Por: Rolando J. Vivas

Leo mucho, todo los días, eso me hace un lector. Escribo mucho, todos los días, eso me hace un escritor. No soy un escritor profesional, no se nada acerca de vivir de la escritura. Pero se una cosa, necesito escribir para vivir, me atormenta un poco en cierto grado, pero me resulta bastante satisfactorio. Por lo regular escribo gran parte del tiempo, algunas veces sin saber a dónde me llevará lo que escribo. Algunas veces escribo como loco, inmerso en ese estado flujo que mencionaba Mihaly Csikszentmihalyi.

Hace muchos años, en algún momento de mi vida, solía compartir lo que escribía, mientras lo estaba escribiendo, pedía opiniones, las consideraba. Gran error. Alguien me dijo alguna vez, “escribes bien, pero no tienes técnica, te falta forma”. Debí ser muy idiota para tomar eso en cuenta. Aquella persona no dijo absolutamente nada sobre el contenido, vaya imbécil. Pienso que tu escrito podría no tener la “forma o la técnica”, pero si el contenido tiene fuerza, lo demás es lo de menos. Werner Herzog, uno de mis directores de cine favorito, diría seguramente “Ponte a escribir, escribe, y escribe una y otra vez, olvídate de la técnica”.

Imagino a grandes guitarristas que me encanta escucharlos, como Robert Quine, mi guitarrista favorito, Lou Reed, Joe Strummer, Johnny Ramone o Greg Ginn preocupados por la “técnica o la forma”. Para ellos lo más importante era tocar, hacer ruido, expresarse, lo demás, era lo de menos. Claro que Ginn, Quine o Ramone no eran Yngwie Malmsteen, Joe Satriani o Randy Rhoads, pero sonaban increíble, sonaban imparables, sonaban como nadie. Eran punk rock, eran actitud. Si Robert Quine, Johnny Ramone, Greg Ginn y Joe Strummer se hubiesen preocupado por la técnica y hubieran escuchado a críticos idiotas e ignorantes, no tendríamos a los Ramones, a los Voidods, a Black Flag o a The Clash. Eso sería una tragedia.

Cuando escribo soy punk rock, lo que escribo es actitud. No se trata de pensar en “técnica o forma” que detenga el proceso creativo. Se trata de no tener límites, se trata de que el proceso fluya, que surja la magia, que la creatividad se libere mientras la mente mecánica o eso que no lleva a tener un orden está distraida. se trata de dejar que el caos se desate un poco, se sufre si, pero también se disfruta. La actitud hace añicos a la técnica. Eso es lo que me ha hecho perdura escribiendo durante mas de 10 años, eso es lo que permite que sigan fluyendo ideas, eso es lo que lo sigue manteniendo divertido, eso es lo que hace que proceso sea toda una aventura siempre, lo hace diferente y al final lo hace adictivo.

El contenido lo es todo, es algo único. Siento que realmente encontré algo único al escribir, único para mi. Escribo de todo lo que me interesa, de todo lo que me llama la tención, de todo lo que me causa curiosidad. Por eso señaló que son comentarios multinivel, hay cosas muy simples, hay cosas complejas, hay cosas accesibles, hay cosas que quizá sólo pocos lo entiendan. En algún lado leí que alguien escribía sobre todo y sobre nada en especial y decía que eran escritos “multinivel”. Amé el término y lo adopté de inmediato.

Julian Herbert, un escritor que disfruto bastante, mencionó algo similar. Hablaba de no tener una definición o clasificación de lo que escribía, para él, sus escritos simplemente existían en un “territorio fantasmal”, así que también me enamore de el termino. Diría que escribo sobre “cultura popular”, sobre cosas que “todos saben”, pero muchos me decían, ¿De qué demonios hablas? Así que entendí que no todos lo entendían o conocian, por lo que me quede con los de “cultura impopular”, “Cultura Impop”.

Lo primero es divagar, como diría Jeff Bezos, explorar algo por aquí y después algo por allá. Atormentarse un poco. Hacer verdadero “Brainstorming”. Sufrir un poco o mucho porque te sientes en el mundo abstracto, un tanto perdido, un tanto que no sucede nada, que no llegas a nada. Pero tienes que documentar el viaje. Después tienes que vivir cargando eso, pero muy atento. Pasan cosas en el momento justo, en el lugar impensado, de la forma que no te puedes imaginar. A mi me sucede por lo general cuando estoy en el baño. Cuando haces las cosas un tanto de manera mecánica y dejas a la mente que ande libre y suelta. Entonces llega el descubrimiento ¡Eureka! Diría Arquímides, ¡Lo tengo, está allí!, ¿Cómo no lo vi antes?, y entonces todo adquiere sentido, el flujo surge a la velocidad de la luz. En ese momento tienes que deshacerte de la técnica y la forma para que las ideas fluyan, para que los puntos se unan, para encontrar la correlación y que todo tome forma. Tienes que salir corriendo de la regadera para que no se escape nada.

Algunos le dirán epifanía, o cuando tienes “la visión”, las tengo muy seguido, afortunadamente. Otros le dirán “insight”, cuando todo lo tienes claro. A mí me gusta hablar del “momento Ahá”, término que me fascina. Es la euforia que se siente de forma increíble cuando te das cuenta que ahora lo entiendes perfectamente y ves la “película completa” de principio a fin frente a tus ojos, o dentro de tu cerebro, es cuando todas las piezas del rompecabezas hacen sentido y puedes verlo todo claramente. Es como ser poseído por algo y tienes que correr y capturar todo por escrito. Es una urgencia, y es fascinante “I want it all and I want it now!”. El proceso es magia pura, nadie me lo enseñó, simplemente así sucede, “sweet dreams are made of these”.

Recuerdo que solía pensar, “pero yo no soy nada creativo”. “No he inventado nada”. Y entonces alguien me dijo que la creatividad no necesariamente era inventar algo. Me dijo que creatividad era en ocasiones ver lo que todos ven, pero de otra manera, asociarlo, combinarlo, modificarlo. Ahí fue cuando me identifiqué con gente como Mike Mentzer, David Bowie, Karl Ove Knausgaard, los Led Zeppelin. En realidad no inventaron nada. Tomaron algo que ya estaba allí, lo combinaron, lo mezclaron, lo mostraron de una forma diferente y ese sería su gran talento.

Tenía varias semanas escribiendo sobre Hulk, uno de mis personajes favoritos de cómics. Investigando sobre el manejo de la ira basado en las enseñanzas de la filosofía estoica. Había leído hace poco un libro de Henry Rollins, por lo que también escuchaba el disco Weight, mi favorito de su banda. Tenía tiempo investigando sobre Garth Ennis y sus violentos cómics. Había estado escuchando de manera constante el disco St. Anger de Metallica, tratando de entenderlo. Le había comentado hace unas semanas a mi esposa que no me gustaba el planteamiento de la película Intensa-Mente. El fin de semana terminé de ver el documental Some Kind of Monster. Nada parecía llevar a nada, hasta que mi hija se puso furiosa el domingo por un malentendido. Entonces todo hizo click mientras platicaba con ella, las idea se empezaron a presentar. Después de hablar con ella, me fui a dar un baño y en la regadera, todo finalmente hizo sentido.

La otra ocasión alguien me envió una imagen por WhatsApp, respondí con mi punto de vista, y la persona me respondió a su vez con varias preguntas, de ahí se desprendió una serie de respuestas de mi parte, se concentraron allí varias ideas y así fue cómo surgió otro escrito. Otras veces hablo conmigo mismo. Bueno, lo hago muchas veces y ahí es donde surgen ideas como la de escribir ésto que ahora leen. Esto que ahora me hace entenderme mejor, conocerme más. No sé trata de vivir de ésto, de ganar dinero, de ganar fama de ganar premios”, de tener “likes”. El resultado tengo muy claro que no me interesa, no es importante cuando se disfruta tanto el proceso. Por eso escribo, es el proceso lo que disfruto como pocas cosas. ¡Es el proceso creativo, Idiota!