Por: Rolando J. Vivas

El último disco de Lou Reed, Lulu, junto a Metallica, es una obra maestra, incomprendida como muchos de los trabajos de Reed, y que seguramente el tiempo se encargará de reivindicar. El mismo David Bowie señaló que Lulu era posiblemente la obra definitiva de la carrera solista de Lou Reed. El mismo Bowie entregó una obra maestra tardía llamada Blackstar. Cuando Blackstar se publicó el 8 de enero del 2016, para coincidir con el cumpleaños número 69 de Bowie, la sorpresa mayor, que quizá habria de opacar la verdadera relevancia del disco, sería la desafortunada muerte de Bowie apenas dos días después. Resulta bastante complicado que artistas ya en ese nivel de madurez y con obras maestras realizadas en su juventud pudieran superarse de forma tan brutal en sus etapas tardías. Casos cómo Scott Walker, Johnny Cash y Neil Young, son definitivamente grandes excepciones. Siendo bastante realistas, no esperaría que alguien como Iggy Pop, bastante relacionado con Lou Reed y con David Bowie, nos entregara una obra de la magnitud de Lulu o de Blackstar (aunque podría estar equivocado). Los discos clásicos de Bowie, por lo general fueron frutos de una colaboración. Los monumentales discos que realizó con los Stooges. El Raw Power, The Idiot y Lust For Life, hechos de la mano con David Bowie. El bastante popular Brick By Brick, hecho junto a Don Was. El Skull Ring, grabado con Green Day y Sum 41. El Post Pop Depression, grabado junto a Josh Home y los Queens of the Stone Age. No es sorpresa qué, para su siguiente “gran aventura” llamada Every Loser, Iggy Pop venga acompañado de alguien más. Para esta ocasión, es uno de los productores de moda entre los rockeros solistas maduros, Andrew Watt. Watt no es Rick Rubin o Steve Albini. Watt es un músico que simplemente ha encontrado una fórmula para grabar buenos discos pop, fórmula que desarrolló trabajando junto a Miley Cyrus y Justin Bieber. Lo de Watt es establecer un grupo de músicos afines a sus ideas e integrarlos en sus trabajos en estudio. Chad Smith, Stone Gossard, Josh Klinghoffer, Duff McKagan (Quien ya tocó junto a Slash en el disco Brick By Brick de Iggy), Dave Navarro, Eric Avery, Travis Barker y el recientemente fallecido Taylor Hawkins son parte de esos “mercenarios” a las órdenes de Watt y que han estado presente en los proyectos de estudio de Watt con Eddie Vedder, Ozzy Osbourne y Morrissey, y que ahora hacen su aparición en el disco de Iggy Pop.
Posiblemente el gran talento de Watt no sea algo más allá que saber grabar bien bajo el contexto de la música pop, conocer bien al músico que va a producir y venderle un nuevo “sonido”, y tener un catálogo de músicos de estudio que comprenden eras que van desde el hard rock de los 80s, el grunge de los 90s y la música alternativa de los 00s. La fórmula que Watt aplica en Every Loser, realmente no es muy diferente a la fórmula aplicada en los discos de Vedder, Osbourne y Morrissey. Tal vez por ello, sea que ésta nueva obra de Pop, suene a un disco “pop”, tenga aportaciones poco sorprendentes y cubra un diverso espacio musical que va de los 70s a los 00s con singular facilidad. Hay algo que vale la pena señalar. Iggy Pop es un músico de 75 años, es una leyenda y una celebridad que hizo música trascendental a finales de los 60s, pero que su obra posterior no ha sido tan relevante como quisiéramos pensar. Más allá de sus discos a finales de los 70s, difícilmente podríamos hablar de discos legendarios por parte de Pop. Every Loser obviamente no está destinado a serlo, pero si es un disco que de forma obligatoria debe responder al estatus de celebridad de Pop y debe llegar fácilmente al consumidor de música pop, quizá el mayor reto de Watt, y que hace precisamente de Every Loser un disco difícil. Me viene a la mente David Bowie en 1973, tratando de hacer de Pop y de los Stooges algo más o menos accesible para las masas durante la grabación del Raw Power. El disco se hundió como un “zepelín de plomo”. Bowie no pudo hacer de Raw Power un disco comercial, pero Raw Power se convertiría en un fenómeno underground y en parte fundamental del nacimiento del punk rock. Watt obviamente no pretendía crear una obra maestra como el Raw Power. Watt obviamente tenía como objetivo crear un disco comercial al estilo del Brick By Brick de 1990, aunque para ello, Watt quizá debió pensar en sus amigos Miley Cyrus o Justin Bieber en lugar de Klinghoffer, Gossard, Smith, Barker o McKagan.
Every Loser es el disco número 19 de Iggy Pop. Es un disco carente de consistencia, tiene temas brillantes, no tiene temas malos, pero tiene temas débiles, en definitiva. La persona de Pop ha trascendido su obra más significativa. Muchos identifican a Pop como el “hombre de edad madura salvaje y sin camisa”, pero seguramente, antes de Spotify, no habían escuchado jamás el disco de debut de los Stooges, el Fun House, el Raw Power o el The Idiot. En estos momentos, para Pop y para Watt, es más importante grabar un disco que pueda ser aceptado por las masas que un disco que pudiera implicar algo realmente disruptivo. El mismo Pop, a sabiendas de que no tiene mucho que perder se lanzó a sacar discos de pasajes hablados, temas con influencia de la música “chanson” francesa y jazz. Free (del 2019), su disco anterior, seguramente fue satisfactorio para el espíritu aventurero de Pop, pero no debió llamar mucho la atención ni de sus viejos fans, y seguramente no le ganó muchos seguidores nuevos. Una figura legendaria cultivada desde los 60s le permitiría a Pop hacer un disco así y no morir en el intento. Pero el objetivo de Every Loser no es ese. El objetivo es tomar algo de el sonido y actitud legendaria de Pop, tomarlo y hacer con ellos un disco Pop que resulte por lo menos estándar y acorde a la fama de Pop. Pudiéramos decir que en el sentido de crear una versión “friendly” de Pop, el disco funciona. Funciona, pero no deja de resultar bastante extraño. Un tanto volátil, pero con Watt siempre procurando jugar a la segura. Así, Every Loser se integra al catálogo de Pop, no cómo uno de sus mejores discos, tampoco como uno de sus peores, obviamente no es uno de sus más extraños discos, simplemente es un intento de mostrar a un Iggy Pop, como una celebridad del mundo del pop, lo cual en si es complicado concebirlo. Las primeras líneas del tema que abre el disco Frenzy dicen: “Tengo una polla y dos bolas, más de lo que todos ustedes tienen”.
El riff que abre Frenzy es obviamente tomado de el disco debut de los Stooges y del célebre I Wanna Be Your Dog (incluido el sonido del pedal Wah, característico de la legendaria banda de Detroit, ejecutado por Watt). El sonido obviamente es punk rock, pero un punk rock moderno, del tipo que los Red Hot Chili Peppers introdujeron al mainstream en los 90s. Hay un trabajo de teclados que evocan el sonido new wave de Pop de inicios de los 80s. Strung Out Johnny, uno de los temas punta de lanza del disco, aunque es un extraordinario tema, presenta a un Pop con voz grave, guitarras y bajo post punk y teclados góticos. Quizá Watt debería pensar seriamente en grabarle un disco solista al gran Robert Smith, líder de los The Cure. Hay algo claro a lo largo del disco, y es que Watt trata de jugar en todo momento de combinar sonidos característicos de todas las etapas musicales de Pop, tratando precisamente de que el disco suene a Pop, a pesar del coqueteo con la música más comercial. New Atlantis es un homenaje de Pop, a la ciudad (aburrida) de Miami, que desde hace unos años se ha convertido en el refugio de éste fugado de la dura Detroit, del brutal Berlín, de la fascinante Nueva York y de la intensa Los Angeles. Un buen tema Pop que carece de suficientes ganchos, pero que se agradece sólo por la oportunidad de escuchar la robusta voz de Pop en todo su esplendor, esto muy a pesar de las horrendas guitarras que aparecen a mitad del tema, algo que no debería existir en un disco de Iggy Pop. Modern Day Rip Off bien podría ser una especie de recombinación del tema TV Eye que los Stooges publicaran en el poderoso Fun House y algunos de los mejores momentos de guitarra de James Williamson en el Raw Power. Uno de los únicos temas de Every Day Loser, que pudiera añadirse fácilmente al catálogo de clásicos de Iggy Pop.
Morning Show es un tema estupendo, con un Pop vulnerable y cantando desde el fondo de su alma, un espacio que Pop había visitado de forma exitosa en su disco American Caesar de 1993 (una violenta reacción al comercial Brick ByBrick), un disco que escuché en su momento de salida y que siempre me pareció extraordinario, otro de sus grandes discos, a pesar de que parece haber pasado desapercibido para muchos. Neo Punk es otro de los temas emblemáticos del disco, con un demoledor trabajo de batería por parte de Travis Barker y guitarras abrasivas que son un poco pulidas por Watt para no asustar al escucha casual. Neo Punk habla precisamente del paso de Pop de ser un oscuro y decadente personaje en el mundo del poco conocido proto punk de finales de los 60s, a su actual estatus de celebridad más conocido por su personalidad que por su obra musical, que cabe señalar, los trabajos que ha hecho Pop como presentador de programas o como estrella de los podcasts es bastante destacable, un tema que tiene su obvia raíz musical en el Plastic & Concrete del disco American Caesar. All The Way Down es un tema que bien podría recordarnos al Pop de inicios de los 80s, muy experimental y atrevido. Un tema en el que Pop se hace acompañar del guitarrista de Pearl Jam, Stone Gossard. Comments es otro tema de esos que resultan sorprendentes, en definitiva, un giro al sonido de Iggy Pop. Bastante new wave, un sonido que Pop no desconoce en lo absoluto, que le permite mostrarse dinámico, apoyado aquí, en el trabajo del fallecido Taylor Hawkins en la batería. Si me preguntan, mi tema favorito del disco es The Regency. The Regency es el único tema en el disco, en el que Pop y Watt consiguen un tema bastante coherente, novedoso, propositivo y que muestra un interesante camino que pudiera ser el que pop siguiera en los siguientes años de su carrera.
Si bien, Post Pop Depression fue señalado por muchos como el disco final, o la despedida musical de Iggy Pop, Every Loser suena a todo menos a eso. The Regency es el tema que, para mí, señala el futuro de la carrera de Iggy Pop. Intenso, dinámico, multidimensional y que permite a Pop jugar con su trabajo vocal. Pudiera pensarse que Pop y Watt lucharon todo el disco y en cada tema para conseguir algo como The Regency, al final lo logran y lo celebran. The Regency, a pesar de ser un solo tema, hace pensar que Every Loser no es un tropiezo, mucho menos un fracaso. Sino un disco de intensa búsqueda que muy al final, consigue de forma asombrosa su cometido. Una vez más, Hawkins aquí toma la batería, en una de sus últimas sesiones y consigue dar un rumbo y una dirección a Pop. Every Loser no es el mejor disco de Iggy Pop, pero si el disco que encaja perfectamente con el momento que vive Pop a sus 75 años. Un disco seguro, aunque difícil para una auténtica celebridad que carga un pesado legado a cuestas, pero Pop tiene el físico y la fuerza para eso y más. 11 canciones en menos de 40 minutos. Pop diría en una de sus líneas más combativas del disco, en clara referencia al “machismo” de los trolls ocultos en línea “Todo perdedor necesita su momento de alegría”, dicta Pop en Comments. Así que vengan los insultos y las críticas, Pop no es de piel delgada y es un veterano que se ha curtido en terrenos dónde muchos hoy se doblarían. Pop no, o tal vez sí, pero en el escenario, en una de sus hazañas asombrosas jugándose el físico, jugándose la piel como nadie. Pareciera que hay James Osterberg para rato. Todos pierden, menos Iggy.
aún no escuho el disco, Iggy ya tiene rato que no saca un buen disco, no se si este despierte mucho interes
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el que hizo con josh homme me gustpo bastante, a ver que tal esta every loser
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