Rolando J. Vivas

A dos años ya de iniciada la pandemia y el virus finalmente nos alcanzó. Mi familia y yo dimos positivos ésta semana. Mi esposa y yo fuimos vacunados, mis hijos no, por ser menores de edad. Mis hijos tuvieron síntomas como temperatura, dolor de garganta y congestión nasal. Los síntomas de mi esposa fueron leves y se enfocaron en la garganta. Mis síntomas han sido demasiado leves al día de hoy. Dolor de cabeza y muy poca tos. Hace más de un mes, cuando supimos de la llegada de la variante denominada Ómicron, basado en las declaraciones de algunos expertos, pensaba que sería difícil no contagiarnos considerando que la nueva variante era más contagiosa, casi como una gripe. Afortunadamente también sabíamos dos cosas, los síntomas aparentemente eran menores, y que el esquema de vacunación la hacía aún menos letal.

En el caso de mi familia ya tienen un par de días con síntomas, en el caso mío, no los he tenido. Pienso que al final de ésta semana podemos declararlos afortunadamente fuera de éste tema sin mayores consecuencias. El fin de semana visitamos a mi padre, eso me tenia bastante preocupado, pero hablé con él hoy, y no presenta ningún síntoma, lo cual me deja muy tranquilo. Pienso que para el domingo podemos cantar victoria, si todo sigue igual, y pensar sin duda, que hemos superado ésto. Doy gracias a dios porque los síntomas de mi familia han sido leves, porque aparentemente mi padre está bien y porque al parecer mis síntomas son casi inexistentes. Es un momento para reflexionar, para pensar en la batalla que ha librado la humanidad en éstos dos años. Los altos costos en vidas humanas. Lo que hemos aprendido en 24 meses de la evolución de un virus totalmente nuevo, de la fortaleza humana para adaptarse y de la poderosa ayuda de la ciencia, es decir, de las vacunas, para que en tiempo récord, estemos en una etapa en que el virus ya no siga costando tantas vidas.

Las vacunas no evitan los contagios, pero si reducen las posibilidades de ser hospitalizados y de morir. Las vacunas han hecho posible que salgamos de ésto en apenas dos años. No, la pandemia aún no se acaba, y otra países con escasa población vacunada y un pobre sistema de salud, seguirá siendo un problema por los siguientes años. Países con un alto porcentaje de vacunados entre su población  y un robusto sistema de salud, ya pueden declararse libres de la pandemia, considerando que contagiarse no traerá más molestias que las de la influenza, y que no tendrán restricciones para atenderse en un hospital. Son países que sabían que la situación no se resolvería en un par de meses, pero que supieron transmitir a su población, que la vacuna era la mejor manera de superar lo antes posible la pandemia. La baja letalidad que ha tenido recientemente el virus gracias a la vacuna, ha permitido que ahora si, el sistema de salud pueda atender adecuadamente a los pacientes que por alguna razón presentaron complicaciones.

En mi caso, no paré de trabajar durante éstos dos años, mis esposa tampoco, pero su trabajo ha sido desde casa, mis hijos no han regresado aún a clases presenciales. A éstas alturas pienso que todos hemos estado expuestos a ciertas cantidades de carga viral, todos hemos tenido contacto con algún enfermo en  alguna etapa y ésto ha desarrollado cierta cantidad de anticuerpos. Pienso que el hecho de haber estado trabajando de forma normal en éstos dos años haya sido clave para que no presentara síntomas tan fuertes. Aún así, exponerse sin necesidad alguna a un contagio, como mera excusa para obtener una posible inmunidad, me parece un riesgo poco inteligente, menos si no se está vacunado.

Antifrágil,  del escritor Nassim Nicholas Taleb, es uno de mis libros favoritos. Suelo hablar de la antifragilidad, de como el caos y la incertidumbre nos puede fortalecer más que el orden y la estabilidad. En algún momento, fui cuestionado por hablar de antifragilidad y estar vacunado, como si no tener la vacuna y exponerse de forma irresponsable fuera requisito para ser Antifrágil. Taleb lo ha dejado muy claro, la antifragilidad no se trata de correr riesgos estúpidos, sino de correr riesgos inteligentes. El ejemplo del proceso llamado “mitridatismo”  llamado así por el rey Mitrídates, nos dice de cómo éste rey se volvió inmune al veneno, ingieriendo pequeñas dosis de éste,  de forma diaria. Nótese que en ningún momento hablamos de ingerir una fuerte dosis en una sola toma. Sino de una ingesta mínima y gradual. Algo parecido a la vacuna y al proceso de exposición normal diario a cargas virales diferentes. Es posible que esa sea la clave de cómo lograr la antifragilidad en la era del Covid.

Espero en un par de días más ya esté fuera de éste tema. Espero mi familia se encuentre mucho mejor, creo que ellas ya van de salida. Me ha tocado sentir fuertes dolores cabeza y dolor de articulaciones, la verdad me he sentido peor en otras ocasiones y no ha sido covid. Pienso que lo que nos ha tocado enfrentar ahora, es muy leve comparado con lo que muchos antes han sufrido. Por lo menos puedo asegurar que al día de hoy muestra vida no está en juego. Espero la próxima semana estemos todos fuera de ésto en la casa. Una vez, agradecer a Dios por ser tan considerado con nosotros. Porque nos ha dado la oportunidad de salir adelante que otros no tuvieron.

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