer las cosas fáciles para nadie, ni para él mismo. Recomiendo aquí poner el tema y apagar por completo la luz para experimentar por completo el horror que Reed mostró ser capaz de imprimir en éste peculiar tema que no debiese pasar desapercibido para nadie. Todo un clásico del rock experimental olvidado por muchos. Tal vez Cale ya no estaba en los Velvet, pero Reed los seguía llevando por territorios muy poco comunes para un grupo de rock.

Para After Hours, una simple y hermosa melodía que cierra el disco. Reed quería que la canción sonará inocente y pura, y no pudo pensar pensar alguien mejor que en Moe Tucker para interpretarla. Por su parte, Tucker durante las grabaciones no podía superar su timidez frente al micrófono, habiendo siempre permanecido “protegida” tras su batería. Reed hizo que todos salieran del estudio, permaneciendo sólo Tucker, él y el ingeniero de sonido, logrando así que Tucker pudiera concentrarse y brindarnos un hermoso ejemplo de la belleza sonora y melódica que Reed era capaz de crear. Reed finalmente parecía haber hecho a un lado su enorme ego al permitir a otros interpretar sus composiciones. A su vez, éste tercer disco parecía por fin definir el sonido que Reed quería perpetuar en la banda. Un sonido más cercano al rock clásico pero sin los límites de este, capaz de mostrar por un lado, una fría audacia y por otro, una cálida apertura  lo que sin duda hizo del disco un triunfo artístico, a pesar de que comercialmente seguirían en la oscuridad.

El tercer disco marcaría finalmente la definición total de la banda como un grupo de música pop inteligente y con propósito. Una banda decidida a ser escuchada, pero sin comprometer sus principios, lo cual los convertiría en “santos patronos” del underground, del proto punk, del rock gótico, de la new wave, de la música alternativa y otras derivaciones poco convencionales del pop. Habría un cuarto disco muy en línea con éste tercero, aunque más eléctrico, que sería abortado y cuyos temas, de excelente calidad, aparecerían de forma posterior. La banda empezaba a venirse abajo ante la falta de apoyo por parte de su disquera, una última apuesta ya de una banda moribunda sería el disco Loaded, más en línea con éste disco que con los primeros dos. Reed continuaría usando a Yule como su instrumento personal y le asignaría un papel más protagónico en la banda, al grado que, tras la salida de Reed del grupo, Yule continuaría de forma sacrílega, haciendo presentaciones como los Velvet Underground, lo cual no molestaría del todo a Reed, que había decidido acabar con su carrera musical en aquel momento,  pero si al resto de los integrantes de la banda, que consideraban Yule destruía el legado del grupo.

Al día de hoy me resulta imposible tener un disco favorito de los Velvet Underground, Reed y compañía se encargaron no sólo de construir 4 discos sumamente retadores para el público, sino además de dotarlos de incontables ideas creativas y audaces que, serian explotadas por miles de grupos posteriormente. Reed había conseguido dotar a cada disco de su propia identidad. Algo que sin duda le afectó en temas de popularidad, pero le dio una reputación colosal a cada una de las grabaciones de banda. Pocos discos se venderían, pero para aquellos que los compraron, cada disco fue una auténtica revelación. Un extraordinario llamado a la revolución musical independiente. Reed y el resto del grupo cargarían por el resto de sus vidas, y carreras, con el enorme peso de haber creado discos monumentales y de haber ido más allá de los límites musicales de la época.

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