Rolando J. Vivas

Se dice que “la historia se repite”, Karl Marx añadiría que “primero como una tragedia y después como una farsa”. Comúnmente decimos “tropecé de nuevo con la misma piedra”. Cuando aprendemos, cambiamos. Todo esto apunta a una sola cosa, quien no aprende, quien no cambia, vuelve a ver que su historia se repite. Se vale equivocarse, se vale tropezar, lo que no se vale es equivocarnos sin aprender, equivocarnos una y otra vez en lo mismo. Omicron, una variante surgida en África del Covid-19, parece ser la siguiente gran prueba de la humanidad ¿Qué hemos aprendido en éstos ya casi dos años desde que el Covid-19 apareció en el mundo? ¿No hemos aprendido nada? De ser así, lo más probable es que podamos repetir la historia acontecida dos años atrás. Precisamente por éstas fechas, empezamos a escuchar sobre el Covid-9, en Enero del 2020, las noticias sobre el nuevo virus se hacían ya presentes en todo el mundo, el año nuevo chino fue en parte un factor que volvió exponencial los contagios y posteriormente cuando el virus cruzó fronteras causó estragos en toda Asia, Europa, Rusia, EEUU, India y Latinoamérica. Hoy sabemos que deficiencias en varias marcas de vacunas, en los avances de los programas de vacunación, en el seguimiento a las medidas de protección y en el rechazo a la vacuna por parte de ciertos sectores de la sociedad, ha causado fuertes repuntes en del virus en Asia y Europa. Brotes fuertes surgidos en Europa que han provocado la reactivación de las medidas de contingencia, esto antes de que conociéramos la existencia de Ómicron, Variante que según los expertos, podría ser la más preocupante de todas las que han surgido en éste virus que si en las primeras olas no nos mató, tal vez nos hizo un poco más fuertes, pero ahora ha mutado y va por una segunda vuelta mayúscula.
El mundo ya no es le mismo que hace dos años. Gran parte de la población sabe y conoce sobre el impacto del virus. Una gran parte de la población ya está vacunada. No podemos dar por asentado que las dos dosis recibidas nos hacen inmunes al virus y a la nueva variante. Los que cada año nos hemos vacunado contra la influenza sabemos que la vacunación debe ser una acción constante y recurrente y que la vacuna no garantiza inmunidad, pero si nos ayuda a que los síntomas no se presenten con tanta severidad. Esto sin duda aplica al Covid-19. Dos dosis no serán el fin de la historia, seguramente la vacunación deberá continuar de manera periódica hasta que el virus continue perdiendo letalidad y la población continua desarrollando defensas. Pensar que una vacuna nos hace inmunes sería un error. Pensar que las vacunas no funcionan porque de todos modos resultamos contagiados, sería otro error. Pienso que la realidad es que la letalidad el virus ha disminuido y los contagios se han desacelerado. Pero como ha sucedido con otras enfermedades disminuidas, algunas incluso desaparecidas, el descuido y descredito de las vacunas pueden resultar en el resurgimiento de éstas. Podría parecer increíble pero aún estamos en medio de la pandemia, esto no se ha terminado. A nuestro favor podemos considerar que ya tenemos el conocimiento que no teníamos hace dos años, en contra tenemos que tal vez no podríamos realmente afirmar que hemos aprendido bien la lección. Cuando era niño y estaba en la primaria, si no demostraba conocimiento al final del año escolar, tenías que repetirlo. En la lucha contra éste virus, si no demostramos ahora nuestro conocimiento, podríamos repetir el año 1 del Covid-19.
Así como el virus del Covid-19 hizo su aparición hace casi dos años en Asia, Ómicron, una variante, aparece ahora en África hace apenas unas semanas, rápidamente nos enteramos de casos aparecidos en el Reino Unido, Brasil y los EEUU. Apenas hace un par de días de confirmó el primer caso de contagio por ésta variante en México. La tragedia ahora parece una farsa o algo peor. La historia se repite pero ahora a una velocidad más acelerada, los mercados caen y los precios del combustible inician su descenso, por un lado las alarmas se prenden en el mundo, por otro, pareciera que las restricciones y medidas de contingencia para contener el avance no se están moviendo a la misma velocidad. Es preciso acelerar el avance de los programas de vacunación. No podemos olvidar el papel fundamental de las pruebas de detección temprana y el rastreo. Hemos avanzado, pero aún así no se ha podido dar un acceso más sencillo y amplio a las vacunas para la población, no hemos hecho más sencillo y económico el poder hacer pruebas de forma generalizada. El avance de Ómicron seguramente se debe a que el virus no es más letal que el Covid-19 con el que hemos convivido en éstos dos años anteriores. Un virus demasiado letal, como lo ha sido el Ébola, difícilmente puede salir de una zona limitada, un virus menos letal, cómo lo es el Covid-19 puede avanzar y propagarse de forma más eficaz entre más vaya mutando y se haga menos letal. No porque su letalidad sea menor, esto implique debamos bajar la guardia. Una gripe mal cuidada puede convertirse en una neumonía y tener consecuencias fatales. El esquema de vacunación no deja de ser una de las mejores herramientas con que contamos para continuar combatiendo al virus. En el mejor escenario, En un año más podríamos decretar realmente el control de la epidemia. En el peor escenario todo lo que vivimos al inicio de la propagación del Covid-19 podría estar a punto de repetirse en los siguientes 3 o 6 meses que vienen, ahora bajo el nombre de Ómicron. Lo que no se aprende se repite.
Dos años y parece que no hemos aprendido nada, lo más seguro es que la historia se repita
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