Por: Rolando J. Vivas

Joe Biden admite que la meta de tener vacunados al 70% de los adultos en EEUU antes del 1 de Julio no será cumplida. La cifra actual llega apenas al 63% y la situación pone una presión fuerte en el gobierno de Biden que debe buscar tener vacunados a la mayor cantidad de adultos posibles antes de que termine el verano. Se suman a las complicaciones la aparición de la variante delta del virus con una capacidad hasta un 60% mayor que la variante alpha. Esta variante que ha causado tremendos estragos en India ya ha sido detectada en los EEUU. En el Reino Unido e Israel, a pesar de los tremendos avances en materia de vacunación, la variante delta ha causado un incremento importante en el número de contagios.

Se dice que a partir del mes de abril, la asistencia por parte de adultos a los centros de vacunación se ha desplomado. La parte más atrasada en éste momento, es el sur del país, en donde la población afroamericana, una de las más afectadas por el virus en los EEUU, se niega a cooperar de forma más activa. La explicación a ésto muchos la señalan en la existente desconfianza de la población afroamericana hacia los servicios médico públicos, originada por el racismo percibido desde décadas atrás.

En México, el gobierno federal presumía una cifra récord diaria de vacunados a finales del mes de mayo, también en éstas fechas las restricciones iban desapareciendo a medida que el semáforo epidemiológico mostraba un país que aparentemente iba saliendo de la crisis de salud. Incluso se hablaba ya del regreso presencial a clases de los niños. La realidad al paso de las semanas ha sido otra. Cabe preguntarse aquí, si las elecciones “más grandes de la historia del país” tuvieron algo que ver, y si la situación de “alivio” del país fue un mero artilugio político. Casi 250 mil muertes y el 4to. lugar en fallecimientos a nivel mundial por COVID no es motivo de orgullo.

Pasaron las elecciones y el ritmo del programa de vacunación perdió impulso de manera dramática. El gobierno ahora avanza a paso de tortuga, al tiempo que, el semáforo epidemiológico comenzó a mostrar señales de alerta una vez más. El regreso presencial a clases empieza a ponerse en duda luego de varios contagios  detectados en escuelas. Reportes de contagios y algunas muertes de personas ya vacunadas han restado entusiasmo respecto a la vacunación.

Cabe mencionar aquí, que el estar vacunado no es garantía de no contraer el COVID, importante no engañarnos pensando que por estar vacunados ya somos inmunes y que podemos bajar la guardia. Los excesos de confianza por lo regular resultan en graves consecuencias. Lo que la vacuna hace es fortalecer nuestro sistema inmunológico. La inmunidad total nos va a llevar un buen tiempo, varios años. Esa es la realidad, la nueva realidad. No vamos a poder dejar los cubrebocas y la sana distancia en un par de años. La danza con el virus no ha terminado. Todo se complica más ahora que se señala la poca efectividad de las vacunas de origen chino. Se le viene el mundo encima a China considerando que las vacunas eran parte de su plan para aumentar su influencia política y comercial.

Ante la pérdida de velocidad en la vacunación por parte del gobierno. Es posible que ahora le toque a las empresas empezar a sumar esfuerzos importantes para vacunar a sus empleados o también, para exigir que éstos estén vacunados, algunas empresas de la localidad han apoyado haciendo disponible la vacuna a sus empleados, otros poco a poco iran exigiendo a los candidatos estén vacunados para contratarlos y a sus actuales empelados vacunarse para conservar sus empleos. Aquellos que por el trabajo deben viajar de forma constante tendrán que estar vacunados o sufrir las restricciones de movilidad a corto y mediano plazo.

Hubo alertas de una tercera ola de contagios que anticipaban una situación catastrófica en el país. La realidad es que por alguna razón ésta ola no se presentó, no por lo menos en las proporciones esperadas. El punto crítico es el avance en la vacunación de la población ya que a medida que las restricciones vayan desapareciendo y más actividad social se vaya dando, considerando que gran parte de la población aún no está vacunada, rebrotes focalizados pueden estar surgiendo de manera constante y en algún punto generar esa tan temida ola.

Mientras tanto, el siempre controvertido Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, acorde con su estridente estilo, anuncia que “meterá a la cárcel a todo aquel que se niegue a ser vacunado”, “vacuna o cárcel” es la consigna que ha lanzado Duterte, frustrado ante el lento avance del proceso de vacunación en el país asiático amenazado duramente por la variante delta del virus. Los derechos humanos son temas mínimos para Duterte quien incluso ha señalado que además de cárcel, inyectará con Ivermectina a todo aquel que se niegue a vacunarse.

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