Por: Rolando J. Vivas

¿Es un gran problema la disolución de la alianza opositora luego de los hechos de ayer en la cámara de diputados? Pienso que es más importante considerar las oportunidades que se derivan de esto, más allá de los problemas que se pudieran presentar. Hay un fuerte problema de identidad en los partidos políticos tradicionales y aunque el partido en el poder lo ha “resuelto” apostando todo a su líder, ese es un modelo con fecha de caducidad. Para la oposición lo que sigue es redefinir su identidad y personalidad como partidos. Que el PRI quede fuera de la jugada, no perjudica, ayuda. Que Movimiento Ciudadano decida mantenerse a distancia de la alianza ayuda. Todo éstos suma a la claridad para la verdadera oposición de definir un verdadero proyecto que de unidad al interior y al exterior. Que su proyecto o propuesta sea aún más sólido, definido y enfocado, que no sea una alianza partidista, sino que sea un proyecto unificador para el partido y para la nación. Un proyecto que realmente responda a las necesidades del entorno y que pueda ser presentado de una forma simple, obviamente de relevancia social, que no sólo se centre en el país y que apunte inequívocamente al futuro.
¿Sorprende a alguien la “traición del PRI? La realidad es que no. El PRI es uno de los partidos cuya identidad ha sido más desdibujada en las últimas décadas. ¿Es de izquierda, de centro o de derecha? ¿Es aliado de Morena, del PAN o del PRD? ¿Es un partido liberal o conservador? ¿Es un partido nacionalista o internacionalista? Son interrogantes, que estoy seguro ni ellos mismos podrían responderse. Simplemente son un aparato político que busca el poder. Eso es todo lo que son. La política en el país se ha manejado de una forma más cercana a la novela “El Padrino” del autor Mario Puzo, que de la política descrita por Nicolás Maquiavelo en su obra “El Príncipe”. Tenía razón el presidente Andrés López cuando hablaba de una “mafia en el poder”. Lo que no dijo, fue que él se encargaría de sacar una “mafia” para poner a otra en el poder. La política sin duda se ha convertido hoy en día en un aparato de corrupción, impunidad, chantaje y explotación de la riqueza del país en beneficio de unos pocos, muy pocos. La política se ha vuelto hoy en día un tema centrado en un solo hombre, y la división de poderes peligra cada vez más. La política se hace para beneficio de unos pocos, sin escrúpulos, una búsqueda insana por el poder. De ahí que no sorprenda el hecho de que no sea difícil encontrarle temas turbios al presidente del PRI para chantajearlo. De ahí que el PRI apoye la permanencia del ejército en las calles, considerando que históricamente el PRI nació como un partido totalitarista o corporativista que metía por la fuerza en su núcleo a sectores como el campesino, el sindical, el político, el empresarial e incluso a las fuerzas armadas. Los primeros presidentes emanados del PRI eran militares, así que las fuerzas armadas siempre fueron parte del PRI, ese vínculo sirvió para que México no cayera en la ruta de muchas naciones de Latinoamérica como Argentina, Brasil, Uruguay o Chile, en que dictaduras militares tomaron el poder por décadas. El PRI aún busca sacar provecho de éste vínculo histórico.
¿Había estado más claro antes, cuál es la verdadera oposición en México? Pienso que no tan claro como ahora lo está. El PRI se encargó el día de ayer de traicionar a la alianza opositora y dejar claro que no es oposición, sino que juega a conveniencia propia y de sus líderes. El PRI votó en bloque en la cámara de diputados a favor de la permanencia del ejército en las calles. No es casualidad, el PRI está comprometido y en muchos aspectos, investigaciones en contra de su presidente Alejandro Moreno. Moreno no es precisamente una “blanca paloma” y ha sido doblegado mediante comprometedores audios, que han sido dados a conocer por el partido en el poder. Por otro lado, los fuertes lazos históricos con el ejército que es un hecho que el PRI buscará jugarse esa carta en el futuro. Los “gallos” que en algun momento tuvo el PRI y que sonaban para pelear por la presidencia del país en el 2024, Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes e Idelfonso Guajardo, callaron ayer y se sometieron a la disciplina del partido. Mostraron no tener personalidades propias más allá de la conveniencia, lo que los deja definitivamente fuera de la carrera rumbo al 2024. Si alguien merece el voto ciudadano en el 2024, no será alguien del PRI, lo cual sigue clarificando el camino para la verdadera oposición y quita la “basura” de alianzas confusas y poco definidas.
Algunos podrán pensar que los triunfos del partido Movimiento Ciudadano en Jalisco Nuevo León y Monterrey, podrían significar algo a favor de la oposición en México. Lo pongo pongo tela de duda considerando que MC es un claro ejemplo del oportunismo político que tiene al país emproblemado en la actualidad. MC se reconstituyó, luego de ser Convergencia, en un partido que ha pretendido representar una “alternativa” a la política tradicional. Ha acompañado al PRD con Andrés López como candidato presidencial. Ha acompañado al PAN con Ricardo Anaya como candidato a la presidencia. En la actualidad, el reciente éxito de MC en las urnas, es la desesperación del votante que está en contra del oficialismo, pero que está decepcionado del PRI, del PAN y del PRD. Pensar que MC representa algo más que una oportunista franquicia política que se renta al mejor postor, es caer en la ingenuidad. MC no es un partido de derecha, izquierda o de centro. Es un partido que representa el negocio de la política y la falta de compromiso. Se ha manejado entre ambos espectros de la política y al día de hoy ha sacado provecho de una supuesta neutralidad. MC ha optado por marcar distancia del oficialismo y de la alianza opositora, pero la realidad es muy diferente. MC sólo ve por sus propios intereses y su supuesta neutralidad sólo resta votos a la alianza opositora y termina siendo un ayudante inconsciente del oficialismo. ¿Hay un proyecto real detrás de los gobiernos de MC en Jalisco, Nuevo León o Monterrey? La realidad es que no lo hay, navegan en las aguas de la política nacional a conveniencia y buscando siempre el provecho personal.
Los sucesos acontecidos ayer en la cámara de diputados dejan hoy más que nunca algo muy claro. La única oposición real al oficialismo en el país, es el PAN. Un partido que dista mucho de ser perfecto y que ha caído todos los excesos de corrupción en los que TODOS los partidos han cometido. No hay partidos buenos o partidos malos en realidad. Todos son intereses y hoy hay una mafia del poder que sacó a la anterior mafia del poder, pero no por ésto dejan de ser mafia, y de manejar su política más cercana a El Padrino, que a Maquiavelo. Ciertamente el PAN ha cometido graves errores durante su gestión en el poder. En Nuevo León, el PAN se ha convertido en un partido que ve a la política como poco más que un negocio y un cacicazgo local, y eso por supuesto que todo eso es criticable. Pero al día de hoy, se oponen realmente al oficialismo. Si se busca sacar a la mafia del poder actual, ayer quedó muy claro que es el PAN la única oposición que puede llevarlo a cabo. Ni el PRI, ni MC podrán hacerlo por convicción. Han dejado claro que su compromiso ésta con sus propios intereses, y no que los del PAN no estén así, pero está claro que los intereses son muy diferentes, si no se está de acuerdo con la gestión del partido oficialista, si no se está realmente de acuerdo con el proyecto del partido en el poder, sólo el PAN podría cumplir esa expectativa al día de hoy.
Si, pudiera ser que la traición del PRI haya sido un golpe duro a la oposición, pero la realidad es que éste problema, se convierte en una oportunidad. Se convierte en el momento de ver con claridad quién es quién y qué caigan las caretas. Éste sin duda es un momento histórico para el PAN, para reagruparse y lanzarse en una batalla casi solos y demostrar que los imposibles son posibles. La principal debilidad del PAN ha sido la falta de unidad, en el sexenio de Fox se puso de manifiesto, y en sexenio de Calderón también. Esto fue más que evidente en la campaña presidencial de Josefina Vazquez Mota y en la de Ricardo Anaya. Las corrientes conservadoras y liberales no han llegado a un acuerdo y la división se ha convertido en un verdadero lastre. Algunos dirán “el PAN ya no es un partido de derecha”. La realidad es que es lo más cercano a la derecha que tiene el país (cómo en su momento lo fue el PRD para la izquierda, y cómo Morena lo es, para lo que sea que es el PRI). Y si se pretende dar un “giro de timón” al rumbo que ha tomado el país en el actual sexenio, son la única opción. El punto medular es cómo logrará el PAN esa unión que les ha faltado y quién será la figura capa, de lograr esa unión y esa consolidación de un partido cohesivo, y que realmente sea oposición para el 2024. Es una ventaja definitiva que en éste momento quede claro que son la única oposición. La pulverización del voto opositor ha sido un problema en elecciones anteriores, partidos “satélite”, partidos mercenarios, alianzas confusas y supuestos candidatos independientes, casos extremos demandan soluciones extremas, UNA SOLA OPOSICION.
El PAN tendrá que actuar rápidamente. Terminar con las aspiraciones políticas de Margarita Zavala y de Ricardo Anaya. La pugna entre éstos dos personajes y las facciones conservadora y liberal, llevaron al PAN al fracaso en el 2018. El PAN perdió fuerza al dividirse. Anaya resultó un excelente operador político, sumó fuerzas del exterior, pero mostró ser una figura carente de carisma, su deseo de hacer una campaña presidencial restó poder a una figura como Zavala que meses atrás se veía en las encuestas, tenía oportunidad de competir y ganar la presidencia. Anaya pudo operar para Zavala y llevarla a la presidencia, y buscar posteriormente su propia campaña en el 2024, pero la ambición le ganó. ¿Qué debe seguir ahora para el PAN? Precisamente que éstas dos figuras pongan fin a sus diferencias y trabajen para impulsar a un candidato de unidad en el PAN, uno que pueda realmente sumar a las corrientes y haga que el PAN vaya como oposición única y unida. Las propuestas de éste PAN unido deben ser muy claras, la división de poderes, cero tolerancia a la impunidad, respeto al estado de derecho, una estrategia extrema en cuanto al tema de la seguridad y buscar sacar el mejor provecho posible de los cambios en la geopolítica. El PAN unido debe ser muy contundente en su búsqueda del bienestar del país de una forma innovadora y radical, cómo no se ha hecho antes.
Lo que en el pasado resultó un talón de Aquiles para el PAN, debe ser ahora una fortaleza, definir de manera clara su estrategia para combatir la inseguridad en el país, y eso implica una decisión difícil pero necesaria, legalizar las drogas o realmente impulsar una intensa guerra de cero tolerancia contra el crimen, que ya no quede sólo en manos de país. La legalización de las drogas es un tema que ha sido planteado en países desarrollados y ha funcionado, para ésto, el sistema de salud deberá ser muy superior al actual, ¿Podría el PAN fortalecer su vocación social y realmente mostrarse liberal? ¿O tendrán que ceder en el tema de soberanía y actuar de manera conjunta con otros países, incluidos los EEUU, para desatar una verdadera guerra contra los carteles de las drogas, lo cuál podría traer fuertes daños colaterales? Por otro lado, tomar al “toro por los cuernos” y retomar las relaciones bilaterales con los EEUU, tomar un papel más activo y agresivo, negociar con los EEUU el manejo de los migrantes, asegurar que éstos permanezcan en México, pero que la cooperación en temas de inversión y creación de empleo sea mayor por parte de los EEUU. El fenómeno conocido como el “nearshoring” sería una palanca para llevar ésto acabo y llegar a una acuerdo “ganar-ganar”, ésto es algo que el partido en el poder ha dejado claro, es incapaz de hacer, el proceso de moderada “desglobalización” es un proceso que con inteligencia, puede ayudar a un mayor desarrollo económico en el país y que puede servir a su vez de palanca que mejore la posición negociadora en la relaciones México-EEUU, pero el momento de definición es ya y ahora, antes de que realmente sea tarde. El futuro de la democracia en México está en juego, el futuro de muchas generaciones está en juego y vamos ya un poco tarde.