
La Revolución de Erickson
Por: Rolando J. Vivas
“El mapa no es el territorio”, así lo definió el psicólogo y lingüista Alfred Korzybski en los años 30s, refiriéndose a que cada quien tenía su propia interpretación o percepción de lo que le rodea, podríamos resumir con el clásico “cada cabeza es un mundo”, y precisamente de éstas ideas partió el psicólogo estadounidense Milton H. Erickson para llevar a cabo su muy peculiar “revolución” en el mundo de la psicología, y es que la percepción es una suerte de barrera que se interpone entre la realidad y nosotros, por este motivo, Erikson resaltaba la necesidad de profundizar dentro de la mente de sus pacientes con el fin no sólo de poder entender el consciente de cada uno de ellos, sino incluso, la posibilidad de comunicarse con el subconsciente, de ésta forma mediante su terapia, creando un traje la medida para cada paciente.
Erickson manifestaría que: “cada persona tiene su propio mapa del mundo”, una suerte de huella digital irrepetible, por lo que para Erickson, durante sus terapias se trataba de adaptar sus teorías y sus prácticas, a la “realidad” de cada uno de sus pacientes, trataba de entender el “idioma” del paciente en lugar de “traducirlo a su propio idioma”, en ocasiones Erickson iba incluso más allá, desechando los eventos pasados en la vida del paciente (algo totalmente insólito, considerando que el pasado era la base para las terapias de la época) con el fin de concentrarse en lo que el paciente hacía en el presente, para Erickson el enfoque era en el “aquí y en el ahora”, para Erickson, el pasado no se puede cambiar, y lo que cuenta es solamente lo que se vive hoy.
Este método lo desarrolló Milton durante su juventud, mediante la aguda observación de las personas, al estar postrado sin movimiento en una cama a los 17, tras un ataque de poliomielitis, para Milton, la observación se convirtió en la única manera de mantenerse vivo y mentalmente sano, lo que le ayudó a desarrollar un agudo sentido de la vista que le permitía analizar el idioma no verbal de las personas, lo que realmente “decían”, detrás de las palabras que emitían, y ésta etapa de observación e Milton, sería fundamental para el desarrollo de sus futuras técnicas revolucionarias, que rompían con los modelos convencionales, y que introducían de lleno la comprensión total el mundo el paciente, sus motivantes, como agentes principales para el cambio, además, sobre todo del uso de la creatividad y la sorpresa para derribar las barreras rumbo al subconsciente, para Erickson, la confusión y el caos no eran otra cosa que una manera de ponerse en contacto directo con el subconsciente y acceder a lo realmente valioso dentro de las personas, un conocimiento ilimitado, y la cura y el factor de cambio para mucho comportamientos.
La hipnosis sería sólo la base para las revolucionarias teorías de Erickson, quien preferiría una versión más “suave” de la hipnosis, un punto de confusión para el paciente entre el consciente y el inconsciente, en el que el uso de la metáfora, el uso de la influencia y el diseño casi de una nueva forma de expresarse (lenguaje) se volvían herramientas más poderosas, incluso, Erickson iría más allá de los fundamentos de la terapia y el psicoanálisis de la época, afirmando que el verdadero cambio, y la cura para las aflicciones de los pacientes, no venían de él, sino de los pacientes mismos, de ésta forma convirtiéndose casi en un precursor del moderno “coaching”, mediante el cual, Erickson sólo “encaminaba” a sus pacientes a descubrir y a hacer uso de sus habilidades propias para resolver sus problemas, haciendo énfasis en la parte positiva del comportamiento del paciente para lograr traer al consciente lo mejor del inconsciente, para Erickson, el conocimiento siempre estaría precedido por la confusión, y sólo aquel, que estaba dispuesto a adentrarse en ese estado de confusión, de lo que se supone ya conocía, podría lograr crecer y mejorar.
La aportación de Erickson en temas que van más allá de la psicoterapia, como la motivación, la influencia y la mejora continua, son enormes y tienen alcances sumamente amplios en aspectos como el liderazgo, el coaching, la mejora continua, la llamada actitud mental positiva, la programación neurolingüística y la negociación, lo cual hace importante conocer el legado de éste innovador y singular personaje.