Por: Rolando J. Vivas

“La gente buena, no es buena todo el tiempo. La gente mala, no es mala todo el tiempo. ¿Pensaste que los vaqueros eran los buenos y los indios los malos? Los santos pueden caer y los pecadores trascender.”
Nunca antes tuvo más sentido que, hace apenas unos días, el título del icónico disco de The Smiths, The Queen Is Dead. Si, Elizabeth murió ayer tras 70 largos años de reinado. La Reina Está Muerta ya no es sólo el mejor disco de The Smiths, es una realidad que muchos no veían posible en tiempos actuales. La reina sobrevivió a guerras, presidentes, primeros ministros, a la muerte de su esposo y al Covid. Seguramente David Icke, el infame y popular teórico de la conspiración (considerado el más grande paranoico de la era moderna) debe estar pensando cómo acomodar los hechos para su siguiente maroma mental. La reina ha muerto, ¿No se suponía que era reptiliana, de una raza extraterrestre, parte lagarto, parte vampiro, que podía vivir miles de años bajo su disfraz de humano? Ya se le ocurrirá algo a Icke, es bastante creativo y con una iniciativa asombrosa. Seguramente Icke dirá que Elizabeth ha cambiado de piel con Liz Truss y se ha asegurado una nueva vida en el poder por unos años más. Ya se le ocurrirá algo más a Icke, la disonancia cognoscitiva es cuna de muchas ideas descabelladas. ¿No era Jim Morrison el original “rey lagarto”?
Se dice que sólo 1 de cada 10 seres humanos vivos al día de hoy, habían nacido antes de que Elizabeth fuera coronada reina. Es decir, con Elizabeth se cierra prácticamente un gran capítulo de la humanidad y seguramente la familia real británica pasará por momentos bastante complicados para trata de llenar los zapatos tan grandes que ha dejado la reina. “God save the queen, the fascists regime”, cantaba Johnny Rotten al frente de los Sex Pistols en 1977, durante el festejo de los 25 años de la reina al frente del Reino Unido. Hoy sabemos que Rotten/Lydon no sabía, ni entendía muchas de las cosas que cantaba en aquél entonces, en su momento desconocía realmente el significado de “anarquía”. Hoy sabemos que Lydon era realmente respetuoso de la familia real y ha sido de los primeros en manifestar abiertamente su dolor por la muerte de la reina. Al final, The Smiths resultaron mucho más subversivos y anti sistema que los mismos Sex Pistols, y definitivamente mucho más inteligentes.
Morrissey seguramente no mostrará ninguna simpatía por la reina caída, se sigue manifestando igual de anti sistema como en los 80s, y sus ideas con respecto a la familia real inglesa siguen siendo de dura crítica. The Queen is Dead sería el disco más aclamado de The Smiths (bandas como Radiohead o The Killers no existirían sin él, bueno, todo el brit pop no existiría sin The Smiths, seamos claros), uno en el que Johhny Marr y Morrissey empujaban al máximo sus influencias más brutales y oscuras (Los Smiths podrán ser muy populares hoy en día, pero siguen siendo una banda oscura y de culto) como The Velvet Underground, The Stooges y The MC5. The Queen Is Dead seria publicado en el año de 1986, el año en que, en la costa oeste de los EEUU surgían los mejores discos de las grandes bandas de Thrash Metal, el Master of Puppets y el Reign In Blood de Metallica y Slayer respectivamente.
Imaginen tener en un mismo año, The Queen Is Dead de The Smiths, Master of Puppets de Metallica y Reign In Blood de Slayer, ¡Vaya año de locura! ¡Vaya gran momento musical para vivir! Mis mejores amigos amaban a Metallica y Slayer, y despreciaban a los Smiths, un buen amigo me hizo escuchar a The Smiths por primera vez, quedé maravillado, la banda había creado su propio universo regido por sus propias reglas. La guitarra de Johnny Marr era increíblemente variada y dinámica, era como Greg Ginn (de los Black Flag) pero sin el salvaje volumen y con una inteligencia superior. Morrissey despreciaba el sexo y eso lo ponía en un nivel totalmente bizarro en medio de una escena de rock internacional que sólo tocaba ese tema. Lo que definitivamente me encantaba de los Smiths eran las letras, si, mucho más inteligentes y subversivos que las del Thrash Metal por ejemplo. Si compramos, James Hetfield sigue siendo uno de los peores letristas en el mundo del rock, a un nivel mucho muy inferior que Morrissey.
Escuché a The Smiths por mucho tiempo durante mi adolescencia, no me resultó difícil habitar los mundos de Morrissey y su The Queen is Dead, y el de Hetfield y Ulrich con el tremendo Master of Puppets. Podría escuchar en la calle junto a mis amigos el Reign In Blood a todo volumen, y después ir a casa con The Smiths sonando en mis audífonos. Para mi hacían perfecto sentido ambas propuestas y podía vivir en ese universo musical diverso. Muchos de mis amigos no sabían quienes eran los Smiths, no los habían escuchado jamás, pero por la manera en que Morrissey y Marr se vestían, seguramente mis amigos los hubieran detestado. Yo no, yo sabía que en algún momento la mente abierta imperaría en muchos de los oídos del público en los campus universitarios y en los festivales tipo Lollapalooza. Solo hay música buena y música mala.
Morrissey nunca fue un tipo fácil, adoraba la ambigüedad y se sentía realmente cómodo ella, era algo innato en él. En el universo propio de los Smiths había bastante espacio para el humor negro, la inteligencia literaria de Oscar Wilde, lo anti sistema, la colorida guitarra de Marr y el brutal rock de Bo Diddley. Aún al día de hoy, la ambigüedad sigue a Morrissey, es por eso que el tipo puede ser Republicano y detestar a la Reina, amar a Nigel Farage y detestar a Trump, y sabes que eso le viene por naturaleza, no por ser un mero provocador barato. No por nada, a pesar de ser un declarado nativista que siente que nacer en el Reino Unido le da cierta superioridad, tiene largas legiones de seguidores en países asiáticos y latinos. Si Morrissey pudo haber estado a favor del Brexit y aún así detestar el salvaje capitalismo que representaba Donald Trump.
A pesar de su exacerbado nativismo, aún se atrevería a decir que le gustaría haber nacido en México. No por nada, a pesar de que la frase “the queen is dead”, realmente venía de una novela y se hablaba de la muerte de un transexual, Morrissey, un Republicano había permitido se interpretara de forma ambigua y se tomara como referencia a una dura alegoría de la monarquía. Así Morrissey, el Republicano, tradicionalista y costumbrista, hacía pública su estancia anti sistema, anti monarquía y anti capitalista. Una complejidad temática que dejaba sin duda alguna, a los Sex Pistols como si fuese niños de pre escolar. A eso añade otros temas legendarios de aquél disco como, There Is a Light That Never Goes Out, The Boy With the Thorn in His Side y Bigmouth Strikes Again
Ahora que “La Reina Está Muerta”, curiosamente los destinos de Morrissey e Icke cobren algo de espacio en Internet por unos días y el interés en sus opiniones reviva un poco más de lo normal. Morrissey seguramente diría, en su irónico estilo, que el tiempo finalmente puso las cosas en su lugar. Icke sería algo más complejo, menor irónico o quizá más absurdo definitivamente. Ya se mencionan algunas teorías realmente hilarantes que dicen que la reina murió hace tiempo y que en su lugar es un holograma lo que aparece y que hemos visto en años recientes. Otros aún más fanatizados al final dirán que es una señal de que “Donald Trump sigue ganando la batalla contra fuerzas diabólicas” estupidez e imaginación no les faltará para explicarse con cuentos de hadas una compleja realidad adulta que no son capaces de entender.
Seguramente Morrissey encontrará bastante inspiración en los eventos actuales y lo veremos plasmarlo más adelante en algún nuevo disco, una oportunidad de oro para encontrar inspiración e impulso para una nueva gira o nuevos discos futuros. En cuanto a Icke, seguramente está golpeando las teclas de su maquina de escribir de forma rápida y furiosa en éstos momentos, para publicar su próxima gran teoría de conspiración para cubrir el fallo de la anterior. Al final sus seguidores no le cuestionan nada, siempre están hambrientos por más fantasías paranoicas e Icke estará feliz dándoles lo que quieren escuchar y llenando sus bolsillos de dinero.