Por: Rolando J. Vivas

“Toda la vida es un experimento. Entre más experimentos hagas, mejor.” Ralph Waldo Emerson.”

“Un fantasma recorre Europa…”. De ésta forma comenzaban Karl Marx y Friedrich Engels el famoso Manifiesto del Partido Comunista (conocido más comúnmente como el Manifiesto Comunista), publicado en 1848. El Manifiesto Comunista sería reconocido más tarde, como uno de los documentos políticos más importante e influyentes de toda la historia. Una pena que muchas de las ideas de Marx (y Engels), hayan sido usadas y abusadas por oportunistas, para hacerse del poder y perpetuarse en él. Importante siempre el análisis detallado de Marx sobre el capitalismo y una herramienta muy útil para entender los defectos del sistema y detectar las oportunidades para la construcción de un sistema post capitalista. Pero no hablaré en esta ocasión sobre Karl Marx o sobre el comunismo, alguna vez la vanguardia en los movimientos sociales en Europa. Hablaremos sobre un nuevo “fantasma “, uno que comenzará a “recorrer Europa” y el mundo en los próximos años. Una nueva vanguardia a la que hay que poner atención si queremos “leer” bien el futuro de la política en el mundo y dónde se originan las nuevas vanguardias.

La vanguardia política, contrario a lo que muchos quisieran pensar, no se encuentra en los EEUU, en China o en la India. Claro, los EEUU son obviamente uno de los experimentos políticos más visibles e importantes en el mundo, un sistema bipartidista polarizado, al día de hoy aparentemente amenazado, pero que ha resistido el reciente embate populista, pero que dista mucho de ser la vanguardia política. China tiene zonas a las que hay que poner atención definitivamente, esas zonas (Hong Kong, Shanghái) en las que existe el “capitalismo-socialismo con características chinas”, que nos habla de un experimento en el que China se asomó a Occidente y al capitalismo en particular, sin dejar la predominancia del estado. Una China que al día de hoy se sumerge más y más en el modelo totalitario, bajo el poder de Xi Jinping y que poco a poco va dejando las políticas del enorme Deng Xiaoping. No podemos ignorar que ciudades como Shanghái con su modelo híbrido, se parece mucho a el futuro que muchos considerarían para todo el mundo.

Está India, la democracia más grande del mundo, y en unos pocos años, una de las principales potencias económicas del mundo. Su crecimiento demográfico y su democracia serán pilares para que el país liderado por Narendra Modi, el dirigente político “más popular” en el mundo rebase en el mediano plazo a China, y se aproxime bastante a los EEUU (quizá incluso en algún momento los pueda rebasar, ¿Se han dado cuenta que los CEOs de las mayores empresas de tecnología son de la India?). La democracia y la mayor libertad civil en India, podrían permitirle avanzar a un paso aún mayor que el de la autoritaria China, por lo menos incentivar de manera más eficiente la creatividad. Por supuesto que podríamos hablar de México, como otro de esos “experimentos en ciencia política”. El populismo y la hiperinflación que se ha puesto de manifiesto hoy en día en muchos otros países de la región, sucedieron de forma muy similar en el México de los años 70s. No hay que olvidar también, que México, con tantos procesos electorales llevados a cabo continuamente, es un lugar preferido para los estudiosos de las ciencias políticas.

Pero la vanguardia política en el mundo, no se ve en ninguno de estos países. La vanguardia se manifiesta en primer lugar en países como Bélgica o Países Bajos. Ahí es dónde realmente se dan los experimentos más radicales en cuanto a ciencia política, no es casualidad que en Bélgica se haya establecido primeramente la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, precursora real de la Unión Europea. Muchas iniciativas de importancia sucedieron en ese lugar, y a partir de ahí, es que muchos otros países toman nota y comienzan a adoptar estas ideas convirtiéndolas en tendencias a nivel global. Si Londres es el epicentro de las finanzas en Europa, y Milán lo es de la moda más vanguardista, Bélgica y Países Bajos lo son de la ciencia política. La socialdemocracia, el progresismo, la globalización, la virtualización, la radicalización, el feminismo, la inclusión, el populismo moderno, los candidatos ciudadanos, los candidatos independientes, los candidatos “antisistema”, los partidos “verdes” y el reciente auge de la extrema derecha (que acusa irónicamente a los fascistas de ser de izquierda), han tenido sus inicios formales en estos países, que han sido los que han tomado muchas veces la iniciativa para implementar estos cambios que luego de ponerse en marcha, terminan haciendo eco a nivel global. ¿Quieres saber cuáles serán las tendencias globales en temas políticos en unos años? Pon atención en lo que pasa hoy en día en Países Bajos y Bélgica, que siempre han confiando en su sistema democrático y no han mostrado miedo en dar cabida en él a todo tipo de ideas, incluso las más radicales o inusuales.

En todo el mundo, el “fin” de los partidos políticos “tradicionales” se ha puesto de manifiesto de una u otra forma. Partidos virtuales, partidos de internet, partidos no tradicionales, partidos independientes han surgido en todo el mundo, muchas de estas iniciativas tuvieron su origen en experimentos disruptivos en el mundo político de estos dos países y su apertura a aceptar e implementar nuevas ideas. Lo que ha sucedido en el partido Republicano en los EEUU, secuestrado por los fanáticos radicales de Donald Trump, afines a las teorías de conspiración. La aparición de la ultra derecha monárquica y nostálgica de la dictadura franquista en España. Los “partidos piratas” o anti sistema, inspirados en el mito de Robin Hood, como en Islandia. Los partidos de “internet”, como en Nueva Zelanda, impulsados por emprendedores de internet, como Kim Dotcom. Partidos de un hombre, como el Partido de la Libertad de Geert Wilders, en Países Bajos. Partidos “remanufacturados” como Morena en México (formado por ex miembros de partidos tradicionales como PRI y el PRD, y presentados como algo “nuevo” o “anti sistema”). No hay que olvidar el caso aquí, del actual presidente francés Emmanuel Macron, quien se presentó a las elecciones como candidato “independiente”, ni de izquierda, ni de derecha, y que, no sólo ganó las elecciones, sino también triunfo en su apuesta por reelegirse.

Los casos más llamativos que recuerdo recientemente son los de el partido de izquierda radical, Syriza, que llegó al poder en Grecia, hace ya varios años, luego del colapso de la economía en este país. Alexis Tsipras, líder del partido, se convirtió en primer ministro de este país. La propuesta de Tsipras y Syriza, era la de “romper” por completo con la política tradicional, y renegociar acuerdos con la Unión Europea. Al final, Tsipras fue incapaz de cumplir sus promesas, tuvo que recurrir a alianzas bastante cuestionables, como la establecida con el partido neonazi Amanecer Dorado, y finalmente sucumbir a aceptar peores condiciones que las de gobiernos anteriores. Al final, la “chispa” de Syriza se apagó y Grecia optó por regresar a la política tradicional, decepcionada de los “anti sistema”. Un caso más, el del llamado Movimiento Cinco Estrellas del comediante Beppe Grillo en Italia. El M5E surgió como otro partido “no tradicional” con el fin de enfrentar al “establishment” político. Un partido surgido en y por entusiastas del internet, considerado por ellos mismos como ni de izquierda ni de derecha, de inclinaciones ecologistas, y que predicaba la llamada “democracia directa”, que significó toda una revolución en Italia. Al final la descentralización del partido y el mal desempeño de sus candidatos electos (derivado de su poca experiencia de unos, y del pasado “tradicional” de otros), terminaron orillando al partido a aliarse a partidos más radicales de la ultraderecha como la Liga del Norte, después La Liga (truco de mercadotecnia para pasar de partido regional a nacional). EL M5E perdió el poder tan rápido, como la forma en que accedió a él.

En México, llaman la atención dos casos muy particulares. Primero, el de Jaime Rodríguez Calderón, apodado el Bronco. Político con décadas de pertenecer al Partido Revolucionario Institucional. Jaime renunció al partido, creó una plataforma supuestamente “independiente”, y se convirtió en gobernador del estado Nuevo León causando bastante revuelo no sólo a nivel nacional. Al final, Jaime no pudo dejar su pasado atrás, su desempeño fue el de un político tradicional y el desvió de fondos para su campaña política para la presidencia del país, lo llevaron al final a un juicio y a su posterior encarcelamiento. El otro caso es el del partido Morena, formado por Andrés López apenas en el 2012, y que llegaría al poder en el 2018. Andrés López, un político tradicional que había sido parte del PRI y del PRD (el PRD se formó de una escisión del PRI en los 80s), había sido candidato presidencial en dos ocasiones anteriores por el PRD. Morena en un inicio careció de fuerza, pero su impulso aumentó con el ingreso de políticos tradicionales y profesionales provenientes del PRI, del PRD y de PAN. Gran parte de las iniciativas políticas de Morena, parecerían inspiradas en el viejo PRI, pero a ellas se le sumaría el populismo moderno y el culto a la personalidad hacia su líder. No sería muy desatinado hablar del “hiper PRIísmo” al interior de Morena, o de ser una versión remanufacturada y con esteroides del PRI, que para llegar al poder, tuvo que aliarse con un partido de izquierda radical (el Partido del Trabajo) y un partido de ultraderecha (el Partido Encuentro Social). Incluso al día de hoy sigue aliado con el Partido Verde, que de verde no tiene absolutamente nada.

La sorpresa más grande para mí, en los ámbitos de las ciencias políticas, es el surgimiento de un nuevo partido no tradicional en Países Bajos. El Movimiento Campesino Ciudadano (BoerBurgerBeweging). Un partido político “Anti sistema” de orígenes campesinos y de intereses rurales, que me recuerda hasta cierto punto al Partido de la Gente (conocido también como el Partido Populista), fundado en los EEUU en el siglo 19. Los resultados en las más recientes elecciones del 15 de marzo, han dejado a muchos en shock. El MCC se ha convertido de la nada, en la tercera fuerza política del país con un 20% de los votos, algo que ni los mismo miembros del partido podian creer, (teniendo incluso mejores resultados que el partido del actual primer ministro Mark Rutte). El Movimiento Campesino Ciudadano surgió en este país a raíz de las protestas campesinas en el año 2019. La inusual líder de este partido, es la periodista Caroline Van der Plas, ex miembro del partido Demócrata Cristiano. Caroline inició su carrera política, luego de su labor como periodista realizando investigaciones acerca de regulaciones gubernamentales que afectaban gravemente a productores nacionales de carne, y que los dejaban en desventaja para competir contra otros similares en la Unión Europea. Su amplio conocimiento sobre el tema y notoria presencia en los medios, la puso al frente del movimiento que, gracias al apoyo de una empresa de mercadotecnia, fue tomando forma de partido político. En definitiva, la parte más peculiar del MCC, es su vocación campesina y agrícola, que busca dar mayor peso a las áreas rurales en Países Bajos, zonas que se han sentido abandonadas por las iniciativas políticas surgidas en las grandes ciudades e incluso, más allá de las fronteras del país. Obviamente, el partido se opone a las políticas de la Unión Europea, lo cual lo pone en línea cercana a los partidos ultranacionalistas. Más extraño resulta que el partido se oponga a los partidos “verdes”, que buscan defender los derechos de los animales, ya que consideran que la defensa de éstos, es excesiva y va contra su manera de subsistir mediante los animales de granja y su explotación intensiva.

Las protestas campesinas iniciaron en Países Bajos luego de que el país se comprometió con la Unión Europea a reducir de forma drástica sus emisiones de óxido de nitrógeno en un 50% para el año 2030. El sector agrícola y ganadero fue el principal afectado de estas duras medidas, considerando las más de 100 millones de vacas, cerdos y pollos en este país. Es importante señalar que este sector es realmente poderoso en el país y en el mundo, ya que Países Bajos con el segundo exportador de productos del campo después de los EEUU a nivel global. La reducción en emisiones implica a su vez reducir el número de cabezas de ganado, la prohibición de uso de ciertos fertilizantes y el cierre de granjas, lo cual tiene una obvia afectación para quienes viven de esta actividad, quienes han señalado que las drásticas medidas no se han aplicado por igual a otros sectores como el industrial, el de la construcción o el del transporte. Ahora que el MCC ha surgido como la tercera fuerza política, la negociación por temas ambientales se convertirá en un tema candente y más complejo. Rutte, el primer ministro con más tiempo en el poder en el país (alrededor de 13 años), se verá obligado a una difícil decisión, realizar alianza con la derecha (que incluye al MCC y a otros países escépticos del cambo climático) y dar marcha atrás a las medidas ambientales, o aliarse con los partidos “verdes” y la izquierda, y endurecer aún más las medidas a favor del medio ambiente.

Fanáticos de la ultraderecha podrían pensar que los buenos resultados del MCC representan un avance de este espectro político, aquí es importante señalar que no es del todo así. Partidos como el Foro Por la Democracia de Thierry Baudet y el Partido de la Libertad de Geert Wilders fueron “borrados del mapa” en las actuales elecciones, con sus propuestas en temas de migración, de raza, sexo y religión, siendo ignoradas por el grueso de la población que ahora las considera irrelevantes. De igual forma, su cercanía y aprecio por Vladimir Putin, también les jugo en contra, en un país que se enorgullece de su democracia y desdeña las posturas autoritarias de Putin. El populismo se ha impuesto eso sí, pero de una forma insospechada, oponiéndose a una agenda ambientalista, inclinándose hacia la derecha extrema y su ultra nacionalismo, negación del cambio climático y desconfianza hacia la Unión Europea. Si consideramos el triunfo del MCC como un avance de la ultraderecha, las tendencias de éste espectro político, tendrán que sufrir una importante transformación en todo el mundo. Para avanzar por ésta ruta, la ultraderecha tendrá que dejar atrás su agenda provida, de fanatismo religioso y en contra de la diversidad sexual, y abordar una nueva visión nacionalista más folclórica, más cercana a la gente trabajadora y de pueblo, y en oposición total al cambio climático. La ultraderecha tendrá que enfocarse realmente en temas como la contaminación, el empleo, las pensiones y la economía de los hogares, dejando de lado su obsesión con las teorías de conspiración y su “batalla cultural”.

Otro punto importante de resaltar, es que el triunfo del MCC, hace un giro radical en la manera de hacer política por parte de los partidos. No más cabida a los partidos tradicionales. Partidos y candidatos realmente cercanos a la gente trabajadora y sus problemas. La distancia entre los políticos tradicionales y los ciudadanos se ha vuelto insostenible y esto a provocado que los ciudadanos le hayan dado la espalda a éstos partidos. Las inquietudes de los ciudadanos se han vuelto más locales, y rechazan votar por partidos con agendas globales o nacionales. El populismo ha llegado para quedarse y ahora enarbola más que nunca esa bandera del “pueblo contra las élites”. El MCC ha prometido hacer que “se escuche la voz de la gente”, en palabras de Van der Plas, al tiempo que ondean la bandera de los Países Bajos al revés, en una clara señal de su aversión al “establishment”. No será de ninguna manera una sorpresa, que partidos políticos cada vez menos enfocados en la ideología y más avocados a las problemáticas puntuales de la gente común, empiecen a tomar un rol más importante y a ganar más adeptos en países como Bélgica, Francia y Alemania, de ahí, al resto de Europa y posteriormente al resto del mundo.

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