Por: Rolando J. Vivas

En mi vida, de muy joven, tuve apenas un par de discos, el Stay Hungry de los Twisted Sister y el Metal Health de los Quiet Riot, mis padres, me los habían comprando, era el inicio de los 80s y mis padres sabían que no me gustaba la música “convencional”, que me encantaban los videos musicales que comenzaban a volverse muy populares. Empecé a hacer algunos trabajos en mi casa casi al final e la primaria, antes de los 12 años y por ello mis padres me compensaban economicamente de alguna forma. Recuerdo pintar la reja, las bardas y las paredes de la casa, y limpiar algunos ventanales (al día de hoy, limpiar ventanas es una de las cosas que mas detesto, me encanta lavar trastes, desconecta mi mente y me relaja, hace que me lleguen muchas ideas). Luego de meses de reunir dinero, recuerdo que compre dos casetes, la transición de los discos de vinil a los casetes había sucedido. El Led Zeppelin IV y una recopilación de los Doors fueron de esos primeros casetes que comencé a coleccionar (llegué a tener miles hasta que entré a preparatoria y los casetes comenzaron a sucumbir a los discos compactos; Si, siempre he coleccionado música). Los Doors me volaban la cabeza, sonaban como nada que hubiese escuchado antes, la poderosa voz de Jim Morrison y los alucinantes teclados de Ray Manzarek, era un sonido que no obedecía a nada más que a la propia lógica del grupo. Pienso que los Doors fueron la primer banda que escuché, que habitaba únicamente su propio universo, con sus propias reglas, algo sumamente original, y que no dejaba de llamarme la atención, cómo una banda podía sonar así, guiada por teclados y no por guitarras eléctricas como en el rock más común.

Pero bueno, también estaban los Led Zeppelin. Había escuchado sus canciones en casa de familiares de mi madre. De niño solíamos tomar el camión que entonces pasaba por la esquina de la cuadra, hoy ya no lo hace, porque los vecinos se quejaron del ruido. Recuerdo que por años, el paso de los camiones a las 5 de la mañana eran “mi despertador”. Pienso que el barrio se murió cuando dejó de pasar el camión por la colonia. Mi madre me llevaba con su familia a la colonia Independecia, un barrio bastante popular en Monterrey y que en ocasiones puede ser peligroso, en otras sumamente intersante y que suele despertar mucha nostalgia en mi. Adoro ir a la Basílica cada fin de año, ver los establecimientos que se ponen y ver bailar a los “matachines” que ofrecen sus bailes a la virgen, también disfrutaba manejar hasta las calles más altas y ver lugares que parecen abandonados o pertenecientes a otra época y a otro mundo, y recordar un poco mi niñez. Nací en una vecindad con un patio enrome a unas calles de la Basílica. Ahí fue dónde escuché a Led Zeppelin por primera vez. Recuerdo que mis primos los escuchaban y que se decía que ese tipo de música era propia de “pandilleros” y drogadictos. Pienso que esto feu unos años antes de que Celso Piña empezara a ensayar con su acordeón en los ratos libres que tenía como intendente en el Hospital Infantil, en la colonia Nuevo Repueblo, antes de que Celso pusiera de moda la “música colombiana” en esas colonias. Antes de Celso, sólo se escuchaba a grupos como Led Zeppelin y Three Souls in My Mind en la Colonia Independencia.

Los primeros acordes de Black Dog sonaron en esa ocasión en mi cuarto, Jimmy Page era un genio de la guitarra, la música sonaba tan emocionante, la música tan audaz. Era el sonido de una revolución completa, aún recuerdo la cara de horror de mis padres cuando me vieron escuchando esa música “escandalosa”. Si, Led Zeppelin eran escandalosos, la batería de John “Bonzo” Bonham era brutal, con un bombo hiper amplificado. Las guitarras de Page eran como cierras eléctricas, años luz más adelantadas a las de los Beatles o los Rolling Stones, que era algo que mi padre podría considerar familiar, Led Zeppelin IV era música extraterrestre, y su hijo estaba iendo abducido para siempre por extraterrestres. La portada del casete, con la pintura del ermitaño era bastante enigmática, no decía o indicaba nada sobre la música que contenía. No era tan llamativa como la de los discos que había conocido de Iron Maiden, Kiss o AC/DC. Podría decirse que incluso causaba miedo, hoy pienso que se parece algo a la del Aqualung de los Jethro Tull. Despúes de Black Dog, seguía Rock N Roll, en la que Bonham se robaba uno de los intros de batería de Little Richard, lo sabia porque había escuchado a Little Richard con mi padre. La música de LR es brutal, aunque el acierto de los Zeppelin era añadir rabiosas guitarras y una batería demoledora que no se limitaba solo a poderosos intros.

The Battle of Evermore era un tema poco común, hoy puedo decir que me recuerda mucho por la mandolina a Losing My Religion de los R.E.M., era una pieza del folk inglés que me parece un tanto aburrido y que tocaban otras bandas en esa época, ago con una especie de influencia medieval que no me emociona mucho. Aunque en esa época, a mis 10 u 11 años, me parecía algo místico, oscuro, incluso tal vez conectaba un poco con esa sensación de estar haciendo algo prohibido cuando uno escuchaba a Black Sabbath o Judas Priest un par de años más tarde. Supongo que es la misma sensación que resulta de ver hoy en día una cinta como Midsommar, del director Ari Aster, desde el inicio, éstas alerta, con algo de miedo porque sabes que hay algo sobrenatural y oscuro en la pieza. Despúes estaría Stairway To Heaven, que en aquél entonces amé, que escuché tantas veces que ya no la puedo escuchar igual hoy en día. Quizá, de ser algo tan extraordinario y darse a conocer de forma tan masiva, se volvió común. Ya es un tema obligado para quien aprende a tocar la guitarra, si mal no recuerdo en la secundaria alguien tocó ese tema, con flauta y todo. Eso me explica porqué terminé aborreciendo el tema. Aunque no por eso deja de ser un clásico de todos los tiempos, aún y que Page le haya robado la idea  Randy California de los Spirit. Aunque sería sólo una de las muchas cosas que Led Zeppelin robaría.

Misty Mountain Hop tiene algo de humor muy negro en su haber, relatando historias sobre trifulcas entre policias y jovenes por drogas, lo cual definitivamente conecta con la mala reputación de quienes escuchaban ésta música en aquél entonces. Aún me produce una enorme nostalgia esa época, en que escuchar algo así, era casi prohibido, traer el pelo largo en la calle era suficiente para er molestado y acosado por la policia, faltarían muchos años para que esto cambiara. Hoy es la norma, traer el pelo largo, usar drogas, ya practicamente es políticamente correcto, y aburrido para mí. Aún así, es otro de mis temas favoritos del disco, una clara muestra de que pocos sabían manejar ritmos de manera tan excelsa como los LZ. Y si de ritmos hablamos, Four Sticks es otra pieza sobresaliente, con guitarras furiosas y ritmos obsesivos que me recuerdan un poco a los Rolling Stones, aunque Page usa todo su talento para llevarnos de esas guitarras rabiosas a pasajes casi atmosféricos, y de vuelta otra vez. Henry Rollins y su banda, si  no me equivoco, harían una muy buena versión de éste tema, muchos, muchos años más tarde. Going To California es de esas piezas que rompen un poco con la intensidad de los otros temas, pero dan un respiro a ciertos escuchas y ayudan a mostrar variedad en el disco. Es un buen tema que no cae en los clichés del folk inglés. Pienso que Robert Plant hace un excelente trabajo en éste tema.

Y despúes viene When the Levee Breaks y todo el infierno se desata. Si Bonham había robado el intro de Keep A Knockin´de Little Richard en Rock N Roll, aquí Bonham nos da una lección monumental del poder de la batería y de su bombo. When The Levee Breaks tiene que ser uno de los intros más poderosos de la historia del rock. Imposible no sentir que la piel se pone de gallina ras los primeros golpes en la batería, es un tema brutal, amenazante, malévolo y poderoso como pocos. No por nada el genial Adam McKay usó el tema para cerrar su magistral película The Big Short, y no por nada éste intro es uno de los más utilizados para samples de música hip hop, electrónica y techno en la historia. Es músculo, poder y maldad pura. Un viejo tema de blues estadounidense sobre una inundación en el Mississippi que los Zeppelin recrean de forma soberbia y casi sinfónica. Mucho se puede hablar de Stairway to Heaven o de Black Dog, pero para mi, When the Levee Breaks es la gran joya del Led Zeppelin IV, perversa y astutamente colocada al final del disco para darle un sitio privilegiado a tan poderoso tema. Seguramente el tema se escribió originalmente pensando en el apocalipsis, no dudo que por ello los LZ lo hayan incluido para cerrar éste disco y es claro que McKay lo pensó de la misma forma. Es un tema que podríamos escuchar en los últimos momentos, antes de que todo se vaya al carajo, espero, en muchos, muchos años más.

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