Por: Rolando J. Vivas

Por varias semanas, hace unos meses quise escribir sobre que ya había llegado “el fin de la pandemia”. Erróneamente pensé, que luego de varios meses en que mis hijas habían regresado a la escuela (luego de casi dos años de clases en casa) y no habían enfermado, la pandemia se acercaba a su fin. Considero que el hecho de que los adolescentes en la escuela tienen más cercanía y convivencia que uno en la oficina, o que las amas de hogar en sus casas. Si los adolescentes en el la escuela ya no enfermaban, pensé, la pandemia estaba cercas de terminar. Dice el dicho: “¿Quieres hacer reír a dios? Cuéntale tus planes”. Así que, si mi plan era declarar terminada la pandemia, debí hacer reír mucho a dios ya que a unos días de pensar “esto ya terminó”, una de mis hijas enfermó nuevamente de Covid. Pienso que, gracias a la vacunación, los síntomas fueron muy leves, similares a una gripa y nadie más de la familia enfermó. Muchas personas creen que, por el hecho de estar vacunados, no debería haber contagios, y demeritan las vacunas señalando que “no hay inmunidad total”, la realidad es que, como en el caso de la influenza, la vacuna no garantiza que uno no se contagie, pero si, que los síntomas sean mucho más leves. Occidente combatió de manera eficaz al Covid. Aunque los contagios y las muertes en las primeras “olas” fueron brutales, una vez que se desarrollaron la vacunas “a contra reloj”, y se desplegaron los programas de vacunación, los contagios fueron disminuyendo y las muertes también. Obviamente el virus ha ido mutando, como gran parte de estos, a versiones menos letales y que puedan vivir más tiempo entre nosotros. Las vacunas, la generación natural de anticuerpos y la mutación del virus, cada vez nos han acercado más, a lo que podría ser el fin de la pandemia. Pero ¿Ya está cerca de verdad?

Por temas ideológicos y políticos, China, lugar de origen del Covid hace ya tres años, decidió crear sus propias vacunas (SinoVac, CanSino) y usarlas como método de influencia en Asia, Así, China podía declararse vencedor del Covid y usar la vacuna en países vecinos como “moneda de cambio”. Las vacunas chinas no tuvieron la misma efectividad que las desarrolladas en Occidente (Que sirva de leccióna Méxicoque ha empezado a usar vacunas no aprobadas como la Abdala), la carga ideológica que se les quiso dar a las vacunas, para declararlas “un triunfo” de China sobre el virus, no pudo mantenerse por mucho tiempo. Mientras en Occidente se poco a poco se eliminaban los cierres, las cuarentenas, se reducían los contagios y se reactivaban las economías, en China, “la fábrica” del mundo, los contagios y las cuarentenas seguían sin parar. A tres años del inicio de la pandemia, en China, este país continúa siendo incapaz de controlar del todo al virus. Medidas desesperadas para “aplastar” al virus, como las cuarentenas estrictas y masivas en varias ciudades, resultaron brutales y poco efectivas. Las mayores protestas civiles en las calles de China, vistas desde las protestas en la Plaza de Tiananmen, se suscitaron hace unas semanas, con el gobierno chino bloqueando redes sociales e información que pudiera salir al exterior y que mostrara una realidad al mundo, que el Partido Comunista Chino y que el gobierno no querían fuese revelada. El gran problema con las dictaduras totalitarias, es que tratan de ocultar este tipo de temas, y entre la censura y la desinformación, sólo hacen que crezcan y se agraven más. Los virus que han surgido en China, por el crecimiento acelerado que han tenido como país, y que han llevado a población a habitar lugares cada vez más recónditos y a estar cada vez más cerca de especies por lo regular alejadas del ser humano, han provocado el surgimiento de nuevos virus, que han mutado de animales a seres humanos. La búsqueda de controlar la información por parte de gobiernos totalitarios, sólo han creado el ambiente propicio para la rápida propagación de estas nuevas enfermedades.

En una sociedad abierta, normalmente la información fluye y hace que de inmediato la sociedad local e internacional comience con los cuestionamientos y las críticas, lo cual se traduce en acciones y cambios, si el gobierno es atento a éstos. Si no, por lo general se empiezan a gestar protestas y el gobierno tiene que negociar con la sociedad para que vuelva la calma. En una sociedad cerrada, en la que el gobierno controla los medios informativos, se busca ejercer un “control de daños”. Ocultar lo que está pasando, evitar que la información fluya con datos que podrían dañar la imagen del gobierno o despertar inquietud en la sociedad. Ya lo hemos comentado, en China, el brote inicial de Covid se buscó ocultar. El gobierno trató de resolverlo sin tener suficiente información, incluso se habló de la desaparición de científicos que advirtieron la presencia de un nuevo virus casi cuando éste apenas estaba comenzando. Este manejo conveniente de la información provocó que el virus se propagara rápidamente en una sociedad que no sabía nada al respecto. Los contagios se volvieron exponenciales debido al Año Nuevo Chino que provocaba movimientos masivos de gente para visitar a familiares generando una cadena enorme de contagios y así, ocultar información fue clave para la propagación extensiva del virus de forma inicial. Si China hubiese sido abierta en cuanto a información, el virus pudo haber sido combatido en corto. China pudo tener el apoyo de agencias científicas extranjeras y pudo haber frenado el éxodo masivo de personas con el fin de ralentizar el avance del virus. Pero China no lo hizo, y como la historia nos ha enseñado, esas sociedades cerradas son las que son más propicias a ser duramente golpeadas por brotes virales. Por si fuera poco, la relación económica con Occidente era enorme, China era la “fabrica del mundo” y un gran jugador en la globalización, lo cual los convirtió también en el gran foco de contagio global y en un acelerado punto de contagios.

Las vacunas chinas no fueron efectivas contra el virus, y Asia, que había utilizado principalmente estas vacunas, fue la región que luego de las primeras “olas”, siguió sufriendo con brotes masivos. Cierres masivos de ciudades, fabricas y bloqueos en la movilidad afectaron fuertemente las cadenas de suministro como no había sucedido antes. Muchas empresas decidieron dejar China y mover sus plantas a otros lugares menos cerrados y más cercanos, perder la mano de obra barata china, obviamente impactó de forma significativa en la inflación a nivel global. Sin duda el impacto económico del Covid en China ha sido enorme, sin duda, China no volverá a ser la misma después del Covid. Después de tres años, China sigue luchando contra el virus, y aunque hay avances, pareciera que, al día de hoy, están moviéndose en círculos y se enfrentan una vez más a una versión invencible del virus, en lo que pudiera ser una repetición continua de la misma historia al no mostrar aprendizaje alguno. La vacunación es clave, pero las vacunas chinas no funcionaron, y China se niega a usar las vacunas que Occidente aplicó en su población. De éstas forma, brotes suceden de manera continua y China enfrenta hoy en día, una nueva ola, un brutal incremento en los contagios y más muertes (el número de fallecimientos empieza a ocultarse adjudicando las muertes a diversos padecimientos respiratorios). Sin la vacunación adecuada, los síntomas del virus siguen siendo graves, las camas de los hospitales se acaban, los medicamentos escasean y comienzan a dejarse de atender muchos casos que terminan en muerte. Las cuarentenas no funcionaron, los cierres tampoco. La política de “cero Covid” en China, sólo trajo molestia y enojo en la población, salida de fábricas de China y una muy mala imagen para el gobierno del presidente Xi Jinping. Ahora China ha cedido a la presión social y ha relajado el “cero Covid”. Pero lo que viene, podría ser aún peor, ya que China está relajando las duras medidas en medio del peor rebrote de los últimos años.

China ha relajado sus estrictas medidas, pero no ha usado más vacunas que las que ellos mismos desarrollaron, lo cual ha dejado claro, no han sido lo suficientemente eficaces para evitar los nuevos brotes de contagios. El relajamiento de las restricciones ha disparado nuevos contagios y saturación en los hospitales. Una nueva gran ola de Covid sacude China y ni el gobierno ni la población cuentan con los medios para protegerse de la forma adecuada. Todo pareciera situarnos en el mismo lugar en que China estuvo hace tres años, ocultando información y sin los medios para combatir los contagios. Las fechas coinciden y el nuevo año chino está “a la vuelta de la esquina”. Se habla de una sexta ola de Covid, pero ésta no se ha materializado en Occidente de forma alarmante. En China “la ola” no se ha detenido en tres años y los traslados masivos de población en los próximos meses podría implicar realmente una nueva ola de contagios en el mundo, ¿De qué intensidad?, aún no se podría saber. Parecieran que los tres años que hemos pasado bajo la pandemia, no nos hubiesen enseñado nada. Pareciera que China sigue presa en su laberinto de la pandemia. En Occidente, ya se habla del fin de la pandemia al terminar el invierno, pero, aún no sabemos la magnitud de los contagios que ocurrirán provenientes de China. Mientras tanto, Occidente es sacudido por nuevos virus y un brote mayor de influenza. El Covid de alguna forma cambió la dinámica de los virus invernales, si bien, el Covid se volvió el virus dominante por casi tres años, ahora la influenza y otros virus han regresado y nos han tomado a muchos por sorpresa, el uso del cubrebocas debiese ser la mejor manera de protegerse, pero pocos quieren seguir usándolo.

Italia fue uno de los países que más sufrió originalmente en las primeras olas de Covid provenientes de China hace tres años, y es ahora el país que ha comenzado a correr controles más estrictos y test a la población que viaja de aquel país para entrar en la tercera gran economía de la Unión Europea. Italia ha detectado que prácticamente uno de cada dos pasajeros chinos está contagiado de Covid, y esto apenas comienza. Los países europeos y posteriormente los EEUU (a los que ya se está sumando Japón, Malasia, India, Corea del Sur y Taiwán) van aumentando cada vez más las medidas para ahora ellos poder contener una nueva ola de contagios provenientes de China. El arma para combatir esto serán las vacunas, refuerzos, test y demás filtros para ahora así, asegurar que una vez que se termine el invierno, el Covid sea realmente cosa del pasado, pero, si la vacunación no es realmente efectiva en China, para este país, cada vez más convertirse en un “paria” sanitario a nivel global, podría ser una realidad, y si esto pasara, el futuro económico de China podría ser bastante incierto. ¿Un escenario propicio para nuevas variantes? Si, y el peligro de que China, como sociedad cerrada se sigue negando a presentar reportes de seguimiento y estadística, cómo han hecho países en Occidente y que sin duda ha sido clave para ir reduciendo el impacto de la pandemia. ¿Podría la pandemia terminar al llegar la primavera? Posiblemente, pero los programas de vacunación de refuerzo, el uso de cubre bocas y los test, serán la clave indudablemente para dar lo que podría ser la última batalla contra el Covid.

Hay que recordar que, en México, el Covid llegó y se propagó en una serie de conciertos masivos ocurridos en la ciudad de México (el llamado Vive Latino). Los conciertos por su concentración en masa de gente gritando, fueron clave para que el virus se esparciera de forma acelerada en la población que se concentró para el evento, y después regresó a sus lugares de origen. Una vez más, la historia se repite y conciertos masivos, que han reunido a más de 50,000 personas, como los de Grupo Firme, Harry Styles, Bad Bunny y un festival de Heavy Metal (además de una marcha política en la que se “acarreó” gente de varios estados hacia la capital) se antojan como los detonantes de los actuales casos masivos de influenza y otros virus de temporada en el país. Los pobres avances en programas de vacunación contra la influenza, es otro factor. Las fiestas de Navidad y Fin de Año podrían detonar más contagios aún. No se trata de generar pánico, ni de volver a las cuarentenas, pero si de evitar lugares en dónde se concentre mucha gente, de procurar el uso de cubre bocas ante sospecha de contagio, de reforzar y acelerar programas de refuerzo de vacunas en toda la población (la que más sufre sin duda es la de menores de edad y adultos mayores) y sobre todo de conciencia, de evitar asistir a la escuela o al trabajo si se sospecha que uno está contagiado. La pandemia está cediendo en muchos sentidos en gran parte del mundo. Pero el “coletazo” final de ésta podría ser un golpe duro para la salud de muchos y para la economía de países y regiones enteras. Dice el dicho: “Cuando está apunto de amanecer, es cuando se pone más oscuro”. ¿Podrá estar realmente cerca, ahora sí, el fin de la pandemia? Me atrevería a decir que es muy posible, pero aún nos falta la batalla final que se llevará acabo en los siguientes meses. Lo más inquietante para China y para el mundo, es que pareciera que estamos en un punto muy similar en espacio y tiempo, al que estábamos hace tres años. Es tiempo de aplicar lo que aprendimos estos años pasados y no pagar el mismo costo.

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