Por: Rolando J. Vivas

Hay que tener cuidado con el idioma, en voz de un político, las palabras muchas veces se convierten en lo contrario de lo que realmente dicen. Como cuando el presidente del partido español Vox, Santiago Abascal habla de “la derechita cobarde”. Lo que en realidad señala Abascal, es esa derecha mayoritaria en el Partido Popular, del que formó parte por años, y que no se quiso sujetar a sus caprichos extremistas. Una parte de la derecha mayoritaria que no “cumplió” con los deseos de Abascal, y por ello tuvo que fundar su propio partido, una “derechita cavernícola” comúnmente ninguneada por las figuras mayores de la ultraderecha Europea en el poder en países como Hungría y Polonia, y que ha estado constantemente al acecho en países como Italia y Francia, si bien, países como Alemania y España han experimentado ultraderechas descoloridas por su pasado con el nazismo y el franquismo, ambas han tratado de conectar de alguna forma con los personajes de las ligas mayores, de ahí el evento en el que el partido de Abascal, Vox, fungió como anfitrión hace unos días. Reunión llevada a cabo en momentos en que Rusia amenaza con acciones militares cerca de la frontera con Ucrania.

Abascal en ocasiones anteriores fue ninguneado por personajes como Viktor Orbán primer ministro de Hungría o Marine Le Pen, ex candidata presidencial en Francia. Considerado fuera del “circulo interno” de la ultra derecha, Abascal fue enviado a una misión para probar su valía, y ésta consistió principalmente en sumar a la causa a grupos cercanos o afines a la ultraderecha en América con el fin de “acercarlas” a las ultraderechas mayores en Europa, de más estaría decir que Abascal no ha tenido éxito en su labor de “conquista”. La ultraderecha en América Latina no está bien posicionada luego del descalabro llamado “Trump”, y la demás representación por parte de el Yunque en México, de Bolsonaro en Brasil y de José Antonio Kast en Chile, está más identificada con la intolerancia, la misoginia, el racismo y la homofobia, un rápido repaso de los principales “líderes” de la ultraderecha, será suficiente para rápidamente darse cuenta de que no hay lugar para la mujer, y lo que se busca por parte de ésta ala política, es evitar a toda costa un cambio generacional, en el cual el rol de la mujer es más predominante que en el pasado.

Parte de la “estrategia” que intentó usar Abascal para la “conquista” de América fue el de desarrollar el abstracto concepto de la “Iberósfera”, que podria sonar como algo muy profundo y a la vez disperso, por un lado cercano al concepto de la “manosphera”, cultivado por la machista “alt right”, algo parecida al concepto de la “eurasia” de Dugin, una palabra que ambiciosamente querría englobar sitios, blogs y redes sociales de iberoamérica, pero que no es otra cosa que, el viejo concepto de mercadotécnica de ampliar su mercado a otros países de habla hispana, lo hicieron artistas como Julio Iglesias o los Hombres G y lo hacen políticos como Podemos, así que no sorprende en lo absoluto que ante su escaso atractivo en Europa, Abascal haya acudido desesperado a América Latina a tratar de asustar incautos advirtiendo sobre una imaginaria amenaza “comunista”. Cabe señalar que a pesar de esto, el “plan de acción” de Abascal llega tarde, y lleva por lo menos 15 años de atraso contra los de los partidos ultra conservadores grandes de Europa. Años en los que fuimos testigos de la ultraderecha surgiendo y extinguiéndose en el Reino Unido, representados por el UKIP, años en que en Holanda, el partido de “un solo hombre”, de Geert Wilders, obtuvo mucha publicidad y después fue olvidado. Una época en que la ultraderecha creció gracias al financiamiento de Rusia, cuando Vladimir Putin igual apoyo partidos de extrema derecha y de izquierda radical con el fin de usar el nacionalismo para dividir a Europa, si bien,  el nacionalismo desmembró a la URSS luego de la caída del comunismo, éste se convirtió en la receta elegida por Putin para aplicar en Europa y buscar destruir la Unión Europea, el proyecto transaccional que ha extinguido las guerras en Europa. Putin necesita una Europa dividida para poder tener más poder de negociación y más influencia sobre el Occidente. Una Europa fuerte y unida dejan expuestas las muchas deficiencias de la Rusia de Putin.

No es el mejor momento para la ultraderecha global, ni europea, dos de los tres principales referentes han quedado fuera de combate. Steve Bannon, quien fuera el ideólogo tras Donald Trump fue sacudido por fuertes acusaciones de ser financiado por el magnate chino Guo Wengui, cabeza de una red de desinformación, el concepto del “virus chino” que constantemente repetía Donald Trump, y los testigos y estudios que supuestamente señalaban a China como creadores del Covid 19, salieron de las agencias de desinformación de Wengui. En cuanto a Olavo Cravalho, anti vacunas y principal ideólogo de Bolsonaro, el presidente brasileño, murió hace unos días luego de contagiarse de Covid. Así la ultraderecha mundial se va quedando poco a poco sin ideólogos o sin referentes de peso, quedando solamente el ruso Aleksandr Dugin, aunque en el caso específico de Rusia, sabemos que Putin no sigue obsesivamente ninguna ideología, lo suyo es la amenaza, la extorsión, la manipulación y la ambición por el poder. La fachada de defensor de los “valores cristianos” se viene abajo por completo si consideramos su pasado como miembro de la brutal KGB, su respaldo total al gobierno Checheno, mayormente musulmán, y el alto número de abortos realizados en el país, el segundo en cifras después de China, y muy, muy superior al de los EEUU. Podríamos inferir que en años recientes, Putin ha reducido su financiamiento hacia éstos grupos de política radical en los EEUU, ya que poco ha poco han ido perdiendo terreno.

En Hungría, Viktor Orbán, referente de la ultraderecha más rancia, enfrentará por primera vez en elecciones a una oposición unida que tal vez no le alcance para p vencerle, pero que lo someterá a mayores contra pesos y cuestionamientos, algo que sin duda restará poder y margen de acción al autoritario primer ministro húngaro. En Francia, Marien Le Pen es otra de las alguna vez, importantes figuras de la ultraderecha, que ha perdido un peso increíble, alguna vez la gran rival del presidente Emmanuel Macron, hoy ha perdido influencia y poder, por un lado ha sido rebasada fuertemente por la derecha tradicional liderada por Valérie Pécresse y por el otro lado, por el aún más radical de derecha Eric Zemmour, quien ha sacado provecho y mucho, de las concesiones que Le Pen ha tenido que hacer para obtener más popularidad y aceptación. Una jugada política reciente por parte del presidente Macron respecto al tema de las vacunas, ha causado gran confusión en sus opositores, y parece estar abriéndole camino a un segundo período, en unas elecciones en las que Le Pen posiblemente ocupará una ya lejana posición después de Pécresse. Hablar de Polonia ya es todo un caso del autoritarismo conservador moderno, aunque bajo la amenaza rusa, el miedo y la desconfianza patológicas de Polonia hacia éste país parece exacerbarse y poner en aprietos su alianza con Hungría. Mientras Viktor Orbán continua siendo el mejor aliado de Rusia en la Unión Europea, Polonia prefiere acercarse a la OTAN aún más, antes que a Rusia.

Estos deben ser momentos de mucha tensión para el líder en las sombras de la Polonia ultraconservadora, Jaroslaw Kaczynski, el líder del partido PiS, que quita y pone primeros ministros a su voluntad, usándolos como títeres y desechándolos cuando ya no le son útiles. A medida que Rusia avance rumbo a Ucrania, Kaczynski tendrá que usar a su títere, el primer ministro Mateusz Morawiecki para maniobrar de forma oportunista, acercarse más a la OTAN e ir alejándose de la esfera de influencia de Vladimir Putin y de Orán, el juego ambiguo de Polonia podría ser de lo más peligroso, y sin un líder real al frente del gobierno, la deriva podría estar muy cercana. Alguien mencionó la alguna vez dominante ultraderecha italiana? Esta aparece desdibujada y desteñida con sus alguna vez dirigentes, Matteo Salvini y Giorgia Meloni incapaces de orquestar en conjunto un asalto al poder. Cada vez más y más discrepancias surgen entre ellos y es natural, la ultraderecha usa ciertos medios para avanzar, pero es irracional a la hora de buscar grandes consensos, el nacionalismo no se presta para que sus líderes operen en conjunto, de la forma en que el también nefasto socialismo ha hecho en el pasado. El socialismo busca romper el aislamiento mediante la asociación, mediante “saltarse las fronteras”, la ultraderecha enferma por el nacionalismo tiende al aislamiento y a la obsesión por las fronteras, será muy difícil ver una avance más allá de meras reuniones por parte de sus líderes en Europa, y a medida que Rusia pudiera avanzar hacia Ucrania, o que el gobierno de Putin pudiera recibir más sanciones económicas, la ultraderecha irá perdiendo cohesión, y financiamiento.

Advertisement