Por: Rolando J. Vivas

Quienes me conocen saben perfectamente el respeto y admiración que siento por las mujeres que luchan intensamente día a día por abrirse espacios en una sociedad, todavía con muchos lastres culturales del pasado que, en ocasiones les cierra las puertas, sólo por su condición de mujeres. Mi eterna admiración a esas mujeres que no se rinden y que ganan continuamente espacios en sectores empresariales, laborales, científicos, tecnológicos, educativos, deportivos, sociales y demás, y todo gracias a su mérito como personas, no gracias a su con dición de mujeres, no gracias a cuotas, no gracias a otra cosa que no sea a su talento. He escrito en ocasiones anteriores mi enorme admiración por esas mujeres que practican disciplinas como el bodybuilding, una disciplina considerada por “tradición” de hombres, y que suele espantar a muchos “machos” que consideran el desarrollo de los músculos como algo exclusivo del sexo masculino. Pues no, el cuerpo femenino también posee músculos, también posee la capacidad de desarrollarlos y de lograr con entrenamiento duro y constancia lograr físicos realmente únicos. Es gracioso que algunos vean el desarrollo muscular de una mujer, como algo “masculino”. Entonces, ¿Tendríamos que ver, la falta de desarrollo muscular en un hombre, cómo algo femenino? Es común que quienes denuncian el desarrollo muscular de una mujer, como un atentado a la feminidad, no señalan la falta de desarrollo muscular propio, como un atentado a la masculinidad. Lenda Murray, Cory Everson, Bev Francis, e Iris Kyle entre otras, son grandes campeonas que abrieron espacios para las mujeres, en un deporte que hace unos años era impensable tuviera cabida para ellas.

En 1970 debuta en los EEUU la banda de rock Fanny. La banda liderada por las hermanas June y Jean Millington, de orígen filipino, se convertirían en una auténtica anomalía en el mundo del hard rock, al ser la primer banda de éste genero, conformada totalmente por mujeres. Es posible que muchos no conozcan a la banda, que editó un total de 5 discos en los 70s. Una escena de rock, totalmente dominada por hombres, cedió muy pocos espacios a la banda, y difícilmente tuvieron el apoyo y la atención que su gran talento merecía, pero sin duda, fueron las Fanny encargadas de abrir las puertas de una fuerte patada para la llegada de otras bandas integradas sólo por mujeres como las legendarias Runaways en los 70s, las Bangles en los 80s y las L7 en los 90s. Sin duda sus alumnas más avanzadas serían las Runaways, un grupo de una trascendencia musical enorme que incluso serían parte fundamental del desarrollo musical de la escena del punk rock y hard rock en Los Angeles durante los 80s y los 90s. Escena que dominaría a nivel nacional la música hard rock. Músicos como Lowell George, de mis adorados Little Feat y el genial David Bowie se declararían fans incondicionales de las Fanny, mientras que Motley Crüe se convertirían en un fenómeno musical de los 80s, siendo meramente la versión masculina de las Runaways.

Recuerdo con mucha pena y sorpresa, los incidentes acontecidos en el 2014, en el que la misoginia, o el oido hacia las mujeres, se desbordó en el mundo de los videojuegos. ¿Quién habría de pensar que un mundo de entretenimiento y diversión, como el de los videojuegos, pudiera existir un sub mundo repleto de odio y violencia inimaginable, principalmente dirigido contra la mujer? El gamergate fue un infame evento en el que las reacciones más virulentas provenientes de un sector adorador de los videojuegos, vertieron toda su furia sobre mujeres que solamente querían ser parte de ésta comunidad y aportar a ella. Todo iniciaría con la diseñadora de videojuegos Zoë Quinn y el iconoclasta videojuego Depression Quest, que implicaba sin duda un gran rompimiento con los videojuegos “tradicionales”, en el sentido que buscaba adentrarse en el mundo de la depresión juvenil y en cierta forma ayudar a sobrellevar ésta condición. Una dura reacción por parte de la comunidad en línea de jugadores surgió súbitamente de portales como 4chan y Reddit, además de un sinfín de comentarios provenientes de la red social Twitter. Personajes escudados en el anonimato se dedicaron a acosar y a amenazar primero a Quinn, y despúes a la reportera Anita Sarkeesian, que había realizado algunos reportajes sobre la cultura machista en la comunida de jugadores de videojuegos. La escalada de ataques sumó incluso amenazas de violación, exponiendo información personal de Quin y de Sarkeesian y publicando en línea las direcciones de ambas mujeres.

La tecnología ha sido un fenómeno empoderador para muchos en años recientes, la cantidades de personajes que gracias a sus conocimientos de programación han logrado crear empresas como Google, Amazon, PayPal y Facebook. La posibilidad de crear un negocio exitoso, un patrimonio decente y una empresa exitosa, han sido las puertas abiertas por ésta habilidad que ya no es cosa del futuro, la programación es una habilidad que ya es requerida en el presente, una habilidad que no depende de cuotas de género sino de talento y dedicación. Me llamó la atención recientemente enterarme de la censura a que se ha enfrentado el libro “Girls Who Code” de la autora Rehsma Saujani, quien denuncia que su libro ya ha sido prohibido en varias escuelas. El libro ha sido punta de lanza de una organización del mismo nombre que busca empoderar a la mujer para ser partícipe de ésta revolución tecnológica. La organización y el libro buscan dar herramientas a la mujer para tener más presencia y herramientas para participar y competir en el sector tecnológico con las mismas oportunidades que al día de hoy han tenido los hombres. Lo que buscan organizaciones como Girls Who Code no sólo es el hecho de romper las limitantes de participación de la mujer en el sector tecnológico, sino incluso permitirles volverse líderes de éste mismo sector, lo cual, obviamente a generado cierta resistencia.

El día de ayer en Monterrey, un grupo de mujeres utilizó las redes sociales a manera de presión, transmitiendo en vivo su intento por ingresar a una cantina en el centro de la ciudad. Se dice que la cantina conocida como “El Indio Azteca” tenía la “tradición” de que por 102 años no había entrado una mujer a su interior, incluso se señaló que sólo había baños para hombres. Estas mujeres “empoderadas” tuvieron la iniciativa, cómo en capítulo de Jackass (esa dónde comenzó su carrera Johnny Knoxville, y que trataba sobre varias rutinas idiotas, sin sentido y peligrosas con el fin de llamar la atención) de documentar en línea sus acciones para ingresar a éste lugar. Una vez logrado su cometido se tomaron fotografías, tomaron cervezas y se retiraron del lugar. ¡Vaya logro de éstas feministas! ¡Abrir espacios en dónde la mujer no había entrado nunca! (Aunque se dice que alguna vez ya había entrado a éste lugar una mujer vestida de hombre). Recuerdo en mi juventud haber ido a cantinas y otro tipo de centros de entretenimiento nocturno. Recuerdo que en ocasiones nos acompañaron amigas y nunca hubo tema alguno para el ingreso de ellas. En lo personal considero una tontería la “tradición”, al estilo del “Club de Toby”, personaje de la caricatura “La Pequeña Lulú”, de “No se Admiten Niñas” del Indio Azteca, pero también me parece totalmente infantil y casi a manera de berrinche, la actitud de las mujeres de entrar a éste lugar. En gran parte éstas acciones demeritan la verdadera lucha de las mujeres por ganar espacios realmente de valor, y no espacios en una cantina casi vacia, que realmente se va a beneficiar de la publicidad que les ha dado éste berrinche sin sentido, ¿O será que las mujeres fueron voluntariamente parte del plan para llamar la atención en redes sociales con algun beneficio comercial para el lugar?

En la época en que trabajé en un gimnasio, el dueño solía diseñar promociones con el fin de atraer más gente para que se inscribiera, por lo regular éstas promociones iban enfocadas a las mujeres, quienes en ocasiones pagaban la mitad de la cuota requerida a los hombres. La lógica era que entre más mujeres se inscribieran en el gimnasio, éste resultaría más atractivo para los hombres. Recuerdo personas que antes de inscribirse en el gimnasio preguntaban, “¿Y vienen muchas mujeres?”. Aunque suene increible, pero el número de mujeres en un inscritas es determinante para algunos hombres en su desición de inscribirse o no, a un gimnasio. Hay negocios como Hooters que utilizan a las mujeres y a su vestimenta para descaradamente atraer clientela masculina, así que, ¿Cuál es el mérito para que mujeres “abran espacios” en una cantina? Lo único ue puedo pensar es que los dueños del Indio Azteca planearon todo para ampliar su mercado, y atraer más clientes. ¿Las mujeres que ingresaron eran parte o no del plan? No lo sé. Si no, sólo fueron “idiotas útiles”, si, sí eran parte del plan, vaya manera de demeritar la lucha de la mujer por ganar verdaderos espacios de valor. Otro punto que me preocupa sobre ésta acción tan estúpida, es que solamente servirá para agitar extremismos y no tardará mucho en que veamos a hombres extremistas que quieran ingresar a gimnasios, clases de yoga, vagones de metro, spas e incluos baños exclusivos de mujeres, “empoderados” por abrir espacios a los hombres, que son “exclusivos” de las mujeres. Eso es lo que pasa cuando no se piensa y se actua guiados por berrinches. Malala Yousafzai fue acribillada por los talibanes en su natal Paquistán en el año de 2012, el atentado fue a causa de que Yousafzai buscaba abrir espacios en las escuelas para las mujeres.

En Irán, las mujeres no luchan por abrir espacios en las cantinas. Luchan por abrir espacios en la vida diaria, luchan por su libertad ofreciendo sus vidas, luchando contra un regimen autoritario y teocrático que trata a la mujer como ciudadano de segunda. Las mujeres han salido a las calles a protestar y a exigir más espacios y más libertad dentro de la sociedad. Varias de ellas han muerto. En Polonia y en los EEUU las mujeres han salido a protestar contra iniciativas de gobierno que buscan restringir sus derechos e incluso decidir sobre sus cuerpos en temas como el aborto (algo así como en la novela distópica de Margaret Atwood, El Cuento de la Criada). Sociedades desarrolladas han dejado claro que el progreso económico y social, va de la mano con el crecimiento y desarrollo de la mujer. A medida que la mujer va creciendo y obteniendo más espacios a nivel laboral, social, cultural, educativo y tecnológico, la sociedad completa va teniendo más progreso y desarrollo. El escritor Christopher Hitchens señalaba también éste paralelismo, y agregaba que, ninguna religión tradicional buscaba el desarrollo y progreso de la mujer, por el contrario, buscaba controlarla, de ahí, que muchos de éstos países, dominados por regímenes de fanáticos o fundamentalistas religiosos, releguen fuertemente el papel de la mujer. De ahí que, en lugares como Irán, las mujeres realmente se juegan la vida para realmente abrir espacios realmente valiosos para ellas. Estas mujeres que “valientemente” abrieron las puertas de una cantina en Monterrey, deberían comprar sus boletos y viajar a Irán, a realmente abrir espacios para las mujeres y dar la vida por esa libertad que ayer buscaban obtener, haciendo un berrinche y compartiéndolo en redes sociales. Decía el escritor Nassim Nicholas Taleb, que hay que poner “la piel en juego”. Así que esperaría ver a éstas mujeres empoderadas que ayer abrieron las puertas de una cantina, haciéndolo una triste parodia del feminismo, que el día de mañana estén protestando en las calles de Teherán por las libertades de la mujer, poniendo realmente su vida en juego.

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