Por: Rolando J. Vivas

Trabajé por décadas dentro de la industria de la venta a detalle dentro de lo que es la Cadena de Suministro, todo eran prácticamente cajas, después emigre a la industria de preparación de alimentos en la que los kilos, gramos, litros, maduraciones, rendimientos y otros tipos de mediciones eran claves, me encantó el cambio y el reto de moverme de industria, pero no fue nada fácil, los primeros meses de cambio me llegué a sentir bastante frustrado, en mi trabajo anterior, después de décadas, era la persona con mayor experiencia en el puesto y me resultaba fácil tener la respuesta cuando alguno de los miembros de mi equipo llegaba con una duda, en ese nuevo trabajo, no tenía las respuestas, tenía que buscarlas, pedirlas, lograr obtenerlas de algún modo y podría afirmar que el primer año fue bastante frustrante, hubo que resistir esa sensación de no saber e ignorar muchas cosas y aplicarse en el aprendizaje de éstas, en inglés hay un término para ésta condición “The Suck”, cuando en inglés dices : “This sucks”, prácticamente estás queriendo decir: “Esto apesta”, así que opté por llamarle a “The Suck”, “La Peste”, la Peste se presenta en esos momentos incómodos en que nos enfrentamos a la adversidad, a la incertidumbre, a un periodo en que por alguna circunstancia parecería que nuestro entorno se sale de control o tenemos dificultades para adaptarnos, una cosa es segura, no somos los únicos que pasan por la “Peste”, todos en algún momento pasamos por esto, es parte de la vida, cuando empezamos a aprender un nuevo idioma, tenemos que lidiar con la Peste, cuando iniciamos una dieta, la Peste está ahí, cuando nos inscribimos en un gimnasio, la Peste está lista, cuando nos acabamos de casar, la Peste nos acompaña los primeros meses, cuando cambiamos nuestra alimentación, pasamos varios días con la Peste, en lo que nuestro cuerpo se acostumbra a ya no depender de los refrescos de cola, a ya no depender del azúcar, a ya no depender de las harinas refinadas, “apesta”, porque los productos dulces son deliciosos y la pizza es maravillosa en sabor, pero terminamos adaptándonos y nuestro cuerpo recibe los beneficios, cuando iniciamos una rutina de ejercicios en un gimnasio, la Peste va con nosotros, y es que ver como otros levantan cantidades enromes de pesos, y nosotros apenas una pequeñas mancuernas “apesta”, soportar los dolores musculares al día siguiente “apesta”, ir a esforzarte al máximo, cansarte y sudar, en lugar de estar de fiesta, viendo Netflix o en Facebook, “apesta”, pero al final, sabemos que hay un beneficio, cuando llegamos al final de la “Peste”, nos topamos con que hay una recompensa.

Cuando adquirí consciencia de la presencia de la “Peste” en eso días de adaptación, me hice el propósito de disfrutarla, de adaptarme a ella, de tratar en la medida de los posible de sentir cómodo junto a ella, el resultado fue que fui mejorando mis habilidades, ampliando mis conocimientos, adquiriendo experiencia, y la Peste fue desapareciendo, como profesionista (y esto también sucede en el plano personal) la Peste es un proceso que todos pasamos cuando tratamos de desarrollarnos y crecer, y ser mejores, cuando adquirimos conciencia de que la Peste está ahí, y que su razón de estar no es la de destruirnos y arruinar nuestras vidas, sino de convertirse en la resistencia a la que hay que vencer para desarrollar músculos más fuertes,  entendemos que la Peste además de un proceso, es una herramienta que podemos usar a nuestro favor, ¿Cuántas veces nos caímos cuando éramos bebes? Seguramente “apestaba” caer una y otra vez sobre nuestros traseros, pero nos volvíamos a levantar, todos, y aprendimos a caminar, al final, aceptamos la Peste una y otra vez como parte de nuestro proceso de aprendizaje y terminamos caminando, y obteniendo una libertad y una independencia completamente nueva (y nos convertimos en un dolor de cabeza para nuestros padres que después tenían que seguirnos por todos lados) así nos convertimos en la Peste para que nuestros papás, fuesen mejores padres.  

No es fácil adaptarnos a la Peste, aprender a disfrutarla, pero nadie nació con un gusto desarrollado por la cerveza, si un niño la llegará a probar de inmediato te dirá que sabe horrible, pero vamos desarrollando más tarde un gusto por el sabor amargo de la cerveza, así es como también podemos desarrollar un cierto gusto por la Peste, así me sucedió después, cuando nuevamente me encontré trabajando para otra industria totalmente ajena a lo que yo conocía, recordé que la Peste no es permanente y que la Peste nos trae un crecimiento y que es cuestión de resistir y adaptarnos a la Peste, para que esa recompensa llegue al final, que esa incomodidad y salida de nuestra zona de confort, es algo que todos enfrentamos, pero que pocos aprenden a salir delante de ella, así que al final la Peste se convierte en esa ventaja competitiva que nos hace mejores, más fuertes, más capaces, al final, nuestra capacidad de asimilar la Peste y usarla a nuestro favor, se convierte en ese momento en que realmente desarrollamos una resiliencia o esa anti fragilidad como diría el escritor Nassim Nicholas Taleb, que nos hace salir fortalecidos ante la adversidad, de como la hidra, emerger con dos cabezas más, cuando una nos ha sido cortada.

Hoy en día, la Peste podría estar representada por eventos como la contingencia sanitaria, muchos se han dado por vencidos, han visto su desempeño disminuido, otros, han abrazado y asimilado la Peste y han aprendido a trabajar mejor, a comunicarse mejor, a hacer un mejor uso de la tecnología, a adquirir nuevas habilidades y a desarrollar y crear nuevas oportunidades de negocio, es por ello que tenemos que volvernos conscientes de la presencia de la Peste, afianzarnos a ella y disfrutar de la turbulencia, claro que se generaran algunas grietas y algunas fracturas, pero es por la grietas por donde entra la luz y cuando esas fracturas se sellan, el resultado es un hueso mucho más fuerte de lo que era antes de romperse.    

Hay que abrazar a la Peste.

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