Por: Rolando J. Vivas

Jeff Beck de 78 años, dice que se siente como de 18 años, lo cual es admirable. Hablar de 18, el disco, no es fácil, ya que soy un completo admirador y fan de Jeff Beck, uno de los héroes de la guitarra originales, y a quien suelo situar justo junto al enorme Rory Gallagher y obviamente a Jimi Hendrix. A pesar del paso de los años, Beck sigue haciendo discos experimentales que resultan siempre interesantes. Un poco como Neil Young, quien gusta de experimentos bastante osados y alejados de el deseo de complacer a alguien, así Beck nos entrega temas que resultan verdaderos giros inesperados en su carrera y verdaderas sorpresas que muy seguramente tomaran a más de uno desprevenido. Beck y Depp se conocerían tras una colaboración en la banda Hollywood Vampires, luego de que ambos descubrieran su amor por coleccionar guitarras y autos.
18 es un disco que Jeff Beck decidió grabar junto a Johnny Depp hace poco mas de un par de años, curiosamente no pasó mucho con estas grabaciones y parecía que al igual que las que Beck realizó con el legendario Brian Wilson de los Beach Boys, éstas quedarían para el olvido. Algo sucedió luego de terminarse el juicio entre Depp y Amber Heard. Depp decidió quizá olvidarse un poco del mundo de la actuación, y optó por enfocarse nuevamente en su “carrera como músico”. Si me preguntan, Depp carece de todo valor musical, no hay un solo momento destacable en toda su “carrera musical”. 18 no es la excepción y sólo por verdadera devoción a Jeff Beck, me atrevo a adentrarme en estos temas, que de otra forma, preferiría ignorar.
El talento de Beck es indiscutible y a lo largo de toda su carrera ha publicado discos monumentales, como el enorme Truth, junto al también legendario Rod Stewart en 1968, un disco fundamental en el mundo del hard rock. Es imposible negar la belleza de las guitarras de Beck en un tema como Midnight Walker. Hay un sentimiento y una emoción que sólo Beck sabe imprimir en sus líneas de guitarra. Quizá lo más inquietante de 18 es la extensa variedad de artistas que Beck y Depp se encargan de versionar en este disco. Esa variedad en la selección es otro elemento que pudiera ser rescatable de este disco. No deja de resultar inconcebible para mi, pasar de trabajar con Stewart, a Depp.
The Death and The Resurrection Show tiene obvios elementos industriales, derivados de la enorme influencia de los Killing Joke, cabe mencionar aquí que Beck suena en su elemento, si recordamos uno de sus discos anteriores, el Loud Hailer, en el caso de Depp, pareciera simplemente estar imitando a su compañero de excesos, Marilyn Manson. La voz de Depp no es nada particular, se olvida y se pierde casi de inmediato, y es la guitarra de Beck la que consigue sorprender aquí en su fiereza.
El claro que el estruendo ayuda a cubrir las deficiencias en la ejecución de Depp, y que, en temas como Time, su presencia es simplemente insufrible. Depp es tan mal vocalista como actor. Sobre interpreta y usa demasiado su acento y su pronunciación para ocultar una falta de potencia y fuerza en su voz. Time (original del Beach Boy Dennis Wilson) es uno de los claros ejemplos de los que he escuchado recientemente de los fans de Beck que señalan que el disco funcionaría bien sin la voz de Depp, y es correcto, ya que Beck acude de inmediato al rescate con un trabajo sublime de guitarras.
Temas como Sad Motherfuckin Parade y This is a Song for Miss Hedy Lamarr, compuestas por Depp, son deplorables ejemplos del “talento” de Depp, un talento dudoso que va de hip hop bizarro y de pesadilla (¡sobre relaciones toxicas!), a un tema exageradamente azucarado y repulsivo. Queda claro que nadie le ha dicho a Depp que posee cero talento musical, o el tipo es muy terco y no escucha razones. Definitivamente las drogas destruyen la capacidad de razonamiento y buen juicio, seguramente el caso de Depp. ¿Un homenaje a la actríz (y sorprendentemente también inventora) Hedy Lamarr, proveniente de un personaje abusivo con su ex esposa, también actriz?
Hay dos temas que Beck y Depp dedican a los Beach Boys, y que se centran precisamente en la obra cumbre de Brian Wilson, el colosal Pet Sounds, así, ambos abordan Dont Talk (Put Your Head On My Shoulder) de una manera asombrosa, algo que ya muchos conocíamos de las presentaciones que Beck y Wilson hicieran juntos hace algunos años. Se agradece aquí, la nula presencia de Depp. También está Caroline, No, otro tema extraordinario, y clara señal de la profunda admiración de Beck por estas canciones. Ooo Baby Baby funciona como complemento (aunque éste tema sea original de Smokey Robinson), ya con vocales, pero pareciera forman un bloque en clara referencia al trabajo de Wilson.
Hay una extraña versión, bastante libre, pudiéramos mencionar, del What´s Going On del extraordinario Marvin Gaye, que Beck ataca de manera precisa y sobresaliente, su guitarra expresa obviamente de forma brillante, lo que ningún vocalista podría expresar, obviamente, se agradece la ausencia casi total de la voz de Depp, aunque éste aparece casi al final.
Beck haciendo un cover de la enorme Venus In Furs de los Velvet Underground, suena a algo casi inconcebible, aunque no hay que olvidar que entre los Yardbirds y los Velvet Underground, alguna vez hubo algo. Los Yardbirds, aquella legendaria banda inglesa alguna vez realizó algunas versiones de la fenomenal banda de Reed. Musicalmente, la versión es interesante, se permite cosas diferentes y novedosas, aunque marca una clara distancia con la original. Me atrevería a decir que es uno de los mejores temas del disco, aunque no pudiera afirmar que resulte algo espectacular. Irónico que después de un escandaloso juicio plagado de declaraciones grotescas de abusos y excesos, Depp esté cantando un tema de temática sadomasoquista.
18 es un disco que Beck señalaba haber bautizado así, por la sensación “rejuvenecedora” que le traía grabar con Depp. La realidad es que 18 parece más un viaje por la nostalgia y por la vieja colección de discos de alguien. Como “fuente de juventud”, 18 no funciona para nada. Isolation, tema de John Lennon, interpretado por Depp al final del disco, es el único tema que pareciera tener una identidad propia y en la que Depp se entrega un poco más al tema, sin sobre actuar y acoplándose de manera adecuada, sin duda retado por el “tour de forcé” de Beck, quien presenta aquí estruendosos riffs de guitarra. 18 no es nada destacable, es un disco que parece haber sido creado pro accidente, sin una dirección, sin un propósito claro. Funciona gracias a Beck, funcionaría mucho mejor, sin Depp.
pobre beck, tanta droga no le deja ver lo pésimo que es johny
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yo aún no creo que una leyenda como jeff beck se haya prestado a ésto
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