Por: Rolando J. Vivas

Mis padres me habían comprado algunos discos cuando estaba en la primaria, así empezó la colección, había conocido los discos en casa de mi abuela en dónde mis tíos tenían varios de bandas como los Beatles y Creedence Clearwater Revival, así que en algún momento, mis padres accedieron a comprar un par de ellos. Mi colección realmente comenzó a expandirse cuando entré en la secundaria y empecé a guardar algo de dinero de lo que me daba mi papá por ayudar a mi madre en labores de la casa, alguna vez pinté la barda del patio y recibí otra cantidad de dinero. Se me daba el guardar ese dinero varios meses y después aprovechar la oportunidad, cuando mis padres iban al centro comercial para comprar uno o dos discos. Después esas vueltas no fueron suficientes, me fascinaba escuchar música nueva y explorar todo tipo de artistas, pero no tenía aún edad para ir yo sólo al centro a la tienda de música y hacer más recurrentes mis visitas.
Recuerdo que en una ocasión reuní a dos amigos y los invité a acompañarme en ese viaje hasta el centro de la ciudad. Había que tomar dos camiones y caminar varias cuadras, atravesar un par de avenidas. Sólo en esa compañía mi madre me permitió realizar aquél primer viaje de “libertad”. El objetivo era comprar el disco doble con la música del festival Woodstock de 1969. En aquel entonces estaba fascinado con la música hippie y anhelaba tener esa cinta que reunía los mejores momentos del legendario festival, cúspide del llamado verano del amor. Recuerdo que mis dos amigos me acompañaban y entiendo que no sabían mucho del objetivo de la visita, y cuándo llegamos y vieron lo que compré, su cara de decepción pensando “¿Para eso vinimos hasta acá?”. Yo emprendí con ellos el regreso bastante feliz, escuchando el disco en uno de esos walkman, populares en la época, lo siento, fue como hacer desaparecer a mis amigos durante las dos horas que tomaba regresar a la casa.
Confieso que en aquel entonces idolatraba todo lo referente a los hippies y por supuesto, su música era un imperativo. Había leído mucho sobre Janis Joplin, sobre Jimi Hendrix y sobre los Who. Woodstock había sucedido entre los días 15 y 18 de agosto de 1969, y era un hito entre los fans de la música hippie. Había leído cuanto había pierdo respecto al tema y no me iba a detener, como es una obsesiva costumbre mía, hasta saberlo todo al respecto de ese momento en que más de 400,000 seres humanos se habían reunido a las afueras de Nueva York para escuchar a más de 30 grandes artistas de la contracultura de la época. Woodstock era para mi el punto máximo de la era hippie y por consecuencia, tener la cinta del festival y ver la película eran imperativos, aunque recuerdo que, leyendo después, mucho de lo que había sucedido en aquellos días, había quedado fuera del soundtrack y de la película, claro que se habían omitido momentos como los Creedence Clearwater Revival tocando a las 3 de la mañana, en plena oscuridad (la iluminación artificial era bastante deficiente en (aquel lugar( y ante una multitud de seres humanos dormidos que no les puso mucha atención.
En la época hippie, que inició en 1967, los festivales se volvieron algo común, pocos esperaban que Woodstock se convirtiera en el “gran festival”, se podría decir que muchos lo menospreciaron y sólo de forma posterior se dieron cuenta de la gran magnitud de lo que había sucedido, la lista de artistas participantes en el festival es impresionante. Santana, Mountain (con apenas unas semanas de existencia), The Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, Janis Joplin, The Who, Sly and the Family Stone, The Jefferson Airplane, Joe Cocker, The Band, Crosby, Stills, Nash & Young y el legendario final con Jimi Hendrix, considerado entonces casi una deidad, con muchos creyendo que eran la legendaria “Experience” y con Jimi aclarando que la Experience ya no existía y que ahora podían llamar a la banda “Band of Gypsies”. Muchos de mis grupos favoritos en aquél entonces estuvieron allí, pero definitivamente no todo. Woodstock, o lo que se haría público, a pesar de su magnitud, era sólo una pequeña pieza del gran rompecabezas musical que tomaba forma en aquel entonces.
Más impresionante resultaría el listado de artistas que rechazaron la invitación por circunstancias absurdas, que sólo dejaron ver que no alcanzaron a dimensionar la magnitud del evento. Los Beatles (la obvia gran figura que había detonado todo el movimiento con su Sgt Peppers), Jeff Beck (pionero de la psicodelia junto a los Yardbirds, y que se hacía acompañar en ese momento por Rod Stewart y Ron Wood), The Byrds (la gran banda de la época junto a los Beatles y a Bob Dylan), Chicago (con el excelso Terry Kath), The Doors, Bob Dylan Free (una banda que daba inicio al blues rock más duro junto a Jeff Beck y a Led Zeppelin), The Guess Who, Iron Butterfly, Jethro Tull, Led Zeppelin, Love, Joni Mitchell, The Beach Boys, The Moody Blues , Procul Harum, The Rolling Stones, Spirit y Frank Zappa (que obviamente no quería tener nada que ver con la escena hippie). Increíble el sólo imaginar que éstas figuras pudieron haber sido incluidas el cartel del legendario festival.
El primer intento de revivir el monumental espíritu de Woodstock, fue en el año de 1994, con el fin de conmemorar los 25 años del evento. Obvio que el espíritu original de evento no podría ser revivido jamás, el “amor y paz” de esa generación de los 60s se hallaba perdido por completo, pero algo había cambiado en los 90s y la apertura del público a escuchar nuevos sonidos sin prejuicios se había expandido gracias a festivales de “todo vale” como The Gathering of The Tribes en 1990 y el Lollapalooza en 1991 (el primero, trascendental, pero sin mucho éxito, el segundo un fenómeno que derivaría en descarada explotación comercial). Así se pudieron reunir artistas como Blues Traveler, James, Kings X, Alex Twin, Blind Melon, Rollins Band, Nine Inch Nails, Metallica, Aerosmith, The Cranberries, Primus, Cypress Hill, Spin Doctors, Bob Dylan, Green Day, los Red Hot Chili Peppers y Peter Gabriel como acto de cierre. Las legendarias actuaciones bajo el lodo (debido a las fuertes lluvias que se presentaron) de bandas como Nine Inch Nails y Green Day, darían el sobrenombre al festival de “Mudstock”. El festival sería un éxito popular sin precedentes en las últimas décadas, aunque la imposibilidad de evitar el acceso al lugar, provocó que mucha gente ingresara sin pagar boleto (se estima que la mitad de los 350,000 asistentes ingresaron sin pagar boletos) y además ingresaran alimentos y alcohol, lo cual redujo enormemente las ganancias de los organizadores, lo que derivó en cuantiosas pérdidas económicas y la promesa de éstos de planear un mejor festival a la brevedad para recuperar sus ingresos.
5 años más tarde, en el 30 aniversario de Woodstock, se llevaría a cabo el llamado Woodstock 99. Esta vez, se podría decir que los organizadores iban “por todo”. Se había seleccionado una base aérea abandonada en las afueras de Nueva York con el fin de controlar el acceso de manera eficiente, se prohibió el ingreso con agua o con alimentos, con el fin de fomentar el consumo al interior, uno podría deducir que el interés comercial estaba por encima de todo y que del espíritu de amor, paz, libertad y convivencia, poco o nada quedaba. Las cosas comenzaron a salir mal desde un inicio con el fuerte calor presente en aquellos días, la base aérea era una enorme plancha de concreto (sin árboles o techos) que no ayudaba a disipar el calor, sino todo lo contrario. Los costos de agua y alimentos resultaban bastante abusivos y a medida que avanzaría el festival y comenzaran a escasear éstos insumos (y los sanitarios portátiles disponibles), los costos se irían disparando de forma despiadada. Se había especulado fuertemente la presencia de una “gran” figura para cerrar el festival.
A lo largo de tres complicados días, artistas como Metallica, Korn, Limp Bizkit, Kid Rock, Buckcherry, Rage Against The Machine, Ice Cube, Megadeth y Red Hot Chilli Peppers, desfilaron en varios escenarios, música estruendosa y violenta que nada tenía que ver con el espíritu original del festival, obviamente se encargaron de enardecer a las furiosas masas de espectadores, molestos por las condiciones y los precios excesivos. Woodstock 99 se convertiría así en todo lo contrario de lo que el nombre Woodstock pudiera significar, en algún momento, un documental sobre el festival disponible en Netflix, lo señalaba como todo un fiasco, como un despiadado intento de explotación comercial de cientos de miles de jóvenes, al final, algo así como un brutal experimento conductual que no podía generar otra cosa que la peor violencia, actos de vandalismo, de violación y de actos incendiarios que algunos describirían como escenas dignas de la película Apocalypse Now, o del Señor de las Moscas, la decepción había llevado a una demostración espantosa de furia juvenil. Pienso que más allá de Woodstock 99, el nombre el horrendo festival debió ser otro, mucho más adecuado.
Para el mes de diciembre de 1969, el “verano del amor” había concluido, pero en la costa oeste, varias bandas se proponían llevar a cabo un festival gratuito que incluso pudiera sobrepasar lo sucedido en Woodstock unos meses atrás. Si los Beatles no había querido estar presentes en Woodstock, los organizadores de éste nuevo festival se asegurarían de por lo menos contar con la segunda banda más grande de la época, los Rolling Stones. Los Jefferson Airplane y los Grateful Dead, presentes en Woodstock, estaban determinados a traer la experiencia a California y realizarla de una manera aún más grande, la oportunidad de presentar a los Stones de forma gratuita, parecía un llamado a ser uno de los eventos más grandes de la historia. Una serie de desafortunados errores geográficos, logísticos y de seguridad (el escenario se colocó en una parte baja del terreno, la tarima dónde se presentaron los artistas no tenia ni un metro de altura, la “seguridad corrió a cargo de una pandilla de motociclistas alcoholizados), convertirían a Altamont en un polvorín que degeneraría en violencia, vandalismo, robos e incluso un asesinato capturado en cámara durante la presentación de los Rolling Stones, que junto a los asesinatos perpetrados por la familia Manson, pondrían un triste fin al “verano del amor”, un desafortunado evento que evocaba la perdida de la inocencia de aquél idealista movimiento.
Quizá Woodstock 99, debió llamarse Altamont 99, quizá en lugar de esas imágenes de Jimi Hendrix en las pantallas al cierre del festival, y que produjeron una gran decepción en los jóvenes, que pasaron tres tortuosos días para no recibir esa “gran sorpresa” al final, las que debimos ver en esas pantallas gigantes, eran las de los Hell´s Angels apuñalando a Meredith Hunter siendo apuñalado frente al escenario en aquél diciembre de 1969, quizá la de Manson enfrentando juicio por los asesinatos de su “familia” y que había cobrado la vida de la actriz Sharon Tate. Ese debió ser el gran recordatorio para los jóvenes, del espantoso acto de codicia que había sido ejecutado por los organizadores del festival. En el año 2019, en el 50 aniversario del festival de Woodstock, nadie quiso pensar en un festival “conmemorativo”, el nombre de Woodstock había sido manchado para siempre sin remedio alguno. En su lugar, sólo había música violenta, desorganización, furia, peste y una experimento de obvias consecuencias llevado a cabo por un grupo de criminales explotadores que sólo querían llenarse las manos de dinero. Debieron llamarlo Altamont 99, hubiera hecho más sentido.
Ninguna emoción me causa tener la cinta de los artistas que estuvieron en Woodstock 99, ver el documental en Netflix con el descuido de los organizadores, la violencia entre los asistentes y la falta de interés por parte de los artistas mata toda ilusión al respecto de la conmemoración. Woodstock 99 es un episodio en la historia de la música, que más valdría ignorar.
vi el documental el fin de semana, pobres chavos, el sol, sin agua y luego todas las violaciones y violencia
LikeLike
Fue una idiotez el tratar de recrear el festival original de woodstock, si es correcto que los organizadores sólo buscaban el provecho económico y no les interesó dejar sólos, sin vigilancia a los jóvenes por tres días en las condiciones más adversas posibles
LikeLike
luego de ver el video que incuiste, no cabe duda que altamont fue una auténtica pesadilla que ni siquiera los que estuvieron ahí, se percataron de ello hasta tiempo despúes
LikeLike
increíble e imperdible ver como bajo ciertas condiciones el ser humano regresa en unas horas o dias a la barbarie
LikeLike
es espantoso ver las escenas de altamon
LikeLike