Por: Rolando J. Vivas

“A veces, no conseguir lo que quieres, es un maravilloso golpe de suerte”.
Dalai Lama
Marco se acercó a mi, un martes por la mañana en la oficina. Cuando me dicen “puedo hablar contigo 5 minutos”, sé que lo que lo que suceda no se podrá resolver en 5 minutos. Pareciera que tengo un radar para éstas cosas. Con Marco fueron 4 personas que dejaron el equipo. Durante la pandemia, la empresa fue sumamente empática con los empleados, a diferencia de otras, no hubo despidos o recorte de personal. Personas con padecimientos como alta presión o diabetes, fueron enviados a su casa por casi un año con goce de sueldo, a pesar de que sus trabajos operativos no podían llevarse a cabo desde el hogar
En 2 años, 4 personas del equipo abandonaron la empresa. Si, a medida que la economía se iba reactivando, surgieron muchos empleos súbitamente, a cualquiera le pudo parecer un buen momento para buscar una mejor oportunidad laboral. Marco, Daniel y Elena dejaron la empresa porque encontraron una oferta de trabajo que consideraron mejor. El hecho de que la empresa no recortara personal durante la pandemia, obviamente puso las finanzas en situación compleja. Obviamente no pude hacer una mejor oferta de sueldo para retenerlos, pero si les hice la misma observación a los 3, que he hecho en otras ocasiones a otros compañeros. “Piénsalo bien”, “si es una mejor oferta, yo te apoyo, adelante”. “Sólo haz bien tus números porque eso sí, no hay marcha atrás”.
Aracely dejó la empresa porque su esposo consiguió un mejor empleo en otra ciudad, ella no podía seguir sola aquí en la ciudad al cuidado de sus dos hijos pequeños. Fue una lástima porque había logrado que su plaza fuese permanente y no eventual, pero decidió seguir a su esposo. Una decisión difícil, pero que considero correcta. Sólo le recomendé que se dedicará a fondo unos años a sus hijos pequeños, y despúes regresara a trabajar. Tenía talento y seguramente alguien en algún momento la encontrará valiosa para su empresa, si se lo propone, podría tener un buen futuro laboral.
Recuerdo que antes de la pandemia, en otra empresa, una chica se había acercado a mi para avisarme que le habían hecho una buena oferta de trabajo. No era exactamente un puesto que le interesara, pero la paga era superior y eso, en su escala de valores era importante para ella. La habían buscado de una gran empresa de renta de autos. Hice la gestión para que le mejoraran el sueldo y le pedí lo pensara bien antes de dejar la empresa. Decidió quedarse. Además de ser sobrina de un muy bien amigo mío, era una persona con bastante talento. Después vino la pandemia, el aislamiento y la caída en la movilidad. Le pregunté meses después si pensaba que había tomado la decisión correcta al quedarse. Me respondió que estaba convencida de ello. La empresa a la que pretendía cambiarse, había quebrado ante la caída en la movilidad. Mucha gente había dejado de viajar por meses y la renta de autos de había convertido en un muy mal negocio. No todo lo que brilla es oro. Si no analizamos bien, esas aparentes oportunidades en realidad se convierten en trampas.
La Gran Renuncia sigue sucediendo en el mundo, en una época en que parece que lo peor de la pandemia ha quedado atrás. La dinámica económica se reactiva y algunas empresas buscan re abrir puntos de venta, plantas de fabricación y líneas de producción. Para ésto, han empezado a buscar gente una vez más. La demanda de mano de obra se ha disparado y ésto ha otorgado cierto poder a los trabajadores. Las ofertas les dan poder de elección, de negociación, pueden ponerse al tú por tú con sus empleadores y pedir mejores condiciones para quedarse o exigir mejores condiciones a sus posibles empleadores para irse.
He visto empresas bastante preocupadas por la fuga de talento. Empresas que apostaron al bienestar de sus empleados y un día los dejaron ir a trabajar a sus casas, aun en contra de políticas que por años impidieron el famoso “home office”. Para hacer home office se requiere mucha disciplina, y muchos de ellos no supieron aplicarla, los límites entre la vida laboral y la vida personal se afectaron, la paranoia se apoderó de los jefes que no sabían trabajar ésta modalidad, para muchos el home office se volvió una tortura. La desconfianza volvió amarga la relación laboral. Muchos decidieron que no se iban a dejar y que a la primer oportunidad buscarían nuevas opciones.
Hoy en día, no es sólo la reactivación de la economía, también es la inflación derivada de la demanda e incremento de los energéticos y el conflicto armado en Ucrania. El despegue de la inflación ha hecho que muchos trabajadores sean aterrados testigos de como sus ingresos cada vez alcanzan para menos. Comprar lo mismo para subsistir cada vez es más caro. En Europa, la inflación era algo que no se había experimentado en décadas, ir del 0% de inflación al 10%, es algo atroz. En los EEUU y en México, la inflación prácticamente se ha duplicado. Hay fuertes presiones para que muchos busquen mejores oportunidades y un mayor sueldo, las condiciones han puesto en marcha La Gran Renuncia, un fenómeno, parte de la pandemia, que solamente en los EEUU, llevó a millones a dejar sus empleos, a revalorizar sus prioridades y a buscar nuevas oportunidades de trabajo.
Pero La Gran Renuncia no puede ser visto del todo como todo el poder en manos de los trabajadores. Es verdad que se ha reactivado la contratación, pero las condiciones han cambiado, las empresas se han dado cuenta que pudieron sobrevivir con menos empleados, han podido salir adelante con 50 empleados en lugar de 100, así que consideran que contratarán solamente 25 para con 75 hacer lo mismo o más de lo que hacían antes con 100. Así que la exigencia ha aumentado y seguirá así. Para algunos empleadores, el proceso de hacer que los empleados regresaran tras la pandemia era cosa de “regresas mañana o te vas”, como lo ejemplificó Elon Musk. Para otros como Mark Cuban, se señaló que sería un proceso lento en que se ayudaría a los trabajadores a adaptarse nuevamente a la oficina.
Elena comentó que su nuevo trabajo no era lo que esperaba, además de las labores que había aceptado hacer, le habían solicitado hiciera otras más. Antes solía irse puntual a las 6:30 de la tarde, ahora era rara la ocasión en que podía dejar la oficina antes de las 8 pm. La “oportunidad de oro” se había convertido en un espejismo, en una trampa. Los reclutadores sabían que tendrían que competir muy duro para conseguir candidatos, así que tenían que ser muy hábiles, más que de costumbre para atraer personal, tendrían que “vender” el puesto como una GRAN OPORTUNIDAD, aunque no lo fuera. Recientemente se supo que Elon Musk, el hombre más rico del mundo y CEO de Tesla y SpaceX, habia despedido de forma súbita a un gran número de empleados. Todos eran nuevos y tenían apneas semanas en su puesto , así que no le costó mucho deshacerse de ellos. La Gran Renuncia realmente no dio poder a los trabajadores, en realidad los había despojado de su antigüedad, muchos ahora eran nuevos y susceptibles de ser desempleados sin mucha responsabilidad para el empleador. La Gran Renuncia ha puesto en riesgo la estabilidad laboral de muchos, ante una posible recesión que se avecina. los empleados con menos antigüedad son los mas susceptibles a un recorte de personal.
Podríamos decir que para muchos, la gran renuncia les dio cierto poder. Podemos afirmar que en el sector tecnológico muchos encontraron más y mejores oportunidades, la pandemia impulsó fuertemente éste sector. Pero ésto no sucedió para todos. Para algunos, la gran renuncia se convirtió en el gran arrepentimiento, y aunque en su nuevo empleo habían encontrado algo que no tenían en su pasado empleo, éste no tenía esa gran parte buena que tenia el anterior. No todo en la vida es el sueldo, y eso es algo que, tras la pandemia, trabajadores y empleadores tendrán que aprender. Ahora los trabajadores saben que trabajar desde casa es posible, y en la medida de lo posible lucharán por un sistema híbrido. Los horarios flexibles serán otro “sueldo” no económico que ambas partes habrán de negociar. La gran renuncia ha traído el reacomodo en las prioridades de las personas y los permisos de ausencia, coberturas de salud y apoyos escolares, se volverán más cada vez tan importantes como la remuneración económica.
De mi padre heredé la idea de que un trabajo era algo para siempre. Un pensamiento que hoy es bastante anticuado. Hoy sabemos gracias a la pandemia que los trabajos no son para siempre. Esto me lo dijo un director de una empresa, de quien aprendí mucho, de verdad tenia razón. Además de ésto me enseñó muchas otras cosas más. La lealtad siempre es hacia uno mismo, hacia nuestra salud, hacia nuestra familia, hacia nuestras propias metas. Los que tenemos más años en el sector laboral lo sabemos, y sabemos podemos “ponernos la camiseta”, si la empresa se “pone en nuestros zapatos”. Cuando Marco se acercó a decirme que le habían hecho una buena propuesta, lo primero que hice fue felicitarlo, claro que me da gusto que mi gente sea valorada y apreciada, y que le vaya bien. Lo segundo fue pedirle que pensara bien si esa oferta tenia solidez a largo plazo, las decisiones no son faciles, pero más vale asegurarnos que nuestras expectativas se cumplan, si no al 100%, si en su mayor parte.
Dejar un trabajo, más por un tema emocional o por un tema solamente económico, podría no ser la mejor decisión. Podría transformar éste momento de la gran renuncia, en un momento del gran arrepentimiento y crear aún más malestar laboral entre las nuevas generaciones, crear un sentimiento de insatisfacción y de despropósito, situaciones que cunden hoy en día entre los jóvenes. Una decisión aunque jamás será perfecta, debe tomarse tras un buen análisis, asumiendo la responsabilidad y entendiendo las posibles consecuencias. No todo lo que brilla es oro, y aunque soy de la idea de aprovechar las oportunidades, no todas las oportunidades son reales algunas son espejismos o trampas y juegan con nuestras emociones. La incomodidad en ocasiones, es un sabio maestro.
Break My Soul es el más reciente sencillo de la gran estrella pop Beyoncé, si me preguntan, parece un remake del hit Show Me Love de la cantante Robin S. En los años 90s, Robin S. Puso en alto el nombre de la música House, gracias a éste contagioso tema. Beyoncé sabe como crear situaciones aparentemente inesperadas e incongruentes y convertirlas en algo presentable, pero es parte de su magia al crear arte, así, Break My Soul, de su disco más reciente Renaissance, con sus letras sobre renuncia, explotación laboral y la búsqueda de mejores oportunidades de desarrollo, se ha convertido en el singular himno de éste momento. Me llama poderosamente la atención cuando un artista pop, decide romper con la superficialidad del género, y aborda con valor temas de relevancia social, sin perder su esencia, sin volverse un obvio acto de protesta, pero si, reflejando y documentando los acontecimientos importantes de su época.
Obviamente Beyoncé no hace un llamado a que la juventud renuncie a su trabajo, pero si a revalorizar lo que hacemos y porqué lo hacemos. A posicionarnos en un momento en que las prioridades laborales han cambiado y que hay oportunidad, si se sabe analizar bien, de llevar un mejor estilo y nivel de vida. La pandemia nos hizo entender que no todo es el trabajo. Pero también, de cuan importante es trabajar en lo que nos gusta, en lo que nos apasiona y en lo que nos da un propósito. Convengo en lo que señala Beyoncé, que ésto no nos “rompa el alma”, pero que si sea un momento de reflexión para todos.
no habpia reoarado en eso, si, la canción de beybce es muy parecida a show me love
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