Por: Rolando J. Vivas

“Let that sink in”, es una expresión muy usada en los EEUU que se refiere a aceptar una idea o un hecho y hace referencia a la mente como un cuerpo de agua en el que se va “hundiendo” o asimilando poco a poco una idea o un hecho. “Sink” es una palabra en inglés cuyo significado puede ser “hundir” cómo verbo o lavabo como sustantivo. Basado en este juego de palabras, es que hace unos días llegó Elon Musk a las oficinas de Twitter cargando un lavabo, haciendo referencia a “hacerse a la idea” de que él era el nuevo dueño y director de Twitter (“Chief Twit”, cómo el mismo se ha auto proclamado). Elon Musk llegó a Twitter cortando cabezas de varios de los más importantes directores de esta empresa. Musk había anunciado que llevaría muy fuertes recortes de personal, aunque días después de asumir la dirigencia corrigió el número a uno menor. Entiendo que Musk también se ha “hecho a la idea” de que recuperar rápidamente la enorme inversión que hizo en la red social, no va a ser tan sencillo. Dice Musk “El ave fue liberada”. No Elon, el ave sólo cambió de jaula, y eso podría no resultar nada bien.
Hay que hacernos a la idea de que Elon Musk no es un emprendedor visionario de la talla de Steve Jobs, Bill Gates o Jeff Bezos. El fuerte de Musk no es la visión, la estrategia, la negociación o el mercadeo. El mayor talento que pudiéramos adjudicar a Musk, es el de especular de forma un tanto insensata, ganando en grande en ocasiones. Aunque muchas otras perdiendo en grande también, aunque su actual estatus como “hombre más rico del mundo”, le permite perder en grande y no verde tan afectado. Hay que recordar que hace algunos años, Musk estuvo a muy poco de llevar a Tesla y a SpaceX a la quiebra, nada garantiza que Musk pueda en un momento dado volver a Twitter ampliamente rentable. Nada garantiza tampoco que Musk pueda dar un mayor impulso a Twitter para volverse una red social más atractiva para sus actuales usuarios. No hay ninguna garantía de que Elon Musk sepa exactamente lo que está haciendo con Twitter. La compra de Twitter puso a Elon Musk en los reflectores a nivel mundial, y esta operación podría exponerlo como el insensato e irracional emprendedor que muchos hemos visto detrás de la imagen que Musk proyecta o quiere proyectar como visionario.
La compra de Twitter no se realizó de la forma que Musk hubiese deseado. Su oferta inicial dejó atónitos a muchos (44 billones de dólares, cuando el valor estimado de Twitter rondaba los 15 billones). Obviamente Musk sabía que en algún momento surgirían otras ofertas y buscó que la suya fuese la definitiva. Musk cometió varias irregularidades al no reportar inicialmente su intención de compra total y poco a poco fue comprando acciones para volverse en accionista mayoritario. Cuando Musk trató de renegociar la propuesta, una vez que el trato ya estaba en marcha, Musk se valió de el número de cuentas “fantasma” o bots, para buscar renegociar la oferta inicial. Las intenciones de Musk de especular y “golpear” el valor de la negociación no rindieron fruto y una demanda por incumplimiento del acuerdo comenzó a manejarse y a volverse poco a poco una realidad. Al final, Musk tuvo que aceptar pagar su elevada y audaz primera oferta, el pez fue atrapado por la boca y Musk se hizo de la red social a un precio muy, muy poco ventajoso. En un momento en que Tesla, su principal negocio enfrenta una feroz competencia y una fuerte alza de costos, la rentabilidad es una desesperada prioridad para Musk. En estos momentos, el asunto de la adquisición de Twitter tiene todo el potencial para convertirse en un auténtico dolor de cabeza para Elon.
Una de las primeras medidas tomadas por Elon, despedir directores, será un tema que lo llevará a tribunales para pelear por las indemnizaciones millonarias a consecuencia de su decisión, es un hecho que los directores pelearan legalmente por los cuantiosos pagos por concepto de terminación de contrato, ya le tocará a Musk y a su equipo legal defender estos despidos al menor costo posible. La visión de Musk es la de recuperar rápidamente su enorme inversión, aunque sus medidas parecen rayar en la desesperación total, luego de que anunciara un posible cobro de 20 dólares mensuales para mantener la verificación de identidad. La “propuesta” fue rebatida por el legendario escritor Stephen King, quien señaló que, de afirmarse tal costo, optaría por dejar la red. La respuesta de Musk fue bastante desesperada y rectificó la cantidad a 8 dólares mensuales. La propuesta de Musk me parece bastante desatinada considerando que las redes líderes en usuarios y en crecimiento, como TikTok, Instagram, Facebook y servicios como WhatsApp, no cobran ni un centavo a sus usuarios. Pareciera que Musk no tiene ni idea de las dimensiones de Twitter. Puede que Twitter tenga más influencia a nivel global, si, pero ello se debe a el contenido que se genera en la red. Musk tendría que pensar, para mejorar la experiencia de Twitter, en remunerar a los generadores de contenido original y crear más espacios para éstos, que son un porcentaje muy bajo en Twitter.
Definitivamente, Twitter es una empresa muy diferente a Tesla, SpaceX o Neuralink, empresas que se han acomodado a la forma de ser de Musk y que basan su valor actual en el futuro que ofrecen y que se alimentan de la capacidad de Musk para especular. Twitter depende mucho del contenido generado y de la publicidad. Incluso Mark Zuckerberg ha tenido recientemente fuertes tropiezos con su empresa Meta-Facebook y las pérdidas han sido enormes, Musk debe estar bastante preocupado de que Twitter no sólo no le recupere su inversión rápidamente, sino que incluso pudiera empezar a generarle fuertes pérdidas por migración o salida de usuarios (que ya han señalado a la red social descentralizada y realmente libre Mastodon cómo una buena opción), por retiro de publicidad y por fallas técnicas. Resulta incluso peligroso pensar a futuro en que la desesperación de Musk podría llegar a tal grado, que comprometiera la seguridad de Twitter, no olvidemos que muchos han señalado ya la cercanía de Twitter con el gobierno chino. No olvidemos que el gobierno chino ha sido denunciado en varias ocasiones por usar TikTok y WeChat para recabar datos de los usuarios. Lo sucedido con Facebook, Cambridge Analytica y Rusia, podría repetirse en Twitter, si Musk toma alguna acción desesperada o decide aceptar algún “nuevo socio misterioso”. Ya de por sí resulta un tanto incómodo saber que entre los socios mayoritarios de Musk para la compra de Twitter aparecen el príncipe saudí Alwaleed bin Talal y una empresa de inversiones de Qatar, países no muy bien calificados en temas de libertad de expresión y derechos humanos. Musk, China, Arabia Saudita, Qatar, ¿Qué podría salir mal, considerando que Twitter dejará de ser empresa pública y de rendir cuentas abiertamente?
En algún momento la obsesión de Elon Musk por Donald Trump y Twitter se formó. Musk observó la habilidad de Trump para operar en Twitter y aumentar su popularidad. Sin duda Musk adoptó la forma de Trump de desenvolverse en Twitter y aprovechó la expulsión de Trump de Twitter para llenar ese hueco volverse un copycat de Trump. El sueño de Musk seguramente era el de volverse tan popular y polarizar como Trump. Volverse una especie de “jefe de estado” sin país. Seguramente Musk anhelaba tener lo que Trump tenía, popularidad, si propio reality show y su propia red social. Así, Musk usurpó el lugar de Trump para transformarse en el troll número uno de Twitter, twittear de forma continua a forma de su propio reality show, e incluso matar dos “pájaros” de un tiro, comprar su propia red social como Trump y asegurar así, no ser expulsado de ella. Cómo el hombre más rico del mundo, Musk se ve a sí mismo a nivel de los jefes de estado de las naciones más poderosas y ha comprado su propia pequeña nación virtual llamada Twitter. ¿Qué le impide a Musk seguir los pasos de Trump y dar el salto de empresario a candidato a la presidencia de los EEUU?
Musk suele señalar que su intención de compra de Twitter fue para “preservar” a la humanidad y convertirla en una plaza abierta para el debate y el intercambio de ideas. La realidad es que la forma que va tomando Twitter es una muy diferente que la que presume Musk. Una que podría poner a la red en una situación muy precaria y que podría ser tomada realmente por enemigos de la libertad. Una red de pocos usuarios y pocos generadores de contenido que podría ser tomada por bots generadores de influencia al servicio de agentes anti democráticos que podrían repetir sin duda alguna los hechos sucedidos durante las elecciones en los EEUU en el 2016. La historia se repite, primero como tragedia con Mark Zuckerberg y Facebook, y ahora podría ser como farsa con Elon Musk (que se presta bastante para ello) y Twitter. Muchos podrán señalar que Musk es un empresario, pero la realidad es que sus intereses personales y políticos son controversiales, en ocasiones proponiendo ideas tan absurdas como la rendición y cesión de territorio por parte de Ucrania a Rusia, o la cesión de independencia de Taiwán ante China. Las ideas de Musk no parecen muy alejadas de la de su viejo ex socio Peter Thiel, en el sentido que cada vez ven más el concepto de la libertad (individual), como incompatible con la democracia. Al final la insensatez de Musk para los negocios podría tomar escalas inimaginables tras Twitter en un contexto geopolítico a nivel global. Si, Twitter está en gran peligro. “Let that sink in”. Hagámonos a la idea.
Esto es simplemente glorioso el comentario
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lo tengo muy presente, elon va a hundir twitter
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esta es la más detallada descripción de lo que está pasando en twitter que he tenido la fortina de leer
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