Por: Rolando J. Vivas

Efectivamente, las vacunas contra el Covid han ido perdiendo su efectividad con el paso del tiempo, su capacidad de frenar la infección ha disminuido ante la llegada de la variante Ómicron, mucho más contagiosa que las variantes anteriores por alojarse principalmente en la boca y la garganta. Este parecería ser el argumento perfecto para el llamado movimiento “antivacunas”, que se opone férreamente a la vacunación y utiliza de manera infantil cualquier argumento para descartar el valor de éstas en la actual crisis de salud global.

Hay que mencionar aquí que gran parte de las vacunas ya desarrolladas pierden su efectividad con el tiempo. No por la naturaleza de la vacuna, sino por la naturaleza del virus en constante cambio. Algunos de ellos mutan de manera veloz para mantenerse más tiempo vivos en el organismo invadido y para propagarse de forma masiva. Ésto obviamente reduce su letalidad, pero los hace más difíciles de destruir por parte de las vacunas. En el caso de la influenza, sabemos que el virus muta constantemente, ya no a gran velocidad, por ello la necesidad de una vacunación anual. ¿Impide la vacuna contra la influenza el contagio? Si, por momentos, pero pierde efectividad con el tiempo. Su mayor efectividad es contra los síntomas.

Difícilmente se puede hacer algo contra un virus por su capacidad de mutar. Por ello, la mayoría de las vacunas para éste tipo de virus, se enfoca en aminorar los síntomas y reducir la letalidad. La mayor parte de los médicos señalan que ante un virus, hay que aminorar los síntomas y dejar que virus corra su ciclo hasta desaparecer. En el caso del Covid no es diferente. La vacuna, aún en desarrollo, no inmuniza. Aminora los síntomas y va permitiendo al cuerpo desarrollar sus propios anti cuerpos. Así hasta que estemos cerca de que el Covid pueda ser equiparable a la influenza, y podamos reducir los riesgos con una vacuna anual.

Muchos pensarán, ¿Si aun puedo contagiarme, cuál es la ventaja de las vacunas? En primer lugar, reducir la posibilidad de muerte al contagiarse, en segundo, aminorar los síntomas. Ésto ya representa una gran ventaja si consideramos que los indices de muertos durante la pandemia se han ido reduciendo considerablemente. La función de las vacunas consiste en salvar vidas y acelerar el proceso de “domesticación” del virus. Es una doble pinza, que por un lado reduce los decesos y crea anti cuerpos, al tiempo que el virus sigue mutando y reduciendo su capacidad de matar. La doble pinza se cierra cuando gracias a la vacuna los síntomas se reducen al máximo y el virus se convierte en uno menos agresivo hasta llegar a equipararse con una gripe.

Pero eso lleva tiempo, lleva años. De ahí la importancia de las vacunas para “navegar” sin tantos riesgos ese espacio de tiempo. De ahí que la vacuna es la única defensa, por más mínima que en ocasiones pareciera ser. Peor sería avanzar en el camino de la “inmunidad de rebaño” con el riesgo de mayor número de decesos. Peor sería avanzar hacia esa inmunidad saturando hospitales y con un alto costo de vidas humanas. Ómicron tardará posiblemente un par de meses en infectar a más del 50% de la población mundial, es el virus que se ha transmitido con mayor velocidad en la historia. Una tercera dosis de la vacuna ya está en proceso. Eso y las medidas de distancia, uso de cubre bocas y de higiene de manos son las únicas defensas que se cuenta actualmente hasta que cierre la doble pinza.

Países como los Emiratos Árabes Unidos, Portugal y Chile han hecho un gran trabajo respecto a la vacunación de sus ciudadanos, con una cobertura mayor al 90% de su población, lo que se refleja en su reducido número de decesos. México apenas supera el 50%, y es uno de los países con el mayor número de decesos en el mundo, apenas superado por Rusia, India, Brasil y los EEUU. A pesar de sus desarrollos en vacunas, Rusia es uno de los países con mayor número de decesos en el mundo, y con un porcentaje por debajo del 50% en avance de vacunación aplicada a su población, preocupante que Ómicron éste por entrar a éste país con tan poca población vacunada. Ahí podremos ver el efecto de decesos en una población no debidamente protegida, contra los decesos en países con mayor avance en éste tema.

¿Es Ómicron el “agujero de gusano” que nos sacará rápidamente de la peligrosa era del Covid y de ésta cuarta ola?

Advertisement