Por: Rolando J. Vivas
El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas.
Bertrand Russell

En diciembre pasado fui con mi familia de vacaciones fuera de la ciudad. La idea de descansar lejos del bullicio y la contaminación nos había parecido hasta el momento una muy buena idea. El camino fue largo y sinuoso, una carretera interminable que parecía estar en medio de la nada y que oculto en la oscuridad de la noche parecería guardar una cantidad enorme de posibles amenazas. Es claro que es más aterrador lo que no vemos, y ser presas de nuestra imaginación, que las amenazas que nuestros ojos podrían mostrarnos. Al final, luego de varias horas de carretera solitaria, acantilados y una inmensa oscuridad, llegamos con bien a nuestro destino, una cabaña en medio de la sierra, alejados de la civilización, sin señal en nuestros teléfonos y con un frío brutal. Lo más interesante de la experiencia, en lo personal, me pareció ese sentido ambiguo de estar tranquilo, lejos de la gente, pero a la vez pensar que algo podría pasar en la soledad de aquel lugar.
Llaman a la Puerta, es la más reciente película del reconocido, y controversial director M. Night Shyamalan, muchos lo recordarán por su trabajo más popular, El Sexto Sentido, esa cinta en la que un niño descubre que puede platicar con personas ya muertas y que es ayudado por un terapeuta infantil, que al final de la cinta se da cuenta que está muerto, por eso se puede comunicar con el niño. El Sexto Sentido, no es una de mis películas favoritas de Shyamalan, aunque es claro, que fue la cinta que lo encumbró. En lo personal, Unbreakable, Signs, The Village y Glass, son mis películas favoritas de este director. Unbreakable y Glass, son de las mejores cintas de superhéroes de la historia, sin ser parte de Marvel o de la DC Comics. The Village es asombrosa, si aceptas del todo la lógica de Shyamalan, y Signs, en definitiva, es su mejor cinta, bajo mi punto de vista. Una extraordinaria cinta sobre la pérdida y la recuperación de la fe.
El estilo de Shyamalan es una mezcla de muchas cosas. No pudiéramos decir que del todo original, ya que obviamente ha sumado la influencia de otros directores como Steven Spielberg, Stanley Kubrick y Alfred Hitchcock. Sin embargo, pocos directores hoy en día, pudieran ser considerados herederos de estos gigantes del cine. De Spielberg, sin duda hay elementos del cine de aventuras épicas, de un amplio y dinámico manejo de emociones y la creación de personajes memorables. De Kubrick, hay presencia de sus temáticas oscuras, el uso de detalles únicos que van dando poco a poco claves a los espectadores para tratar de descubrir el misterio. De Hitchcock, los elementos que toma Shyamalan, son aún más obvios a comparación de los otros dos directores. El suspenso, la tensión y las historias llenos de giros inesperados, que se han convertido en sellos particulares de Shyamalan y que, en Llaman a la Puerta se ponen de manifiesto más que en ocasiones anteriores. Otro punto fuerte, es el trabajo de Shyamalan con sus actores, obteniendo extraordinarias actuaciones de Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Mel Gibson, Joaquin Phoenix, Bryce Dallas Howard, James MacAvoy. La gran sorpresa en esta ocasión corre a cargo de Dave Bautista, el ex luchador profesional, convertido ahora en actor, y del que sorpresivamente ya se empieza a nombra al referirse a los premios Oscar.
Llaman a la Puerta, la cinta, maneja elementos característicos del cine de Shyamalan. Sus obsesiones con la metafísica, la espiritualidad, la fe y la razón. Esa lucha entre la realidad, el destino, la razón y el fanatismo se ponen de manifiesto en cada momento de la cinta, elementos que Shyamalan ya había manejado en Unbreakable, Signs y The Village, se combinan de forma estremecedora en su nueva cinta. La falta y exceso de fe, los extremos, la lucha entre la lógica y la razón, y el fanatismo excesivo. Shyamalan sabe como crear en ambientes casi claustrofóbicos, tramas bastante complejas. Las limitaciones, terminan convirtiéndose en fortalezas de la cinta. En Signs, una familia se atrinchera en su casa para escapar de una invasión extraterrestre. En Llaman a la Puerta, una familia se atrinchera en su casa para evitar el ingreso de 4 extraños. Pareciera que una de las señales de Shyamalan, es la familia, como uno de los elementos, que, al ser amenazados, se vuelven en factores universales de terror. Importante señalar también que Shyamalan no se ajusta en lo más mínimo a las familias que sectores ultraconservadores llaman “familia tradicional”. En Signs, había dos hermanos criando a 2 hijos, en Llaman a la Puerta tenemos a dos padres criando a su hija adoptiva. Algunos dirán que la visión de Shyamalan es bastante “woke”. Tonterías, Shyamalan desafía fácilmente cualquier clasificación simplona.
Se pudiera pensar de primera instancia que, a diferencia de sus anteriores cintas, Llaman a la Puerta no incluye su característico “giro de tuerca”, yo diría que sí, y de la misma forma, el giro de tuerca se presenta de la misma forma que en Signs o Señales. Este consiste en que mientras muchos pensamos que “algo” pasará y al final se nos dirá que todo es un truco, una farsa, un montaje, o algún tipo de engaño, el giro de tuerca consiste en que nos ha hecho dudar de lo que pasa, y al final tenemos que aceptar que todo lo planteado es cierto. Sucede igual en Llaman a la Puerta. Nos aferramos a pensar que los 4 misteriosos personajes que llegan a tocar la puerta de la cabaña de la familia, son locos, maniáticos, fanáticos religiosos, maleantes, asesinos, etcétera. La magia del cine de Shyamalan, juega con nuestra mente, nos hace llegar a una rápida conclusión y poco a poco nos va haciendo reflexionar, dudar, y al final aceptar que parte del planteamiento que pudiera ser irreal o desquiciado, pudiera ser en parte cierto. Coincido en este punto, cómo lo he señalado en otras ocasiones, “no podemos creer en todo lo que nos dicen, pero tampoco podemos dudar de todo lo que nos dicen”. Vivir así, sería vivir en automático, sin ejercer nuestra capacidad de razonar y de usar nuestro sentido crítico. Pensar así, sería irnos a los extremos y convertirnos nosotros mismos en fanáticos.
Aún los relojes descompuestos, dan la hora correcta dos veces al día. La premisa de Shyamalan es brutal, un mensaje que incluso roza la incorrección política. En esa batalla entre la razón y el fanatismo, en algún momento, el fanático podría tener la razón, o tal vez sólo parte de ella. ¿En qué podemos creer y de qué debemos dudar? Es nuestra misión en la vida y cómo espectadores del cine de Shyamalan. El filósofo Bertrand Russell nos diría al respecto, que éste, es uno de los grandes problemas de la humanidad. “Mientras que los estúpidos están seguros de todo, los inteligentes están llenos de dudas”. Una verdad como puño de Mike Tyson directo a la nariz. En Llaman a la Puerta, no sólo los miembros de la familia pasan de negarse a creer a empezar a dudar. Es un hecho que los 4 visitantes además de sus creencias extremas, también se encuentran llenos de dudas. En este punto es en dónde Llaman a la Puerta, difiere y rompe con la novela original en que está basada. Escrita por el genial Paul Tremblay (Bajo el nombre de: La Cabaña en el Fin del Mundo), reconocido incluso por el mismo Stephen King. Tremblay nos entierra la duda como frío puñal en la espalda. Shyamalan, aquí concede al espectador, y le resuelve la duda al final. Pienso yo, que ese es su giro de tuerca. No había truco, no había engaño, todo era cierto. ¿Pero todo?
La incertidumbre es una constante de la vida, quienes mejor la aceptan, se adaptan y salen adelante, quienes no la soportan empiezan a ver cómo su salud emocional y psicológica se comienzan a mermar. Hacer uso de nuestra capacidad de razonar implica no creer todo y no dudar de todo. Implica no vivir en “piloto automático”. Pensar que todo es una gran conspiración a manos de villanos planetarios estilo James Bond, es una locura, pero pensar que vivimos en un mundo perfecto, es igual de enfermo y descabellado. Hoy en día vivimos entre miles y miles de teorías de conspiración esparcidas gracias a internet. Una especie de nueva mitología que sí, toma en ocasiones partes de la realidad y les añade un fuerte volumen de fantasía. Lo malo es que ésta nueva mitología, que resulta hasta cierto punto entretenida, hoy en día se usa para fines personales, políticos, para manipular y para causar daño. Dudo de la teoría del “trabajo interno” durante el ataque de las Torres Gemelas. Pero pienso que alguien que pudo parar el ataque, no lo hizo, por conveniencia personal. Dudo que el Covid fue creado como un arma bioquímica en un laboratorio chino, pero pienso que por error durante una investigación, se pudo dar la mutación del virus y salir de un laboratorio.
Claro que pienso en los OVNIs son reales, pero dudo que los tripulantes de estas naves provengan de fuera de nuestro planeta. Seguramente hay proyectos de investigación y desarrollo de aeronaves que se mantienen en secreto y que desconocemos. Un “objeto volador no identificado” no implica necesariamente que sea tripulado por vida extraterrestre. Y claro que pienso que existe vida en otros planetas, imposible pensar que somos los únicos en todo el universo. Claro que pienso que personajes multimillonarios pueden estar detrás de muchos de los eventos que suceden a nivel mundial. Usar su poder económico para manipular e influir en la dinámica global. Dudo que George Soros, con sus 8 mil millones de dólares sea una amenaza mayor para el mundo, cuando alguien tan radical, desequilibrado y despiadado como Elon Musk, con casi 150 mil millones de dólares no represente un peligro mucho mayor. Llaman a la Puerta pareciera decirnos algo más allá de la historia que Shyamalan nos cuenta. Es una metáfora de la presente lucha entre las fuerzas del progreso y las fuerzas del fanatismo religioso. No es sorpresa que uno de los visitantes, uno que realmente podemos definir como villano lleve por nombre Jeff O’Bannon, una referencia que Tremblay incluyó en su novela y que apunta a dos funcionarios de la administración Trump, Jeff Sessions y Steven Bannon. Asi, vemos un enfrentamiento entre una familia diferente, con dos padres del mismo sexo y una niña adoptada luchando contra un grupo de 4 personajes aparentemente desquiciados, con ideas bastante radicales. Dicen los fanáticos religiosos que “sólo ay dos sexos” de acuerdo a la ciencia. Y tienen razón. Pero esto no es absoluto, la ciencia en algún momento, con avances como CRISPR, será capaz de editar genes y cambiar la naturaleza del ser humano para siempre, quizá, incluso desafiar la muerte. Pero la ciencia también nos dice que no sólo existe un tipo de familia. La ciencia también nos dice que la vida empieza al momento de la concepción, pero la misma ciencia no puede definir si esta vida puede ser considerada vida humana en ese momento.
La mayor impresión que me deja la cinta de Shyamalan, más allá de los giros de tuerca, del fanatismo, y de las creencias y las dudas, es lo que ya he señalado. Aún los relojes descompuestos dan la hora correcta dos veces al día. En la cabaña, cada uno de los cuatro personajes se va ofreciendo en sacrificio cada vez que la familia se niega a sacrificar a uno de sus miembros. Después del sacrificio, uno de los cuatro visitantes enciende la televisión, vemos tsunamis, epidemias, aviones que se precipitan al suelo. La familia alega un truco, un engaño, pero después pareciera que la descabellada creencia de los 4 visitantes, no es tan descabellada. Pienso yo, hoy en día, sin caer en el extremismo de empezar a anunciar el fin del mundo. Si enciendo la televisión un día, me encontraré en intervalos de horas un terremoto devastador en Turquía, incendios sin control en Chile, objetos misteriosos volando por los cielos, nuevos brotes de gripe aviar en aumento, trenes con químicos que se descarrilan (Como en episodio de Malcolm in the Middle, o como la mas reciente pelicula de Noah Baumbach, Ruido Blanco, basada en el libro del legendario Don DeLillo) y masacres en escuelas. Si fuese un fanático de las teorías de conspiración, la velocidad y cantidad de información transmitida hoy en parecería darme la razón en todo momento, si quisiera hablar de eventos conectados con el fin del mundo, aunque no sea así. Al final, me quedo con lo que decía el genial Alan Moore: “La verdad del mundo, es que es caótico y nadie tiene el control realmente”.
excelente nota, soy fan de shyamalan hace mucho tiempo y todas sus películas me parecen fascinates. efectivamente, shyamalan maneja muchos temas ocultos en sus temáticas complejas
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lo malo de las películas de éste director es que por lo general duran muy poco en el cine
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no es la mejor película que he visto de shyamalan, dejó muchos cabos sueltos creo yo
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